Francisco Gómez Maza
• Por lo que se ve, al nuevo gobierno le importa un bledo Ficht y cia
• Lo que no han reparado los expertocratas es que este es otro modelo
En lo que no han reparado los expertólogos, los comentócratas fallidos, los itamitas, los economicistas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de Wall Street, los neoliberales de Manchester y de Chicago, los “analistas” de las llamadas calificadoras de riesgo, es que el modelo de economía en México cambió con la llegada, por una descomunal votación de 30 millones, a la presidencia de la república de Andrés Manuel López Obrador.
El modelo fallido, fracasado, caduco, de los gobiernos de la revolución no funcionó ni para apuntalar a las empresas nacionales de capital privado; sólo a unos cuantos compadres, amigotes, padrinos, capos del narco; el neoliberalismo echó por la borda los logros del los actores económicos, principalmente la mediana, pequeña y micro empresa y, mayormente, los de los trabajadores. Floreció la corrupción en Los Pinos y en toda la estructura de la cleptocracia.
El modelo económico, sin pies ni cabeza, apoyó sin límites a la gran empresa de la delincuencia organizada y el narcotráfico se infló de riqueza de manera exponencial. Ni siquiera capitalistas como Carlos Slim pudieron competir con los millonarios de las drogas ilícitas.
Las relaciones entre Capital y Fuerza de Trabajo no funcionaron en ese modelo librecambista recetado a los gobiernos del neoliberalismo caduco por los revolucionarios silenciosos de aquel francés ignominioso, llamado Michel Camdessus. La actividad económica se pasmó durante por lo menos 30 años.
En ese desgarriate, en ese río revuelto, los únicos ganadores fueron las grandes empresas globalizadoras, la exportadoras, el capital trasnacional y extranjero y la producción, explotación y exportación de estupefacientes, comercio que generó riqueza infinitamente mayor que la que generó el aparato productivo formal e informal en estos años de cevicia y hurto a lo bestia.
Claro que hubo un cambio de modelo, con la llegada de López Obrador, pese a quienes estén a su favor o quienes lo odien con todo su corazón. En este modelo nuevo, y esto nunca lo entenderán los enemigos del tabasqueño y aunque lo entendiesen nunca lo van a reconocer. Pierde importancia la opinión de los que siempre han llevado las riendas de la economía, particularmente los economistas sin patria del FMI, y los analistas del capitalismo privado de las grandes corporaciones financieras.
Por ese cambio es que al nuevo gobierno le tienen sin cuidado las calificaciones de las llamadas calificadoras, aunque Ficht Ratings considere, y lo diga a los cuatro vientos, insuficiente el anuncio del gobierno federal de una inyección adicional de 25 mil millones de pesos para reducir la carga fiscal de la mal llamada empresa productiva del estado.
La calificadora Fitch Ratings consideró insuficiente el anuncio matutino del Gobierno de México de inyectar 25 mil millones de pesos (mdp) adicionales al presupuesto de Petróleos Mexicanos (Pemex). “No será suficiente para prevenir el deterioro de la calidad crediticia de la compañía”, aseguró Fitch Ratings. La calificadora crediticia consideró que, aunque la combinación de las medidas anunciadas para 2019 suman aproximadamente 5.2 mil millones de dólares (mmdd) y pueden ayudar a que la empresa no incremente el nivel de deuda, no se modificará la calificación crediticia. La verdad, la opinión de Fitch le tiene sin cuidado a los economistas del nuevo gobierno. Inclusive ya anunció que no se va a endeudar más a Pemex y que va a cumplir con todos los compromisos del pago del servicio y del capital de la enorme deuda que dejaron los gobiernos de la revolución neoliberal.
Así que los analistas de las calificadoras pueden decir misa. No están tratando con sus pares fondomonetaristas. Esto es otro cantar. Tampoco vayan a pensar que es Cuba, o Venezuela. Ni siquiera Rusia y menos la China, que ya van a la cabeza de la economía mundial.
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