Joel Hernández Santiago
Lo de la renuncia de Germán Martínez Cázares a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social es una muy seria llamada de atención al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y una sacudida fuerte a la Cuarta Transformación que se presupone, aunque su ruta está metida en un tramo de turbulencia muy riesgosa para todos.
La llegada de Martínez Cázares a Morena en apoyo al proyecto de “Juntos haremos historia” extrañó a muchísimos en México. Un panista convencido desde sus orígenes políticos, un político de la derecha-conservadora que había sido legislador, secretario de Estado y secretario general de su partido, el de Acción Nacional, que de pronto aparece junto al candidato López Obrador era como agua y aceite juntos…
Aun así, el presidente se empeñó en darle puestos de relevancia, tanto en el Senado como, luego, a partir del 3 de diciembre de 2018 como Director General del IMSS, cargo en el que duró hasta el 21 de mayo pasado cuando presentó su renuncia y mediante una extensa carta expuso sus razones para tomar esta decisión.
La carta contiene alegatos y reclamos que tienen que ver con el modo de hacer la 4-T y que conduce hacia un quebranto institucional de grandes proporciones, por lo menos así lo presagia Martínez Cázares en su documento.
“Ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el ‘cargo’ que el ‘encargo'”, argumenta.
Y de ahí en adelanta desgrana lo que, si es así, representa una grave crisis en el sistema de seguridad social en el país, porque el IMSS representa para muchos en México la salud y la vida, sobre todo para la clase trabajadora a la que el gobierno de López Obrador dice defender.
Refiere ahí la injerencia ‘perniciosa’ de la Secretaría de Hacienda, que es decir tanto del Secretario Carlos Urzúa, como de la súper oficial Mayor, con poderes incomprensibles, la señora Raquel Buenrostro Sánchez, a quien le han puesto en las manos el sí o el no de la administración pública mexicana desde una sola oficina y desde un solo escritorio.
Acusa que el gobierno anti-neoliberal actúa en pleno como un gobierno neoliberal y que el desvío de los recursos que se pretenden obtener de recortes y bloqueos en adquisición de medicinas y equipo médico es criminal, por lo que hace a la salud de muchos mexicanos pobres.
Así que uno puede estar en desacuerdo con los vaivenes políticos de Martínez Cázares; uno puede desconfiar de un personaje que lo mismo le da “chicha que limonada”, pero en lo que uno debe estar atento es a lo cierto de su radiografía del estado de salud del IMSS y si las medidas de austeridad que se están tomando no conducirán a esa catástrofe ahí anunciada.
Y no es cualquier cosa. El IMSS es una institución de la cual dependen millones de mexicanos, mexicanos trabajadores, que a través de sus cuotas alimentan a la institución y pagan por su atención médica; los patronos pagan sus cuotas asimismo, y es, precisamente, la proporción gubernamental la que podría estarse restringiendo en detrimento de la salud y servicios
Se sabe que el gobierno federal, desde la Secretaría de Hacienda, ha venido configurando una reestructuración de 35 delegaciones estatales del IMSS. Esto es: contempla ajustar salarios y reducir de manera significativa las plazas de mando y de confianza, para lograr ahorros superiores que estiman en algo así como 254 millones de pesos anuales.
Así que habrá de explicarse en qué condiciones trabajará en adelante el IMSS para dar servicio a sus derechohabientes en condiciones apropiadas, de calidad científica y técnica, y con el grado de humanismo indispensable en tareas de atención a gente que llega ahí en situación de auxilio.
Asume la responsabilidad el político Zoe Robledo, hijo del ex gobernador de Chiapas, Eduardo Robledo. Contrario a las críticas del presidente a quienes han hecho estudios de posgrado en el extranjero, Robledo estudió Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), hizo estudios complementarios en la George Washington University, en la Universidad Complutense de Madrid y en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de Harvard.
En 2010 fue diputado local por el PRD en Chiapas, en 2012 fue coordinador de la campaña de AMLO en Chiapas, en 2017 se incorpora a la campaña de AMLO por la presidencia, es diputado por el estado de Chiapas, con licencia, y ya Director General del IMSS.
Es un personaje consecuente con el presidente López Obrador y su política de gobierno. En su discurso de aceptación del cargo el 22 de mayo no paró mientes en elogiar al presidente, a su ex jefa, la secretaria de Gobernación, pues él era en esta secretaría Sub-Secretario nombrado desde la presidencia de la República…
Tiene ahora en sus manos la decisión fuerte, la de trabajar para los millones de derechohabientes del IMSS y aportar servicios de salud de calidad, pronta, eficiente, sin distingos y, sobre todo, fortalecer las delegaciones estatales que es en donde se presenta con más intensidad el requerimiento de salud… o bien decide acatar a ojos cerrados la política de austeridad decretada por el gobierno federal.
Ambas cosas pueden ser su línea de trabajo: ahorrar en áreas en donde ciertamente pudiera haber fugas, pero también cumplir con la responsabilidad adquirida al frente del IMSS en su sentido estricto: la salud y el bienestar de los mexicanos.
Por lo pronto ya se reunió con el secretario de Hacienda. Cosa que en meses nunca logró Martínez Cázares. Lo que sigue es el control de crisis ahí, pero también que nosotros seamos cuidadosos observadores de cómo se maneja el presente y el futuro de la Institución. Ya veremos.
Ya comentaremos.