* Los he conquistado con envidia y codicia y me seguirán, pues sólo así podrán renacer. Bajo mi mando recobrarán su orgullo. Me pedirán que los dirija, y sus hijos se lo pedirán al mío: Leónidas
Gregorio Ortega Molina
El riesgo de parecer invencible, es creérselo; el de ser despreciativo, convertirse en despreciado; el de cucar al México bueno y sabio contra los fifís, es quedar en medio, sin respuestas y sin apoyos. El verdadero peligro para AMLO es fallarse a él mismo, traicionarse y fracasar, por ese exceso de confianza que lo convierte, ya, en un político incumplido.
¿Por qué dejó de cumplir? Al decidirse por el perdón abrió un vacío a las expectativas de la 4T, porque si bien quienes sufragaron a su favor no esperaron como respuesta un baño de sangre, deseaban y desean la purificación del ámbito político para desterrar la corrupción. Anhelaron y desesperaron por castigos ejemplares, pero es tan rápida la velocidad de los acontecimientos suscitados por la búsqueda de una regeneración nacional, que el México que depositó su fe en AMLO intuyó que no habrá cárcel, y que es posible esa hipótesis que lo convierte en el quintacolumnista perfecto, porque infiltró su propio movimiento para consolidar el neoliberalismo económico y lo iniciado en 1982, a cambio de alcanzar su objetivo: ser presidente de la República.
La torpe idea de crear un grupo político que le sirviese de contrapeso al poder, muestra el desconcierto que priva entre los políticos y quienes están seguros de estar del lado bueno de la historia. Decidieron confrontarlo sin saber nada de su carácter, de sus fortalezas y debilidades, de los compromisos contraídos para alcanzar el poder, ese mismo que es más fácil conquistar que desprenderse oportunamente y en tiempo constitucional de él.
Sí, el presidente constitucional de todos los mexicanos es su único contrapeso y su principal opositor, pues tiene la certeza de conducirse y ser idéntico a uno de esos Jueces bíblicos, o la suma de todos, siendo tan solo la réplica perfecta del Hijo Pródigo. Regresa a casa -el Cenáculo del poder- para ser recibido con los brazos abiertos y acaparar a manos llenas privilegios, respeto, afecto y amor de los que permanecieron en el hogar con el propósito de cuidarlo para él.
Mary Renault rescata para sus lectores en Fuego del Paraíso una reflexión de Leónidas: “Decidles a todos que Grecia me obedecerá dentro de diez años, porque la ciudad no puede confiar en la ciudad, de la misma forma que un hombre no puede confiar en otro hombre. Han olvidado todo, incluso lo que vosotros les mostráis cotidianamente: cómo permanecer y morir. Los he conquistado con envidia y codicia y me seguirán, pues sólo así podrán renacer. Bajo mi mando recobrarán su orgullo. Me pedirán que los dirija, y sus hijos se lo pedirán al mío”.
Luego la HISTORIA reordenó el cauce de los acontecimientos.
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