FRANCISCO RODRÍGUEZ
Todo indica que la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum sigue sin tomar las riendas de la administración que le confiamos los ciudadanos. El de la corrupción incontrolable es uno de los muchos que no quiere o no puede abordar.
Uno de tantos ejemplos dramáticos de la corrupción galopante en la administración pública es la que se vive en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA), tomada por asalto por una banda de 200 forajidos perredistas procedentes de la antes Delegación de Iztapalapa en nombre del ex titular de la misma Jesús Salvador Valencia Guzmán, ex diputado federal, quien renunció al PRD en el 2017.
La historia de tan patético caso de corrupción en la 4T, nunca antes registrada en dicho tribunal ni en las mejores épocas de la hegemonía priista, lo cual ya es mucho decir, se balconea aquí, con nombres y cargos:
En el 2014, cuando el jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal era el ahora flamante senador Miguel Ángel Mancera, éste entregó el control de la JLCA al entonces Delegado de Iztapalapa Jesús Valencia, como pago de cuota por su apoyo político dentro del PRD.
Mañoso y astuto como es, Jesús Salvador Valencia Guzmán impuso en la presidencia de la Junta a su pareja sentimental, la perredista Margarita Darlene Rojas Olvera, quien fungió como Directora Jurídica y de Gobierno en la administración de aquél en la delegación Iztapalapa.
Aun cuando se supone que Rojas Olvera debió terminar en marzo pasado su gestión como presidenta de la JLCA, una vez rendido su informe de labores, a la fecha se siente segura de ser ratificada en el cargo por parte de Claudia Sheinbaum, pero sobre todo por parte del “supersecretario” del Trabajo y Previsión Social Federal, Arturo Alcalde Justiniani, pese a lo escandaloso de su gestión.
Sabedora de su poder como presidenta y respaldada por Valencia –quien por cierto cuando era delegado impactó ebrio un vehículo “prestado” por un contratista de la demarcación— designó como secretaria general de la JLCA a Carolina Santana Nieves, quien había declinado en su favor como candidata del Partido Verde a delegada.
Y esta historia de corrupción se pone buena. Resulta escandaloso el nepotismo y el amiguismo que han implantado en la Junta, vea usted si no es así:
La parentela cómoda y unos cuates
Eduardo Santana Nieves, hermano de la Secretaria General, es Director de Auditoría Interna;
Antonio Santana Nieves, también hermano, es chófer de su hermana Carolina;
María de Lourdes Santana Nieves, hermana, es secretaria Jurídica de la Junta 2 de Conciliación y Arbitraje;
Mario Santana Reyes, primo, ocupa el cargo de Jefe de Archivo;
Teresa de Jesús Nieves Barrera, sobrina de Carolina, es Secretaria de la Junta 6;
María Concepción Santana Reyes, Secretaria de Presidencia Junta 7;
Norma Santana Susan, Jefa de la Unidad de Transparencia;
Verónica Ramírez Zambrano, casada con José Manuel Santana Nieves, hermano de Carolina;
Guillermo Martínez Estrella, ex-subdirector Jurídico de Iztapalapa, actual Presidente de la Junta 5;
Viridiana Aguilar Rincón, ex-Jefa de área de Litigio de Iztapalapa, actual Presidenta de la Junta 2;
Karina Hernández Mejía, ex-Directora de Desarrollo Urbano de Iztapalapa, actual presidenta de la Junta 9;
Carlos Alberto Barranco Suárez, ex subdirector Jurídico y de Gobierno de Iztapalapa, actual Director de Contratos Colectivos (el cargo más redituable);
Rafael López López, ex Coordinador General de Seguridad Pública de Iztapalapa, actual Director General de Recursos Materiales y Servicios Generales de la JLCA;
Kenia Rodríguez Rojas, prima de la Presidenta y Directora General de Administración y Finanzas de la Junta.
Lucha contra corrupción, ¿sólo retórica?
Todo ese personal del equipo de Jesús Salvador Valencia Guzmán ha llegado a ocupar importantes cargos en la Junta, distinguiéndose por su corrupción y su total desconocimiento del derecho laboral al mismo tiempo.
Mas no son los únicos. También hay muchos otros empleados en la Junta de menor rango procedentes de la anterior administración delegacional de Iztapalapa, quienes llegaron a ocupar las plazas de trabajadores de dicho tribunal laboral despedidos injustamente, pese a su experiencia.
La corrupción generalizada en la JLCA, potencializado a su máxima expresión por su presidenta Margarita Darlene Rojas Olvera, implica dádivas obligatorias a las mecanógrafas, cuotas para actuarios para emplazar o notificar, incluso porcentaje.
Mientras tanto, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, discípula del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se mantiene cruzada de brazos ante la corrupción galopante que ahoga a dicho tribunal laboral, en donde no se ha parado para conocer al menos el edificio sede luego de seis meses de haber asumido el cargo.
Entonces ¿para qué tanto brinco en el supuesto combate a la corrupción en el gobierno de la 4T en la Ciudad de México si nadie investiga a la banda de forajidos encabezada por Jesús Valencia entronizada en la JLCA, pese a la escandalosa situación?
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