Francisco Gómez Maza
• Hay un gran movimiento en los mercados
• Peso y Bolsa, caminan a todo vapor
En recuerdo de mi pequeño Luis Francisco
No estoy seguro de que las previsiones del Banco de México y del Fondo Monetario Internacional en el sentido de que la economía de México seguirá estancad y que no rebase, como desde hace poco más de tres décadas, el uno o uno y medio, e inclusive el 2 por ciento de crecimiento del producto interno bruto. No le veo razones.
El mercado interno se ha estado moviendo y se ve que el dinero está circulando en la economía real, hasta en los estratos medios bajos. Los almacenes siempre están atascados de consumidores, los mercados públicos, repletos de gente comprando. Y curiosamente, si usted mira las canastas móviles de los supermercados no están cargadas de artículos de primera necesidad, sino generalmente de productos prescindibles, que no se verían si no hubiera dinero en circulación. Esto, claro, pasa en las grandes ciudades.
Habría que ver si también ocurre en las ciudades medianas y en las poblaciones campiranas. No estoy seguro, pues, que los economistas del instituto bancario central estén tomando en cuenta en movimiento económico comercial que se está dando en el país para elaborar sus previsiones, que no son nada halagadoras para el futuro inmediato (2018-2019) de la marcha de la economía. Advierto que estoy escribiendo de memoria, de lo que veo en la calle, de mi experiencia como observador que va a los supermercados, a los mercados públicos y a los tianguis, donde la gente del pueblo, de clase media para abajo, a los camiones donde los acaparadores venden la verdura y la fruta. La carne no se mueve de precio. Curiosamente el aguacate está comprable. Hay productos casos como las manzanas, pero esos siempre han sido caros. Y la gente no los compra.
Pero más me llama la atención dos hechos que son realmente importantes para medir el comportamiento futuro de la economía. La política cambiaria y la política bursátil. El tipo de cambio está en los límites y no se ha movido ni para atrás ni para adelante. Es más, en estos meses el peso mexicano se ha fortalecido, quizá por los movimientos negativos que ha padecido el dólar estadounidense frente a otras divisas fuertes. Claro, el tipo de cambio es un arma de dos filos. Una cotización mayor ayuda a que actividades como el turismo se vean beneficiadas, pero no ayuda a quienes tienen que cambiar dólares para pagar sus importaciones de materias primas y de maquinaria y equipo. Pero en general es un buen signo de que el mercado es favorable para una economía.
El segundo fenómeno es el comportamiento del mercado de valores que ha tenido éxitos que nunca había prolongado más allá de un trimestre, y ya lleva cuatro meses de ganancias. Esto es muy positivo porque el mercado de valores viene resultando un termómetro de la temperatura de la economía en general. Si a la bolsa le va bien, esto significa que la economía en general está marchando hacia el progreso. Pero mejor esperemos. No vaya a ser esta situación, como dicen en mi tierra, flor de un trimestre. Lo que alienta es que, por primera vez en muchos años, en muchos sexenios, se palpa el optimismo en los mercados. Y la economía, aunque usted no lo crea, se mueve para arriba o para abajo movida por las emociones, por las actitudes, tiene alma y ésta es sumamente sensible. No son sólo los números y los vectores fríos los que la hacen vivir. De ahí que yo creo en el alma de las cosas, aunque usted no lo crea.
Lo cierto es que las previsiones del comportamiento de la economía mexicana tanto del banco central como del Fondo Monetario Internacional no me laten. Chocan con la intensa actividad económica y comercial que se siente al salir a las calles de las ciudades y pueblos. Pero mejor, como decía mi amigo Roberto Coello Trejo, en aquella memorable columna que escribía en La Voz del Sureste, mejor veremos y diremos.
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