José Antonio Lara Peinado
Los niños se levantan temprano para ir de nueva cuenta a la escuela a la cual muchos de ellos no quieren ir, aún somnolientos, caminan y caminan, a lo lejos de la calle, casi enfrente de la puerta de la escuela tres bolsas negras, parecen dejadas ahí ex profeso, de lejos se ven como cualquier bolsa olvidada con algo redondo que despierta la curiosidad de los niños, empieza la competencia improvisada, corren unos y otros para ver quien llega primero, algunos prefieren dejar los 5 kilos que llevan cargando en sus mochilas para correr más rápido, los tres primeros llegan y patean sin misericordia lo que parecen ser pelotas, la portería es el portón, el sonido hueco del metal deja tras de sí unas manchas rojas, los niños miran sus zapatos y asombrados los ven manchados de sangre, las tres cabezas ruedan por la calle, algunas con los ojos abiertos observan innertes a los niños que no muy asustados evitan ahora a esas cabezas que parecían balones…
Esta escena es real, acontece en una escuela de Zona Caliente del Estado de Michoacán, la crónica se documentó en mi investigación “Cómo trabajar con niños agresivos inmersos en la violencia y la delincuencia en México” me permito citarla en tanto es necesario problematizar y complejizar lo que se está viviendo en México en relación al tema de la violencia, la crónica es de hace 4 años, por lo tanto lo primero que hay que decir es que la crisis alrededor a l violencia desatada en este país no es de ahora, es de mucho tiempo atrás, en ese pasado se alimentó sexenio tras sexenio a una bestia que ahora no quiere irse.
Políticos, empresarios, fuerzas armadas y policías a veces coludidos con la delincuencia crearon y alimentaron a un monstruo que tiene múltiples cabezas, el asunto radica en que igual al mito de la Hidra de Lerna, apenas le cortan una cabeza a la bestia le salen dos más, y ese es el fenómeno que a mi parecer estamos viendo en estos primeros meses de inicio de esta administración.
La bestia de la violencia, la delincuencia, la corrupción y la impunidad, aparenta tranquilidad, se sienta en las mesas lujosas de las fiestas a las cuales les convoca el poder que aún tienen, se mezcla con unos y con otros, brinda y sonríe socarronamente mientras sus personeros, desde los medios, la calle, el barrio, el centro comercial, atacan, roban y matan a una sociedad civil que contempla absorta a la bestia comiendo, bebiendo y bailando cual si no pasara nada.
Un camino a seguir es aprender del mito de Hedra, para acabar con la bestia y evitar que volvieran a crecer dos más, apenas se cercenaba una cabeza, se procedía a cauterizar los cuellos de la bestia, el actual gobierno está cortando las cabezas pero no cauteriza y entonces brotan más cabezas, cauterizar se traduciría a quemar los cuellos sangrantes, apenas ha comenzado a hacerlo, el nuevo Gobierno ha empezado a quemar a periodistas, empresarios, políticos, pero tiene que en/cerrarlos, si no lo hace en el corto plazo no bastaría con quemarlos, crecerían más y más cabezas que hoy más que nunca se retuercen para seguir devorando a este país.