Claudia Rodríguez
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha tomada la responsabilidad total sobre la estrategia nacional para el delito de sustracción y venta de gasolina de los ductos propiedad de la nación, administrados por Petróleos Mexicano (Pemex) y es por eso que se ha vuelto el centro de miles de rechiflas y más, propinadas por todos quienes insisten que el fin no justifica los medios.
La falta de combustible para el consumidor en diferentes puntos de venta legales, ha desatado filas y tiempo horas-hombre invertidos, que sin duda generan excesiva molestia entre algunos sectores de la población, avivada además por la insistencia de calificar por otros más, de negativa la forma en que el mandatario federal decidió enfrentar este delito, conocido ya como huachicol.
Lo que ya no nos sorprende, es que desde dentro de la petrolera mexicana, empiecen ya a develarse las más importantes ligas de este crimen. Lo que explica por qué a mediados del 2017, Pemex determinara reservar por cinco años la información sobre pérdidas que ocasiona el huachicol a través de su red de ductos. La causa de esta discreción de cifras sobre el crimen y el saqueo a los recursos nacionales, no la va usted a creer. El argumento dado para tapaderear a los delincuentes, fue el que revelar los datos podría hacer que la propia empresa fuera blanco de diversos ataques, además de que esto dañaría directamente la estabilidad nacional, e incluso que la divulgación de los datos pondría en riesgo la vida de distintas personas (¿?), de la infraestructura propia y del medio ambiente.
Claro que llamaron al cuerpo jurídico para argumentar la respuesta anterior, porque Pemex señaló también que revelar datos del huachicol, iba en contra del secreto comercial e industrial. Así, nomás.
Todos estos delincuentes de cuello blanco, azul, rojo, negro y criminal, se enjugaban las manos para que nada cambiara en el Poder Ejecutivo, sino para perfeccionar sus delitos, luego de la elección del pasado primero de julio.
Plausibles las acciones de López Obrador para combatir de frente al crimen que no sólo se trata de la venta a menor precio del combustible como producto final, sino que igual esta gasolina mueve y da poder al crimen de tráfico ilegal de todo tipo; incluso los narcotraficantes para refinar sólo un kilo de cocaína, requieren entre 25 a 50 litros de gasolina.
¿Es verdad que queremos llenar los tanques de gasolina de nuestros vehículos particulares y de trabajo, aún a costa de incentivar a la delincuencia que pone en riesgo a nuestra familia, nuestros más cercanos y a nosotros mismos?
Acta Divina… “El proporcionar esta información coloca en alta posibilidad a esta empresa de sufrir algún tipo de atentado o que se destruya la infraestructura de transporte, con lo cual se puede dañar la estabilidad financiera y económica del país, ya que se podrían perder capitales de inversión extranjera y nacionales, así como afectar de manera directa a la economía de las familias mexicanas, derivado de desabasto de petróleo y demás hidrocarburos. Esto se trata sin duda alguna de un tema de seguridad nacional”: Pemex, enero de 2018.
Para advertir… Y pese a la negativa del corporativo petrolero mexicano, todos sabemos que año con año, el número de tomas clandestinas en la red de ductos de gasolinas, esta iba en aumento.
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