Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Una de las armas de destrucción masiva contra la que los avisados encienden las alertas, es lo que se conoce como lenguaje jesuítico, no necesariamente atribuible a la Compañía de Jesús.
Puestos en latín o en español, la recomendación es leer entre líneas las letras chiquitas, los retruécanos, los eufemismos, las palabras con doble sentido, la interpretación a modo de citas bíblicas, etcétera.
Los tecnócratas neoliberales suelen endulzar la píldora o dar atole con el dedo en sus discursos públicos para ocultar fines aviesos.
El petróleo sigue siendo “de todos los mexicanos”
Verbigracia: A la entrega del patrimonio público -que es propiedad de la nación- a particulares, se le llamó simplemente desincorporación. Así ocurrió con el sistema de banca y crédito, ahora desnacionalizado.
De lo que queda del petróleo, se sigue diciendo que es propiedad de todos los mexicanos; no de las inmortales Siete hermanas, de nuevo en México.
Para que la mano invisible del mercado siga medrando a sus anchas, el verbo es desregulación.
En todo aquello en que, por mandato de la Constitución, el Estado está obligado a tutelar los Derechos Sociales, la forma es flexibilización.
Se aplicó a la hora de vulnerar, por ejemplo, los contratos ley o los contratos colectivos de trabajo.
Esa figura capciosa la encontramos en un proyecto de ley que se discute en San Lázaro.
Otra vez, sobre los ahorros de los trabajadores para el retiro
No para cualquier cosa, sino para la administración privatizada de los recursos ahorrados por trabajadores y empleados para su retiro, supuestamente para que gocen de una vejez digna. Ni la burla perdonan.
“Flexibilizar”, se dice, la gestión financiera de las Administradoras de Fondos para el Retiro y, por supuesto, de las Sociedades de Inversión Especializadas.
Encontramos en el texto comentado, la grave advertencia de que la subcuenta de los no afiliados, puede ser expuesta al embargo. Hecho en ensayo, por qué no darle el mismo trato cuando se trate de las cuentas individuales de los sí afiliados.
En un ejercicio metafísico, unas líneas del dictamen previo hablan de justicia entre los servicios prestados (por las administradoras e inversoras, se supone) y los beneficios esperados por los ahorradores. ¿Por qué “esperados”, y no satisfechos?
El asunto lo trata, of course, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. El dictamen se da ya por planchado.
En esta temporada de, todo a consulta, no se sabe que las representaciones de los trabajadores y empleados, así sean las charras, hayan sido llamadas a opinar sobre ese flexible proyecto a punto de bajar al pleno.
Lo que vendría después del huevo de la serpiente
Puesto el huevo de la serpiente, lo que seguiría es el incremento de la tasa de cotización para el retiro, quizá hasta el 15 por ciento, y una eventual revisión al alza del porcentaje de los fondos de ahorro destinados al mercado especulativo, en el que medran, en primer lugar, el gobierno y, a renglón seguido, los corporativos privados, incluyendo los extranjeros.
Lo concluye la conseja popular: La mula no era arisca, la hicieron a palos. Obvio.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.