Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
En México, en las dos recientes décadas nos es ya familiar la figura extorsión, frecuentemente introducida por los fiscales como causal en expedientes judiciales fincados contra agentes del crimen organizado o de la delincuencia común, según los códigos penales de algunos estados.
La extorsión se ejecuta en México, lo mismo en las zonas metropolitanas -preferentemente contra comerciantes-, como en las zonas rurales, aun contra pequeños productores de subsistencia apenas se inician las cosechas, con independencia del valor de los rendimientos de la producción.
Trump actúa como verdadero sicario aun contra “amigos” o aliados
Durante su gestión en la Casa Blanca, operando como un verdadero sicario, Donald Trump ha instituido la extorsión como política de Estado, tanto en el ámbito interno contra los propios empresarios estadunidenses como en el mercado exterior -espacio natural de las multinacionales-, sin discriminar a Estados “amigos” o aliados.
En 2019 y sólo en el corto periodo primaveral, Trump ha dado dos evidencias con potencial catastrófico de su vocación extorsionadora: 1) El recalentamiento de la Ley Helms-Burton, en su título III, y 2) En la reciente escalada contra Irán.
En el primer lance -reactivación del bloqueo económico contra Cuba- con la aplicación de sus poderes especiales Trump autoriza las acciones de represalia por empresas estadunidenses contra usufructuarios de bienes que empezaron a ser nacionalizados por el régimen de la Revolución cubana desde finales de la década de los cincuenta.
En esa condición se encuentran inversionistas privados europeos, canadienses, japoneses y mexicanos, colocados por Washington en el mismo rango que los rusos o los chinos. El modelo de asociación de aquellos tiene contraparte en entes públicos cubanos.
Se hace el subrayado, partiendo del supuesto de que los primeros empresarios citados responden a una relación de aliados comerciales de los Estados Unidos.
Por lo menos los gobiernos de la Unión Europea pintaron su raya, amenazando con réplicas de la misma magnitud del costo que se pretende hacer pagar a los capitales europeos, entre los que destacan los españoles.
Con Japón, en su nueva era, la zanahoria y el garrote
Apenas en mayo pasado, en ocasión de la inauguración de la llamada era Reiwa, marcada con la consagración del nuevo emperador Naruhito, Trump tuvo un encuentro directo con la comunidad empresarial japonesa, destilando mieles.
Detrás de la miel, el envenenado aguijón: Trump se quejó de que el tratado comercial con Japón es injusto para los Estados Unidos y amenazó con derrumbar barreras.
No fue una baladronada. Ahora que se encrespa la crisis contra Irán, el alienado jefe de la Casa Blanca -tomando como chalanes a Israel, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, etcétera- amaga con cerrar el estrecho de Ormuz, vía de navegación de flotas petroleras, como operación adicional al bloqueo económico contra la República Islámica.
El afilado ariete va directo contra China, pero Trump se lleva entre las espuelas a Japón. Por lo dicho ayer, los Estados Unidos ya no quieren asumir solos el costo financiero del control naval de Ormuz. Exigen que los Estados receptores de petróleo paguen compensaciones en metálico por esos servicios. ¿Es o no extorsión?
Juan Ramón de la Fuente, ¿un convidado de piedra?
Como sea, el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido convocado de urgencia para tomar cartas en la crisis que atenta contra la paz mundial.
En el Consejo de Seguridad, los Estados Unidos topan con unos de su tamaño: China y la Federación de Rusia, -Estados agraviados por Trump- Reino Unido y Francia, miembros permanentes de esa cúpula.
Entre 10 miembros elegidos están Alemania, Bélgica (sede de la Unión Europea en Bruselas) y Polonia. Por América, Perú y República Dominicana, apenas una presencia testimonial.
Si bien México no aparece entre los miembros permanentes o elegidos, vale preguntarse qué instrucciones tiene nuestro embajador ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente. Es de hacer votos porque no se le asigne el papel de convidado de piedra. No se vale.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.