Jorge A. Barrientos
En octubre de 1979, 30 mil iraníes marcharon frente a la embajada de los Estados Unidos en Teherán en señal de protesta por haber admitido al Sha de Irán. Dictador de aquel país, que había sido puesto como títere por los Estados Unidos (que raro) para beneficio de sus intereses, pero que años después, al igual que Sadam Hussein en Irak, se convirtió en un monstruo de lujos, abusos y corrupción difícil de tolerar (nuestros vecinos confirman eso de que, “el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra”) pero como era “amigo” de Henry Kissinger, había logrado que éste convenciera al presidente de ese entonces Jimmy Carter de aceptar al Sha bajo pretexto de problemas médicos para los cuales México, donde estaba el Sha por órdenes del mismo Henry al gobierno de López Portillo, desde hacía unos meses disfrutando de los lujos y siendo presumido por todo el Jet Set mexicano (ya saben, aquí nuestros ricachones se pintan solos, “si tiene billete, es mi valedor, no importa que sea un dictador”), no tenía el equipamiento requerido. El 4 de noviembre, agitadores revolucionarios, apoyados por el nuevo gobierno impuesto por el Ayatola, tomaron la embajada y secuestraron a las 66 personas que se encontraban en ella. Demandaban la entrega inmediata del Sha, y si no se cumplía su exigencia, amenazaron con ajusticiar a un rehén cada 24 horas. Este hecho condicionó una crisis política mundial de gran tensión.
Después de más de un mes en el New York Hospital, y ante la amenaza de muerte a los rehenes, el gobierno de los Estados Unidos determinó la salida del Sha y ordenó su regreso a México “para terminar su recuperación”. El embajador de México en Washington, Hugo Margain, sugirió al Presidente López Portillo no admitir nuevamente al Sha, muchos expertos opinan que el peor error de la administración del presidente James Carter fue haber admitido al Sha de Irán en los Estados Unidos.
México en eso momentos se encontró entre la espada y la pared, pues el recibir al Sha nuevamente, nos podría hacer blanco de las represalias de los terroristas Iraníes que amenazaban a todo aquel que diera apoyo al Sha, pero negarse a apoyar a la solicitud Norteamericana dañaría la relación entre ambos países, la solución y desarrollo de este caso era cátedra de diplomacia internacional en algunas universidades.
Los periódicos de todo el mundo, que primero criticaron la genuflexión mexicana ante el recibimiento del Sha a órdenes de Henry Kissinger, estaban escandalizados ante la ahora osadía de México, que se negaba a la solicitud del presidente Jimmy Carter al negarse a recibir, otra vez, al Sha, el vocero del Departamento de Estado, Walter Ramsey, declaraba de modo sutilmente amenazante: “No habrá ninguna reacción mientras no sepamos exactamente lo que ha ocurrido”
En ese entonces el Secretario de Relaciones Exteriores mexicano era Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, no confundir con su hijo Jorge Castañeda Gutman, que ha vivido y conseguido todo gracias al recuerdo de su progenitor, incluso que lo nombraran también, Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Vicente Fox, donde su mayor logro diplomático fue ponerse a jugar a las escondidas entre los guerreros de terracota durante una visita oficial a China, lo que casi genera un conflicto diplomático internacional.
Volviendo a nuestra historia, el pretexto perfecto fue un requisito migratorio, el secretario de Relaciones Exteriores, dijo que el Sha tenía desde junio una visa de turista que expiraba el 9 de diciembre de ese año, para cuando esto pasaba ya era 1 de diciembre. Y dijo que las circunstancias para la decisión de México de darle la visa en ese entonces, se basaban en la antigua tradición del país de recibir a aquellas personas de cualquier ideología que desearan acogerse a la hospitalidad mexicana
Pero ahora, dijo Castañeda, “la situación ha cambiado radicalmente” y el mundo se enfrenta a una verdadera crisis, calificada por el secretario general de Naciones Unidas, Kurt Walheim, como “una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales”.
Uno de los elementos de la crisis —declaró el funcionario— es la retención de rehenes por parte de estudiantes iraníes en la embajada de Estados Unidos en Teherán, acto que el gobierno mexicano ha condenado de forma enérgica. Otro de los elementos centrales de la crisis lo constituye “la persona del Sha de Irán”.
Las palabras de Castañeda: “Ante esta nueva situación, el gobierno de México ha tenido que ponderar todos los factores esenciales, consciente de su deber de proteger, antes que nada, los intereses vitales del país. Se ha llegado a la conclusión de que sería contrario a esos intereses renovar la visa de turista otorgada al ex Sha”.
Señaló luego que en tal virtud, el embajador Hugo Margain, embajador de México en Estados Unidos, había informado a la familia y a los representantes del ex Sha en Nueva York, que el gobierno nacional no estaba en posición de renovar el 9 de diciembre la visa, “por lo que no tendría sentido que dicha persona regrese ahora a México”.
De esta manera los Estados Unidos ya no pudieron presionar más a México, y tuvieron que buscarle un nuevo lugar al Sha quien falleció al año siguiente en Egipto, donde llegó después de una breve estancia en Panamá país en el que lo recibieron después de la negativa de México.
