- A AMLO le ocurrió lo que a Vicente Fox. Tuvo y tiene la oportunidad de la transición, de la reforma del Estado, de sentar las bases de la IV República, pero se inclina ya por la restauración de la presidencia imperial
Gregorio Ortega Molina
Lo peor que puede ocurrirle a un gobernado, es que destruyan su confianza en él mismo, que descrea de su propia capacidad para llevar seguridad y alimento a su hogar, y lo transformen en incapaz, en una máquina automática de extender las manos para recibir las dádivas de los gobernantes.
Habrá que medir con honestidad valiente las tasas de desempleo creadas por las políticas públicas, que desarman a madres y padres de familia y a los recién ingresados al mercado laboral. Las ambiciones políticas del nuevo grupo en el poder reclaman baraja nueva en la burocracia, además de la disminución de la plantilla laboral y de los salarios de los círculos del poder. De tener un éxito rotundo en esta materia, las consecuencias serán desastrosas para la economía.
Lo inmediato y perceptible es que la IV Transformación se mantiene golosa y empeñada en engrosar su clientela electoral, a través de los nuevos programas de apoyo económico y gasto social (las tandas anunciadas en Iztapalapa), lo que fortalece su desprecio por los criterios financieros de una globalización de la cual parece imposible sustraerse.
Si la hipótesis es válida y el desempleo crece, se requerirá mayor gasto social, pero al contrario de lo urgente, el mercado decrecerá y aquellos que contrataron créditos de diverso tipo mientras estuvieron empleados, pronto se convertirán en cartera vencida, posiblemente tan importante como la que produjo el error de diciembre. El tiempo indicará sus niveles, y posiblemente la pérdida de propiedades, al no poder saldarse las mensualidades de las hipotecas.
¿Qué sucede anímicamente con esos desempleados que dejan de acudir a las tiendas departamentales y además pierden sus propiedades? Las políticas públicas los convierten en mexicanos inútiles, rencorosos y vengativos, y sí, crecerían los aficionados a quedar inscritos en los programas sociales, pero sólo mientras el dinero gratuito llega a sus manos, y así no hay PIB que alcance. Siguen el desengaño y el empobrecimiento acelerado.
De mayores consecuencias que la pérdida de confianza de los mexicanos en su gobierno, es la disminución de su valor como persona, es la destrucción anímica del ser del gobernado, porque dejará atrás la solidaridad con el México bueno, para convertirse en sicario, narco, halcón o huachicolero. El costo del desengaño puede resultar cabrón.
A AMLO le ocurrió lo que a Vicente Fox. Tuvo y tiene la oportunidad de la transición, de la reforma del Estado, de sentar las bases de la IV República, pero se inclina ya por la restauración de la presidencia imperial.
www.gregorioortega.blog
@OrtegaGregorio