¿Qué sucederá con quienes no se beneficien con de la reforma inmigratoria?
El grupo de senadores compuesto por los republicanos John McCain, Lindsey Graham, Marco Rubio y Jeff Flake, y los demócratas Charles Schumer, Richard Durbin, Robert Menéndez y Michael Bennet, trabajan en la reforma integral del sistema de inmigración de Estados Unidos.
Se prevé que la iniciativa la presenten al congreso el próximo mes de abril, lo cual es un hecho inusitado.
¡Por fin los “astros” se alinean! Al decir de la verdad, la necesidad electoral de ambos partidos requieren la suma se éstos votos en las próximas elecciones presidenciales del 2016.
En efecto, el voto hispano cambia el rumbo de los comicios, en especial en los estados indecisos, swing states.
La reforma inmigratoria es una necesidad real, actual, dentro de un país que forjoo su grandeza con inmigrantes. La ambición de los dos partidos por conquistar el voto hispano es descomunal, no es afección por legalizar a los no documentados o, como ahora los legisladores se refieren a ellos, “los sin papeles”. ¡Qué dulzura! ¡Cuánta comprensión!
El presente exige la actualización de leyes, reglamentos y procedimientos acorde al siglo XXI.
Sin profundizar en las demás aristas de intereses creados en ambas caras del problema, gobiernos y sector privado, la reforma es mejor que, mantener el estado actual de las cosas. Lo mismo en cuanto a la severidad o tersura de la innovación.
El cambio iluminará a 11 millones de inmigrantes sofocados en la negrura de la oscuridad, al alma siempre en vilo suspirará a lado de la legalidad, la esperanza de salir a la calle, ir a buscar trabajo sin necesidad de arroparse en mentiras, documentos falsos, o “rentados” quedara en cualquier rincón del pasado.
Todo lo anterior con mi optimismo pesimista, me deja un sabor raro en la boca. Me asaltan una serie de cuestionamientos. Qué sucederá con aquéllos que, por una u otra razón, no alcancen la legalidad de su estatus migratorio. ¿Serán repatriados dentro de un plazo razonable? ¿El gobierno de México esta conciente que de la noche a la mañana una gran oleada, un tsunami de paisanos volverán inexorablemente al país?
¿En qué condiciones?
¿México cuenta con puestos de trabajo para absorberlos a la red económica?
¿Existen suficientes techos para cobijarlos?
¿Los sistemas de educación y salud, les darán cabida?
Qué sucederá con el seguro social, de por si en aprietos, con éstos nuevos tarjeta habientes, y la lista de cuestionamientos es larga, bastante mas larga.
El gobierno mexicano, una vez aprobada la reforma., -y me refiero con la mejor de las intenciones, sin crítica, sin perversidad, como mero señalamiento,-¿cuenta con la capacidad administrativa, para surtir a la demanda de actas de nacimiento, de divorcio, de matrimonio, los certificados de estudios, toda aquélla documentación que requerirán los inmigrantes para realizar los trámites ante el Departamento de Seguridad Interior?
México y sus autoridades, muchas competentes, enfrentarán éstos y un sinnúmero de retos más.
Ojala, los funcionarios a los que me referí, sí lo tengan contemplado, de otra suerte, se pondrá en riesgo a los “sin papeles”, para resolver su estatus migratorio por meros procedimientos administrativos del país que abandonaron por la escasez de oportunidades.