Claudia Rodríguez
Del anuncio que hiciera la mañana de ayer Angélica Rivera, sobre su petición de divorcio a Enrique Peña Nieto, no hay novedad oculta; pero sí la venganza de “La Gaviota° por exhibir al ex presidente de México y sus maquiavélicos, verdaderos y personalísimo intereses, aun cuando hubiera estado en la posición de gobernar a millones de personas.
Desde el mismo momento en que se tejió el cuento de hadas de la boda de una de las actrices de protagónicos de la empresa Televisa –papel para el que se sabe adicionaron más— y el gobernador mexiquense y priista con serias aspiraciones a la candidatura presidencial; las investigaciones arrojaron un interés mediático y propagandístico de por medio, augurando la disolución del matrimonio, apenas terminara el sexenio en caso como sucedió, de ganar las elecciones presidenciales el político priista.
Se fueron revelando poco a poco distintos hechos a partir del matrimonio entre Rivera y Peña, desde cómo incluso las múltiples infidelidades de este último, fueron factor para agravar la enfermedad de epilepsia de su primera esposa Mónica Pretelini, de quien Peña no logra explicar todavía, bien a bien, cuales las causas de su deceso y la forma en que sucedió.
Las mentiras que se contaron sobre la no necesaria anulación eclesiástica del matrimonio anterior de Rivera con el padre de sus tres hijas, José Alberto Castro (El Gúero Castro), más que dar un tono de historia de amor verdadera, sólo abonan a que Peña requería específicamente la figura femenina de una esposa a su lado, tal vez sólo para sumar votos y acallar voces malintencionadas o metiches.
De igual forma se supo no sólo de otras mujeres en la vida de Peña, sino de hijos fuera de matrimonio, donde incluso pende el no reconocimiento legal, de uno de ellos; que se convierte esa sí, en una de las peores infamias de un progenitor.
Se supo también, que en cada evento público, Peña no dejaba de lado sus impulsos seductores para con alguna mujer ahí presente.
La vida íntima de los gobernantes es o no de interés de los gobernados, ha sido un planteamiento que tiene distintas respuestas. Y claro que la infidelidad sexual para los psicoanalistas, es un reflejo más de cómo es el manejo hipócrita, inmoral y no asertivo en otros terrenos, de los individuos que la practican.
Que Peña Nieto le es infiel a Rivera, de verdad no es noticia. Sólo viene a confirmar las tramas oscuras que se tejen y firman bajo contrato, para engañar y despojar a pueblos enteros.
Acta Divina…“Lamento profundamente esta situación tan dolorosa para mí y para nuestros hijos. Por tal motivo he tomado la decisión de divorciarme. A mi esposo, siempre le entregue con amor mi tiempo y esfuerzo para cumplir como esposa, compañera y madre. Hoy toda mi energía, fuerza y amor está enfocada en seguir siendo una buena madre, en recuperar mi vida y mi carrera profesional”: señaló Angélica Rivera, destacando que apenas viene la separación formal.
Para advertir… Hasta la tarde-noche de ayer, Peña Nieto no había aportado verbalmente a la telenovela, ahora en su capítulo del divorcio y la infidelidad.
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