Claudia Rodríguez
Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España en visita a México hace unos días, además de viajar en su calidad de mandatario extranjero en el mismísimo Jetta blanco en el que igual se traslada de manera cotidiana el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, también recibió una lección sobre política exterior y libre determinación de los pueblos.
Pese a que el mandatario Sánchez llegó a México con un regalo personalísimo para López Obrador, no recibió el primero, todo lo que esperaba.
El presidente del gobierno español en su visita oficial con más puntos a tratar que solo el refrendar los lazos entre España y México; obsequió al presidente Andrés Manuel López Obrador, el acta de nacimiento del abuelo de este último, lo que calificó Sánchez, como un presente personalísimo.
Más Sánchez tenía en su agenda de trabajo internacional, más puntos a tratar que el refrendo de los lazos hispanoamericanos. Venía con la encomienda de que nuestro Gobierno se adhiriera al ultimátum hacia Nicolás Maduro, presiente de Venezuela, para que diera paso a lo que muchas naciones e individuos, nombran como un gobierno democrático con todo y la bota estadounidense.
El mandatario español así lo hizo saber y enunció que ya España lideraba a un grupo en Europa que intentaba resolver la crisis venezolana con la “notificación” a Maduro de que diera paso al reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela que a la vez convocara a elecciones.
Pero Andrés Manuel, de manera pública le hizo saber a Sánchez, que su gobierno mantendría su posición de no intervención y apoyó su postura con una cátedra con la que explicó por qué no se firmó la Declaración de Lima sobre Venezuela, ni se firmará.
Dejó claro López Obrador a Sánchez –y otros más que prestaran oídos–, que nuestra política exterior se rige por la máxima juarista del respeto al derecho ajeno y el cuidado de no intervenir en política interna porque no se quiere que otros países intervengan en asuntos que sólo competen a los pueblos de cada nación. Lo cual no pasa por el desconocimiento o reconocimiento de otros gobiernos y acotó su disposición invariable al diálogo para facilitar el entendimiento entre las partes.
El presidente de México reivindicó la diplomacia y la política como fórmula para evitar la violencia y alcanzar entendimientos, y sua palabraa ya se replican en otros puntos del orbe para enmarcar la negativa de la intromisión extranjera a Venezuela y cualquier otra nación.
La teoría del “metiche” hasta en lo cotidiano, acarrea responsabilidades.
Acta Divina… “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, enunció el presidente Andrés Manuel López Obrador, haciendo eco de la máxima juerense en torno a la crisis Venezolana ya de corte internacional.
Para advertir… La libre autodeterminación de los pueblos es una defensa propia a nuestra soberanía.
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