Francisco Rodríguez
Ya fue localizado el general Eduardo León Trauwitz, ex subdirector de Salvaguardas de Pemex, señalado de presuntos delitos que se cometieron durante su gestión en el combate al robo de hidrocarburos, esencialmente su protección al huachicoleo.
La Fiscalía General de la República lo localizó en Canadá. En cuestión de horas será traído a México, gracias a la colaboración del gobierno de Justin Trudeau y de la Interpol, por supuesto.
Ex jefe de escoltas de Enrique Peña Nieto cuando éste fungía como gobernador del Estado de México, Trauwitz fue “premiado” con ese cargo al arribo del mexiquita a la Presidencia de la República. En el reparto del botín al militar le correspondió el muy lucrativo negocio de la adquisición de costosísimos equipos para combatir el robo de combustible y, al mismo tiempo, se presume que para brindar protección a quienes ordeñaban ductos, pero también a quienes diariamente roban un millón de barriles de petróleo para venderlo en el mercado spot. Delitos, todos, de lesa Patria.
Prófugo de la justicia, pues en dos ocasiones se abstuvo de asistir a sendas audiencias en las que escucharía los cargos que se presentan en su contra. Trauwitz arguyó, a través de su abogado Guillermo Barradas, estar enfermo, fuera del país y con dolores postoperatorios, luego de que fuese intervenido en el Hospital Central Militar, en el rumbo de Sotelo, en la capital nacional.
“El general Eduardo León Trauwitz no está en México. Vamos a presentar los comprobantes médicos para justificar su ausencia a la audiencia”, dijo el abogado Barradas, en entrevista radiofónica, tras presentar en el juzgado copias de recetas médicas redactadas en inglés como justificantes de su defendido.
Trauwitz es tan sólo la punta de la madeja. Una madeja que seguramente implica a Enique Peña Nieto, a Luis Videgaray –quien fue el real gobernante de 2012 a 2018–, lo mismo que al también prófugo Emilio Lozoya Jr.
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