Jorge Miguel Ramírez Pérez
Hace tiempo que México está a la deriva, cada quien hace lo que se le pega la gana. La percepción de los ciudadanos es que no hay leyes o están muy enredadas y que impera el fenómeno del relativismo: nada es determinante en materia legal y los gobernantes hacen como que hacen.
Estamos ante una maraña contradictoria entre purismos doctrinales llevados a la exageración por las presiones de moda internacionales, como las interpretaciones de los derechos humanos y la ineficacia de las instituciones en lo básico del Estado: la seguridad de las personas y sus bienes.
Los gobernantes se ven atrapados entre una mal interpretada tolerancia que carcome los derechos de los demás, como son las marchas que violentan la libertad de tránsito, una de las primigenias, por señalar una evidente, de muchas cotidianas; y la competencia del crimen organizado que ya fundó un antiestado paralelo, en donde intervienen sacando sus propios impuestos a la seguridad con los cobros de piso, los “impuestos especiales” a los que más tienen, con los secuestros; y las cuotas de “participación emergente” con los que llaman secuestros exprés.
El tinglado de la maña está en todo: en la venta de evidencias de crimen que hacen los burócratas que deben resguardarlas, apoyados por su sindicato; en las aduanas lo que es proverbial, en todo proceso; en los trámites de la construcción en las que se cobra por todo, desde el acceso a las bases, los moches a supervisores internos, externos, contralores, al sindicato y a los “malos” de la zona, por lo que no queda nada para ejercer, sino en papeles, para los que también hay especialistas, que fabrican las obras virtuales, las que en realidad no existen…. y sigue una enorme lista, ¿ no es así, mi estimado lector?
Una lista que encabeza el miedo de los ciudadanos a todo y la ausencia de gobierno que ya repartió sus facultades “irrenunciables” con los cárteles, y por otro tipo de miedo: “que se enoje la gente”, si se atreven a intentar gobernarlos. Decía Fox, entre la ignorancia y la cobardía, que la violencia ni legítima. Nadie le quiere poner el cascabel al gato.
Porque el pueblo, el bueno y sabio, hace tiempo que vive en ese desorden que le acomoda a la mayoría, en el corto plazo: el paraíso de la impunidad, que además beneficia mas, a los que se la tiran de jefes.
Lo de la migración es parte de ese infierno que no tiene pies y cabeza. Es un negocio de los coyotes imbricados con los cárteles centroamericanos y los propios, las redes de vicios y prostitución; las autoridades sin fuerza, que optan por asimilarse a las circunstancias, sin recursos, con obligaciones de cuotas para los mandos superiores, que no los libran de la cauda de abogadillos de los derechos humanos y demás fauna extorsionadora; y además, lo peor: obedecer al mismo tiempo, algo inaudito: las contraórdenes de combatir ese desorden y por otro lado, lo que en los medios es una invitación de la cabeza de Gobernación, a sustituir los derechos de los propios, por los de la estampida de lejanos, que reclaman que se les subordinen los mexicanos a sus necesidades y caprichos.
En pocas palabras nos quieren caciquear los del norte y los del sur. Porque en la casa es un pasadero, de unos que los quieren para limpiar excusados y otros que no quieren vivir donde nacieron.
Urge gobierno.
Urge rescatar el hilo que conduzca no a la felicidad nirvánica de “Happy Together”, sino a la sencilla lógica de que después del uno, va el dos y así sucesivamente….
Y no está fácil, porque el diablo rojo, ya enturbió aún mas las aguas revueltas. Ahora, si se pone orden al nivel de lo que se necesita y se empieza en serio a regular la intromisión anárquica de foráneos, lo que primero que se les ocurre a los patrioteros es desgarrarse la vestiduras y decir que Trump gobierna. Porque claro, que era obvio que lo que tenía que pasar, pasó.
Y no es extraño ni reprobable que voces como la Muñoz Ledo, señalen que hay que apegarse a la Constitución y actuar en consecuencia; pero: ¿en serio los legisladores trabajan para que el desorden regrese a los cauces constitucionales?,
¿En serio no se da cuenta el líder de la “corriente democratizadora”, que hay un hoyanco que no se quiere tapar entre hacer que se gobierna, y gobernar con decisión, ese mal está desde que Echeverría asumió el poder, como prospecto del liderazgo absurdo del tercer mundo?
Bienvenida la autocrítica. Pero el remedio con el palito, y mejor ya que se vaya a descansar la señora que tiene su departamento en Houston, que por cierto no se sabe en que calidad migratoria está. Porque no puede quejarse de lo que no entiende.