Así que por una visa, se destrabó un conflicto internacional.
Como este caso, varias joyas del servicio exterior mexicano, que había entrado en declive precisamente desde la entrada de Castañeda Junior en el gobierno de Vicente Fox, con joyas de vergüenza como el “comes y te vas” a Fidel Castro y las ya referidas escondidas en los guerreros de terracota.
Con el caso arancelario, entre el gobierno de Trump y AMLO, el gobierno mexicano parece recuperar un poco de ese brillo diplomático con las formas en que se logró desactivar la amenaza de colocar aranceles a los productos mexicanos por parte del gobierno de Estados Unidos, Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores junto con la embajadora de México en Washington, Martha Bárcena, se ponen una estrella.
Hay quienes critican que solo se ganaron 45 días y que era mejor llegar a las últimas consecuencias, pues seguramente solo era una balandronada del presidente Trump, lo cual parece de mira muy corta, pues precisamente, para saber si era una balandronada, no hay nada mejor que ganar tiempo, en el que se puede llegar a ver hasta dónde hubiera sido capaz de llegar Trump y das más tiempo a que las fuerzas políticas opositoras y poderes económicos de su país desactiven cualquier tipo de amenaza. Si puedes evitarlo, no pongas en la cancha del otro la pelota de las decisiones.
Estados Unidos es el país de los negocios, y le pueden perdonar todo al señor Trump, menos que los afecte en lo económico, las últimas noticias de cómo su guerra comercial con China y México está afectando su mercado interno lo indican, eso será un frente que hará que sus ganas de continuar con la amenaza arancelaria desaparezcan.
Se escucha y se lee a muchos expertos decir que fue una batalla que perdimos y demás adjetivos de raíz machista cavernaria, “lomo plateado”, cuando vivimos en la era de la inteligencia, no de la fuerza, si él señor Trump le dice a sus votantes que él ganó pues que lo diga, en su interior sabrá que se había metido en un pantano del cual le iba a costar salir; en cambio, se le dio la oportunidad de una salida, pues después de los 45 días cualquier cifra menor de migrantes que lleguen a sus fronteras, razón principal de su amenaza, será justificación suficiente para que él pueda jugarle al “perdonavidas” y decir que sus amenazas funcionaron e hicimos lo que quería.
Por el lado de México, con la intención de bajar los flujos migratorios, que son necesarios controlar, no porque lo hayan pedido, sino porque el país también se ve afectado, independientemente del esfuerzo en programas internos para apoyar a los migrantes, debe hacer un esfuerzo diplomático de las mismas características al realizado en Estados Unidos, trabajando con los gobiernos de los países raíces del fenómeno migratorio, para hacerles ver, que si bien no se puede cambiar la situación de golpe, al menos en el corto plazo si pueden ayudar a desmotivar la intención migratoria de sus ciudadanos, ya que será benéfico, para todos, el evitar “cerrar puertas permanentes”. Esto hay que hacerlo con trabajo con autoridades, y en medios locales, pues se ha notado que los medios en dichos países poco han dicho acerca del caso.
Las últimas declaraciones del canciller Ebrard parecen indicar que ya se está trabajando en ese sentido: “Entonces lo que decidió el Gobierno de México es empezar un proceso donde te tienes que registrar, tienes que decir a qué vienes, por qué vienes y si quieres cruzar nuestro territorio para llegar a otro país, pues probablemente lo que te vas a encontrar es que te vamos a decir no queremos que atravieses nuestro territorio, si tu objetivo es llegar a otro país. ¿Por qué? Porque le vas a crear un problema a nuestro país.” Dejando claro que lo que se realice siempre será bajo el respeto a los derechos humanos.
Y a las críticas de que ya nos convertimos en el muro de Trump respondió: “Yo digo que con ese criterio entonces que no hubiera frontera. Si pedirle a alguien que se registre para entrar a México es un muro, pues entonces mañana decretemos que en el aeropuerto internacional entre todo mundo.”
Y hablando de hacer el trabajo sucio para Estados Unidos, si bien es cierto que mostraron con gráficas el incremento que se dio en los flujos migratorios, y los críticos del gobierno corrieron a gritar que es culpa de la 4T, la realidad de la que nadie habla, es que en gobiernos anteriores, un porcentaje importante de la contención, y desmotivación, se llevaba a cabo por medio de desapariciones forzadas en masa como las de San Fernando o como la de tantos camiones, llenos de migrantes, desaparecidos que ahora son encontrados incluso enterrados con toda su mortal carga. Tal vez en el área en el que nos movemos no nos enteramos, como de muchas otras cosas, pero en el área de nuestros hermanos migrantes de nuestro país y de centro América, en los últimos años se decía, se rumoraba, era un secreto a voces, no viajes a México, el diablo está ahí, el diablo te desaparece y el diablo trabaja para su gobierno.
La frase del Papa de “El diablo le tiene bronca con México” no va solo en el sentido teológico. Y el Papa es el representante diplomático de un país también.
En cambio, ahora tenemos un gobierno que dice, que de ser necesario, para proteger su integridad, se les dará la nacionalidad mexicana a los niños migrantes.
Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinan.