* Lo siento por AMLO y su proyecto. No pudo haber tenido peor vecino en la Casa Blanca, aunque quizá es lo que deseaba, porque terminó por darse cuenta de que el mando requiere de una flexibilidad de conciencia que no sería capaz de soportar. ¿O sí?
Gregorio Ortega Molina
Luis Videgaray y Bernardo Gómez deben mantener una estrecha relación de índole política, de otra manera no se entiende la cena de AMLO con Jared Kushner, en la que los otros comensales no fueron convidados de piedra. Si no dijeron esta boca es mía durante el ágape, tiempo tuvieron después para saber qué les corresponde como responsabilidad.
El encuentro significa que en el gobierno mexicano fueron enterados de que la trama rusa sería desechada, aunque no los otros factores de riesgo para la economía estadounidense. El encuentro era obligado, y los compromisos que corresponderá desahogar a los mexicanos, nos irán apareciendo como proyectos originales de las políticas públicas de la 4T.
Si en algún momento dudé de las posibilidades de reelección de Donaldo Trump, ahora creo que al menos obtendrá la nominación del Partido Republicano, aunque el triunfo dependa, en gran medida, de la sorpresa que dé el Partido Demócrata con el nombre de su candidato.
Es posible que todo el gobierno de AMLO vaya acompañado del discurso, los agravios y las agresiones que requiera el presidente de Estados Unidos para lograr que arraigue ese nacionalismo expresado en America first.
Hemos de estar atentos a la ratificación y puesta en marcha del nuevo tratado comercial pactado con Canadá y Estados Unidos, pero sobre todo a la manera en que las políticas migratorias inclinen la balanza del desempleo, la inseguridad, la violencia, el narcotráfico y sus variantes todas, porque lo que se dirime, en lo inmediato, es la conformación, o no, de un área regional para América del Norte, en la que a México parece corresponderle ser el vigilante de los servicios generales.
Naturalmente habrá 4T, pero no caminará por la vereda señalada por su líder e ideólogo, sino por el camino definido en la exigencia de un muro que no requiere de materiales para construirse, porque ha sido y es edificado en la mayoría de los estadounidenses que, como los nazis en su relación con los judíos, rechazan a los “frijoleros y demás razas del subcontinente”, pero ruegan porque les limpien los excusados y las nalgas, ya no digamos trabajarles la tierra para que se produzca lo que comen.
Lo siento por AMLO y su proyecto. No pudo haber tenido peor vecino en la Casa Blanca, aunque quizá es lo que deseaba, porque terminó por darse cuenta de que el mando requiere de una flexibilidad de conciencia que no sería capaz de soportar. ¿O sí?
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