Ramsés Ancira
La defensora de los derechos de la mujer y por la igualdad de género, antropóloga y catedrática emérita de la UNAM, Marta Lamas; Ángeles Mastretta escritora de Arráncame la Vida, una de las novelas mexicanas más importantes en la historia reciente de nuestro país y la brillante directora de la película Las Horas Contigo, Catalina Aguilar Mastretta, son consideradas por el evasor fiscal internacional Alfredo Jalife, como parte del “antiMéxico”.
El escritor y analista geopolítico Maruan Antaki; la activista internacional por los derechos humanos y directora de Freedom House, Mariclaire Acosta; el poeta y literato premiado nacionalmente, Javier Sicilia; el compositor Mario Lavista; la investigadora Soledad Loaeza, los galardonados escritores Xavier Velasco y Juan Villoro, forman parte, según Jalife, de este complot contra él, que en su decir revela a los enemigos de México.
Seguramente, en su mayoría, estos personajes estarían de acuerdo con la frase de Voltaire, “Puedo estar en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho de decirlo”, sin embargo, la excepción a esta regla son los decires que, como el nazismo, el fascismo, el machismo o el estalinismo, todos los extremismos que representa Jalife, causan odio, destrucción y muerte de millones de personas.
Junto conmigo, Premio Bellas Artes de literatura testimonial Carlos Montemayor, ellas y ellos son parte del grupo de 142 personas que firmamos una carta en la que denunciamos el método Jalife para brillar en las redes sociales: infamias, insultos, amenazas, calumnias, discriminación racial y religiosa, acusaciones sin pruebas a todos sus enemigos de ser socios de cárteles, el uso faccioso de Búho Legal para hacer creer que personas homónimas, son las mismas que sus críticos más feroces.
El uso de verdades a medias para construir calumnias completas, los juegos de palabras de doble sentido (tal vez para encubrir su propia y negada homosexualidad; sus complejos por problemas de esterilidad, o quizá, para curarse en salud ante la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera, por transferir fondos al extranjero) son parte del método Jalife.
Un buen porcentaje de este grupo de firmantes votó por López Obrador por considerar que representaba una alternativa de cambio real. El tiempo dirá si la decisión fue acertada, pero Jalife se escuda en el político tabasqueño para difundir la sensación de que se le atacaba por sus preferencias políticas y no por el discurso misógino, mismo que ha provocado la resolución a la causa 43/2018 del decimocuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa. En esta se ordena a la Universidad Nacional Autónoma de México aplicar el protocolo de violencia de género por la afectación que sufrieron estudiantes de esta casa de estudios.
La sentencia contra Jalife fue firmada por unanimidad de votos de los Magistrados Emma Gaspar Santana (Presidenta), Gaspar Paulín Carmona, (Ponente) y J. Jesús Gutiérrez Legorreta, “lo resolvieron y firman los integrantes del Decimocuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, ante la Secretaria de Acuerdos, quien autoriza y da fe”.
La entrevista que le regalaron ocho mexicanos productores de You Tube ha vuelto a empoderar a Jalife, quien regresó fortalecido a las redes sociales. Es algo que fácilmente se puede interpretar, según lo han manifestado en otras palabras la escritora Sabina Berman y el periodista Julio Astillero, como un disparo que salió por la culata.
Sin embargo, el exceso de poder produce soberbia y Jalife, que ha regresado con nuevos bríos a la embestida, también puede hacer que se abran de nueva cuenta a la opinión púbica los casos en que se ha visto involucrado por fondos que él explica como una herencia de su abuelo, quien debe ser un excepcional caso de longevidad, ya que lo heredó cuando el sedicente analista superaba los 60 años.
No se trata de un concurso de popularidad, sobre todo porque en algunas redes sociales los prejuicios y el odio pueden ser extremadamente productivos en términos de su alcance, pero sí vale la pena en términos de historia de las mentalidades, hacer algunos aportes de cómo se formó este monstruo cibernético apellidado Jalife Rahme Barrios.
Aunque la corriente mediática pueda ser muy fuerte en favor del discriminador, no callar para no otorgar.
Historia de un odio
Jalife no tiene convicciones, tiene patrocinadores. Durante un buen tiempo cobró como informante de la embajada de Israel en México.
