Por Abraham Gorostieta
Cozumel, Quintana Roo.- La noticia de que el presidente López Obrador pondrá a la venta la Quinta Maya, una de las residencias de descanso que utilizaron los presidentes de la República y que se ubica en Cozumel, ha generado toda una serie de protestas entre los cozumeleños. Tanto en redes sociales, en las calles de la isla y en voz de los empresarios de Cozumel.
Cozumel y Cancún eran los lugares preferidos de Ernesto Zedillo para tomar descansos de su labor como presidente, por ello mandó a construir frente a las instalaciones de la Base Aérea Militar Número 4 de la Fuerza Aérea Mexicana, que es sede del Escuadrón 201, al norte del malecón de Cozumel, la residencia que sería conocida por los isleños como “La Quinta Maya”.
Aquí el expresidente Zedillo se encerraba los fines de semana o atendía a invitados especiales. También desde esa casa el doctor Zedillo se negaba a siquiera tomarle la llamada a el entonces gobernador Mario Villanueva Madrid, a pesar de los múltiples intentos que el chetumaleño hizo por agradarle al exmandatario. El entonces presidente de la República ya había dado una orden que exigía se siguiera todas las veces que iba a descansar a Cozumel o Cancún: Bajo ningún motivo quería ver a Mario Villanueva ni recibirlo.
Y vaya que el profesor de la Universidad Yale sacó jugo de la inversión en Cozumel. A Ernesto Zedillo le gustaba practicar ciclismo y salir a correr por las mañanas en la isla hasta que concluyó su mandato.
Quintana Roo nunca fue del agrado de Vicente Fox. Sus cercanos decían que había una animadversión real del guanajuatense por el entonces gobernador Félix González Canto. Muy al estilo de Fox, decía que el cozumeleño era parte de las “tepocatas y víboras prietas” del PRI.
Fox viajó poco a Quintana Roo, se pueden contar las veces que lo hizo con los dedos de una sola mano y sobran dedos. Pero Martha Sahagún y sus hijos quedaron maravillados con el agua turquesa de Cozumel.
Si bien no hay registros de que Vicente Fox usará la Quinta Maya, si los hay de los hijos de Martha Sahagún, los hermanos Bibriesca, que gustaban hacer sonoras fiestas en la casa de descanso. Fueron días de alcohol y bikinis.
El presidente no puede vender lo que le pertenece a Cozumel
“Voy a investigar bien lo de la casa presidencial en Cozumel, la casa Maya porque se va a vender, de una vez les digo y el dinero va a ser para los pobres de Quintana Roo”, dijo Andrés Manuel López Obrador durante su gira presidencial el domingo pasado a tierras caribeñas.
También aseguro que el dinero de la venta de dicho inmueble será destinado a los pobres de Quintana Roo.
Esto ha generado molestia en el sector empresarial de la isla. Eduardo González Cid, presidente de la Coparmex de Cozumel, en una entrevista con Quadratín, explicó que le parece “poco inteligente ofrecer este terreno privilegiado para un particular”. Esa idea ha calado entre los empresarios cozumeleños. “Si quieren hacer algo por la gente, podría ser abierta al público, hacer un centro para que se pueda disfrutar”, indicó en la misma entrevista González Sid.
El maestro en derecho, Carlos Absalón Gutiérrez, entrevistado por Índice Político explica que si bien el presidente López Obrador tiene las facultades para vender cualquier propiedad que le pertenezca a la federación, como en este caso, las casas residenciales de descanso de los presidentes, es poco ético y hasta poco moral que el presidente quiera vender una propiedad que le pertenece a todos los mexicanos, en este caso, a los cozumeleños, quienes piden se haga una casa de cultura o un museo.
La Quinta Maya cuenta con la casa presidencial como residencia principal, pero también con otras tres propiedades desarrolladas al interior para invitados, además de una cancha de tenis techada, varios jardines y un muelle para llegada de embarcaciones privadas o yates de lujo.
En el sexenio de Felipe Calderón la casa fue residencia habitual del michoacano. A Calderón le gustaba mucho Cozumel. Salía a pasear por la isla, a correrla en tenis. Nadar en sus mares. Él y su esposa y sus entonces pequeños hijos disfrutaron de la casa presidencial de descanso. Incluso fue aquí donde el exmandatario celebró su cumpleaños número 49 en donde asistieron todos los políticos cercanos a su gobierno, así como empresarios de la talla de Carlos Slim.
Ya al final de su mandato y a petición de Enrique Peña Nieto, en julio de 2011 la Quinta Maya sufrió una remodelación a fondo a cargo de los arquitectos e ingenieros de la Secretaría de la Defensa Nacional. Se usó maquinaria pesada y nunca se informó sobre el monto de la inversión.
Enrique Peña Nieto disfrutó de la residencia como quiso. No era un visitante asiduo, como si lo fueron su esposa, la actriz Angélica Rivera o las hijas de ambos. Fueron noches de fiesta en donde el alcohol, los bikinis, el buen sol y el bronceador nunca faltaron. Fueron días en donde la casa tuvo una vida inusitada, según consta en registros de la Sedena. Atrás quedaron esos días.