Francisco Gómez Maza
• La información sólo es relleno
• Lo que importa es la publicidad
Un gran medio de “información” periodística, y me referiré al periódico impreso, que es donde he desarrollado este maravilloso oficio de investigar, entrevistar, ver, oír escuchar, seamos sinceros y honestos, no es más que un medio de propaganda y publicidad. Su éxito se mide por los ingresos monetarios que alcanza con la venta de sus espacios a las agencias de publicidad y al aparato político. No hay más.
La información que yo recabo, que investigan los reporteros, los periodistas, no es más que relleno de los espacios en blanco que dejan los anuncios – avisos les llamábamos en la prehistoria del periodismo – de las grandes empresas, de las medianas y de las pequeñas que los compran, a veces a precio de oro.
Eso, lo recuerdo muy bien, nos decían los viejos lobos del periodismo nacional y mundial. Los periódicos impresos, y por extensión, los tiempos de la radio y la televisión, no son más que medios de propaganda y publicidad. La información importa un comino mientras los espacios, antes se medían por cuadratines, o los tiempos de la radio y la tv, estén llenos, rebosantes de publicidad pagada.
Así que quienes creen en la gran prensa, escrita, radial o televisada, son engañados o se auto engañan. Los espacios en donde se publican las reflexiones, los análisis, los reportajes duros son muy contados y, generalmente, están ubicados en los rincones del medio, donde no tiene sentido publicar la publicidad porque nadie la vería.
Poco más de medio siglo me pasé discutiendo este asunto con los señorones del periodismo nacional. Pero tuve que aceptar, sin conceder, que el periodismo es un negocio más en la vida de la sociedad. No es aquel sueño guajiro que me inculcaron en la Escuela de Periodismo; no es la lucha de los grandes periodistas de la reforma o el de los precursores de la revolución mexicana. Aquí, ayer, hoy y siempre, el periódico, sea impreso o electrónico, es un medio para hacer dinero, dinero bueno y dinero sucio. Y si es sucio mejor porque el dinero sucio no paga impuestos. Yo trabajé como reportero en un diario nacional en el que cada quincena se me pagaba una parte de mi salario y tenía que pasar a ver a la secretaria del director para que me diera un sobre con el complemento. O sea, que pagaba impuestos sólo por lo que me daban por la nómina. El del sobresito amarillo se iba a mi bolsillo sin problemas, y no era que me estuvieran corrompiendo. Así era el sueño del periódico con tal de no pagar grandes gravámenes.
Así que nadie se llame a engaño. Como escribí hace un día en la networks, los grandes medios, la prensa escrita, la radio y la televisión no son más que voceros de la oligarquía y conspiran en contra de los trabajadores, palabras más, palabras menos.
Y en estos tiempos de las famosas TIC, habremos de concluir lo mismo. Circulan en la WEB millones de páginas digitales de “periodismo”, pero en realidad son medios de publicidad hasta de trata de personas. Hasta ahí ha llegado el “periodismo” contemporáneo. Me van a decir que hay medios serios y profesionales, conscientes, que dedican sus espacios al periodismo de investigación. Claro que los hay y en buena hora. Sería desastroso que todo estuviera lleno de heces. Pero esos medios viven de la pobreza. Los grandes vendedores de publicidad no se fijan en ellos. Viven de milagro o porque quienes los hacen han resuelto su situación económica personal y familiar.
Entre tanto, seguiremos soportando, ab infinitum, a los grandes medios que cobran para no pegar o pegan para cobrar. Se acabaron los medios democráticos. Como dicen en mi tierra, “caso hay”.
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