Francisco Gómez Maza
• Objetivo: parar las migraciones a EU
• Si no cumplimos vendrán los aranceles
Es indignante que el gobierno de México tenga que plegarse a los deseos, a las órdenes, a las amenazas del presidente Donald Trump. Y no puede hacerse a un lado. Simplemente porque no puede.
Tiene encima todo el poder del imperio y si no obedece le va mal. Si no para la migración de centroamericanos a territorio estadounidense, el gobierno de Washington, le impone onerosos aranceles a las importaciones que realiza desde el mercado mexicano, medida que pondría en graves aprietos a la economía.
México, esté quién esté en la presidencia de la república, es puesto entre la espada y la pared. Y por cuidar que los centroamericanos traspasen la frontera sur, descuida otros frentes más graves para los mexicanos como el robo de gasolina o la inseguridad pública, los secuestros, las desapariciones, sobre todo de jovencitas, los asesinatos, crímenes que se han multiplicado en la mayor parte del territorio nacional como el cuento de nunca acabar.
Lo han advertido corresponsales de prensa en el sur del país. La Guardia Nacional, por ejemplo, fue creada para asegurar la vida de los ciudadanos particularmente en las zonas geográficas donde florece la delincuencia, la violencia y la muerte por asesinatos. Fue creada para combatir a las bandas del crimen organizado y el narcotráfico.
Sin embargo, por órdenes de Washington, ha sido concentrada principalmente en la frontera sur paso obligado de ciudadanos centroamericanos que intentan llegar a la frontera norte y pasar hacia territorio estadounidense en busca de una vida mejor que la que viven en sus lugares de origen en donde florece, junto a la pobreza y la miseria, la violencia criminal.
La ciudad de Tapachula era uno de los rincones mexicanos más tranquilos del país. Hoy es un hervidero de migrantes que no saben si tenerle más miedo a la llamada migra o Border Patrol de Estados Unidos, o a la policía militarizada mexicana, o inclusive a los agentes de migración.
Y mientras tanto, los ladrones de gasolina, o huachicoleros, siguen haciendo de las suyas con los ductos de Petróleos Mexicanos, quizá no con la intensidad del finales y principios de año, pero que van a crecer porque los ductos de que conducen el combustible no están protegidos por las fuerzas policiacas y militares.
Otro tanto ocurre con la violencia, particularmente en la Ciudad de México, en donde la policía local no se da abasto para cuidar a la ciudadanía de la acción de los criminales. El Gobierno destacó ya a unas 25 mil tropas federales en el sureste mexicano , desde el Istmo de Tehuantepec a la línea fronteriza entre Chiapas y Guatemala, principalmente, cumpliendo religiosamente, a la fuerza, las órdenes del presidente Trump, quien sigue amenazando a los mexicanos mediante la extorsión. Trump ya le tomó la medida a López Obrador para reforzar su campaña política para reelegirse en la presidencia de los Estados Unidos. Su bandera electoral es la anti inmigración. Y en general, los votantes estadounidenses son tan conservadores que están felices con las metas fascistas de Trump.
Tampoco ellos quieren a los migrantes. Y en este tejemaneje diabólico, México está realizando un trabajo sucio que, al final, nadie se lo va a agradecer. Trump seguirá manipulando, agrediendo, amenazando al gobierno mexicano por cualquier otro capricho.
La Secretaría de la Defensa Nacional informó en la víspera que, entre la frontera sur y el Istmo de Tehuantepec hay destacamentados 10 mil 500 elementos de las Fuerzas Armadas y otros 15 mil elementos realizan las mismas labores de contención en la frontera norte.
Lo más grave es que la mayoría de los elementos de la Guardia Nacional, provenientes de la Policía Federal, de la Marina Armada y de la Defensa Nacional no ha sido capacitada como integrante de la Guardia Nacional. Es de suponerse que en algún momento sean concentrados para tomar cursos.