Claudia Rodríguez
No se equivocaba el uruguayo Eduardo Galeano al señalar que la motivación para escribir “Las venas abiertas de América Latina”, se basó en la búsqueda de respuestas que por siglos hemos indagado los pueblos al sur de tierras norteamericanas y expuestos no sólo a su yugo, sino de otros confines también; al grado que llegamos a creer que América Latina es una región condenada a la humillación y a la pobreza.
Galeano se pregunta si esta condición es: ¿culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No sería la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha?
En el terreno de la realidad hoy toca a México, nuestro golpeado país incluso por quienes al interior dicen empeñarse en elegirse y/o trabajar para nosotros; ser el trapo de los designios y caprichos de extrema xenofobia de Donald Trump al frente de la Presidencia, que enmascara y maquilla además, con escenarios de golpes a la economía nacional.
Trump no quiere más indocumentados en su país, pero no sólo eso, no desea que los anglosajones se mezclen con razas que el cataloga como inferiores y ha logrado acorralar al Gobierno mexicano con amenazas de medidas arancelarias que habrían de ponerse en marcha este mismo día, canjeadas por una política migratoria de contención férrea en la frontera sur de los migrantes y de receptor de indocumentados en nuestro país, en espera de una respuesta por las autoridades migratorias estadounidenses.
Mandó Trump al Gobierno mexicano, a realizar el trabajo sucio contra los migrantes, que el Gobierno estadounidense por años –incluso antes de Trump— ha hecho en su frontera sur y en los centros de retención de migrantes.
Las negociaciones con los estadounidenses, comandadas en territorio norteamericano por el canciller Marcelo Ebrard, no salvaron nuestra dignidad, ni la dejaron intacta; por el contrario sólo hicieron decidor em dónde la rasgadura: en el sector económico o en la política doméstica de migración. Se eligió el camino más oprobioso e inhumano.
Nos restas mucho Trump, mucha humillación, muchas de nuestras venas expuestas al poderoso, sin alcanzar a comprender a cabalidad porqué del sometimiento sin salida digna y sabiendo sin remedio que los golpes seguirán en serie.
Como Galeano vale la pena preguntar justo ahora: ¿somos nosotros los que permitimos tales vejaciones como algo natural? ¿Nos venden? ¿Hay salida, aunque no sea tan digna? ¿Es el hombre, un Dios o la naturaleza?
Acta Divina… El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aseguró que México “salió con la dignidad intacta” en las negociaciones con Estados Unidos para evitar el aumento en aranceles.
Para advertir… Hacer el papel de policía malo, en la contención de indocumentados en la frontera sur, mancha nuestra dignidad y desvía el objeto de la política migratoria doméstica. Los dobló Trump en su emboscada.
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