Claudia Rodríguez
La fatalidad tocó a Tlahuelilpan, Hidalgo, el fin de semana anterior, y la catástrofe que ya recorrió las primeras planas y principales líneas de noticieros de muchos confines del mundo, no fue mero accidente. En Tlahuelilpan quizá la muerte se cocinó desde hace tiempo, además de que dio alertas de explosión con tintes de horror, desde el pasado 6 de enero.
Tlahuelilpan, uno de los 84 municipios del estado de Hidalgo, no es una región de marcada pobreza, en donde incluso el índice de la misma se considera como muy bajo. En realidad en este municipio hidalguense, el ingreso per cápita asciende en promedio hasta a 60 mil pesos, ubicándose en la lista de menor pobreza y en el número 25 dentro de la misma entidad hidalguense.
Con datos de 2015 de acuerdo al Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI), la agricultura y la ganadería son las actividades más visibles en el municipio en el que el viernes pasado, la explosión de un ducto, lo vistió de luto. Se cultiva alfalfa, maíz, frijol, avena forrajera y calabacitas, y se sacrifican al año alrededor de 5 000 de cabezas de ganado bovino y porcino al año.
No obstante, la realidad es que Tlahuelilpan, junto con otros municipios que conforman el Valle del Mezquital, ha sido brutalmente secuestrado por la actividad del huachicomenudeo; mismo que inicia con perforar clandestinamente los ductos de gasolina de Petróleos Mexicanos (Pemex), llenar bidones, almacenarlos y al final, ofrecer el servicio vía redes para entregar el combustible hasta la puerta del domicilio indicado o al lugar que se encuentre el automotor, tal y como lo imaginó Javi de “Nosotros los nobles”.
El domingo 6 de enero por la noche de este mismo año, en la colonia Cerro de la Cruz de Tlahuelilpan, explotó una bodega que se utilizó para almacenar hidrocarburo clandestino, por lo que entonces se desalojaron a varios vecinos de las zonas aledañas, al grado que tres predios más, también fueron afectados.
Por fortuna no hubo lesionados.
Pero en 2018, en la misma región hidalguense, se registraron 14 incendios de bodegas clandestinas de hidrocarburo, al grado no sólo de cobrar vidas con final de calcinas, sino también de ser presas de comando armados.
Tlehuelilpan, hace unos días, dio visibilidad a las entrañas del huachicomenudeo.
Acta Divina… Juan Pedro Cruz Frías, alcalde de este municipio hidalguense donde explotó un ducto de combustible –producto de una perforación clandestina–, rechazó hoy domingo que sea una localidad huachicolera. Abundó Cruz Frías: “Yo jamás he mencionado que Tlahuelilpan es un lugar de huachicoleros, definitivamente no (lo es). Las personas que perdieron aquí la vida son víctimas por la falta de oportunidades que ha habido. El abandono del gobierno federal. Lamentablemente algunas personas aprovechan la oportunidad para sacar tajada personal, para asomar la cabeza políticamente”.
Para advertir… Ante la omisión, la complicidad.
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