Jalife trabajaba como una especie de anzuelo o imán para atraer a personajes u organizaciones extremistas que pudieran representar un riesgo a la seguridad de la comunidad de ascendencia israelita en México, e introducirse a embajadas de países tradicionalmente considerados enemigos por gobiernos israelíes, como Irán, para extraer información.
Desafortunadamente para su causa, la embajada cambió de métodos y desde entonces Jalife se convirtió en un acre agresor de cualquier persona que se cruzara en su camino que tuviera apellido judío, fuera un destacado físico, escritor, periodista, cineasta, historiador o político de izquierda como es el caso de la gobernante de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin conocerle personalmente, me crucé con Jalife por los insultos desmedidos en contra de uno de los personajes que forman parte de mi trabajo México en su Memoria: Ikram Antaki.
Alfredo, quien se ostenta como doctor, sin poseer este grado académico y cuya tesis de licenciatura no se encuentra en los archivos de la UNAM, llamó a Antaki, en el menos racista de sus mensajes, y como siempre sin ningún sustento, “siria protosionista”.
En 2012, Jalife me buscó telefónicamente con el argumento de que yo le había requerido para una entrevista para el medio en el que trabajaba como corresponsal. Respetuosamente le respondí que no era así.
A mí me había enseñado José Cárdenas desde mis inicios como periodista que las entrevistas no se regalan y recordaba la frase atribuida a George Orwell: periodismo es lo que alguien no quiere que se publique, el resto no es periodismo, sino relaciones públicas.
Jalife no quería una entrevista, sino un espacio para un monólogo en que no se le cuestionara nada, tal y como se lo ofrecieron los you tubers en la producción que realizaron el primer jueves de mayo de 2019. Luego publicó exactamente lo contrario: que yo lo había buscado a él y que se negó a darme la entrevista.
Entonces el ego maniaco sujeto que se ostenta falsamente como doctor, empezó a buscar la manera de que me despidieran de Hispan TV.
La encontró con un artículo en el que destacaba la coincidencia entre el ex ministro Jorge Castañeda y el tabasqueño López Obrador sobre la ciudadanización de la política. Jalife no solo omitió esta parte central del artículo, sino que hizo varias aseveraciones calumniosas contra mi persona.
Jalife vende pesos y compra dólares para invertirlos en Líbano.
A finales de ese mismo año Jalife confesó en una conversación telefónica en árabe que: “Mi cabeza, me estoy volviendo loco, no puedo razonar lo que me estás diciendo, cada día me hablan diciéndome que ya bajo y bajo más, ponte en mi lugar, solamente quiero recuperar los 500,000 dólares, ya no quiero jugar en la bolsa, yo te dije que compraras cuando estuvieran al alza y no como tú lo haces, no quiero que ganemos 200,000 dólares en un día solo llega a los 50,000”.
La grabación que sostuvo Jalife en árabe y en inglés con su asesor financiero y la traducción al español fueron publicadas en el portal SDP noticias https://www.slideshare.net/sdpnoticias/reporte-antuan-traduccion-en-arabe.
La manera en que Jalife obtuvo los recursos para hacer una inversión millonaria en dólares no tiene respaldo legal. No corresponde a sus ingresos como columnista o profesor universitario.
La confesión de locura de Jalife, no está lejos de la realidad. Su odio contra las mujeres es una de sus manifestaciones más notables. La negación de su apellido materno, Barrios, podría ser analizada desde el punto de vista siquiátrico como una negación de sus raíces mexicanas o como parte del desprecio y misoginia que en reiteradas ocasiones manifiesta.
Esto, y no otras causas, motivaron a varias mujeres a firmar la misiva para impedir que Jalife pudiera incidir en políticas públicas. María Elena Morera, activista contra el secuestro y al menos 37 mujeres destacadas por su compromiso social y con los derechos humanos firman la misiva.
Si hoy Jalife opera por cuenta de algún poder, o sólo quiere desviar la atención ante una investigación sobre el oscuro origen de sus recursos millonarios en dólares, es una tarea pendiente. Lo que no se debe, aunque sea por mera probabilidad estadística de 142 a uno, es descalificar a algunos de los más representativos artistas y universitarios mexicanos únicamente por pedir que se preste atención a la incubación del huevo de una serpiente que pretende la violencia, la calumnia y el insulto como métodos de división y discordia entre mexicanos.