Joel Hernández Santiago
Como quedó dicho, y casi a marchas forzadas, paso redoblado, arranca ya la tan llevada y traída “Guardia Nacional” de México. Por tanto el gobierno federal anunció ya el despliegue oficial gradual de más de 70 mil elementos en 150 regiones —en los 32 estados— en las se dividió al país en una primera etapa.
El tema es que hasta el momento hay más dudas que certezas respecto de la integración humana, capacidad, capacitación, estructura jerárquica, vínculo entre la Federación, los estados y municipios del país para coordinarse de forma apropiada y sin conflictos; la parte legal aún no está resuelta porque si bien se emitió la creación de esta GN, todavía no hay un reglamento que marque las disposiciones con las que operará, los límites y márgenes de acción o colaboración, reclutamiento…
Otro tema es el de la garantía de que esta misma Guardia Nacional no se contamine en el ámbito criminal al que serán sometidos, como ya ha ocurrido antes con otras corporaciones y si, en efecto, garantizarán la seguridad pública de los habitantes del país con base en los derechos humanos y sin daños colaterales que se sabe que son más que las detenciones y las puestas a disposición de la Ley.
Todos en México –excepto los malandrines— están de acuerdo en que urge ya que pare esa crisis nacional de violencia criminal, de robos de atracos de secuestros de desapariciones de homicidios dolosos de daño y terror en el que se vive en la mayor parte del país.
Nace este cuerpo de seguridad nacional como producto del incremento desproporcionado de los fenómenos criminales en tan sólo dos décadas, porque se encontró que en mucho esa delincuencia criminal estaba asociada con gente de gobierno en las zonas de seguridad, esto es: muchos de los policías de seguridad, policías judiciales o federales estaban coludidos con ese crimen, ya de grado o por fuerza…
Esto hacía que el fenómeno de violencia se vinculara a la corrupción e impunidad, lo que generaba indefensión del ciudadano nacional.
El ímpetu del crimen organizado y el narcotráfico en zonas específicas del país en donde se ubicaban centros de producción, distribución, comercialización y exportación o traslado de estupefacientes hacía que la seguridad ahí fuera prácticamente imposible, por lo que habitantes de estos lugares o se asociaban a estos menesteres o salían de sus hogares hacia otros municipios o estados o eran asesinados. Seguía la corrupción, complicidad e impunidad.
En 2006 el entonces presidente Felipe Calderón tomó una decisión por su propia cuenta, en razón de ser “el Jefe Máximo de las fuerzas Armadas de México”: Sacó al Ejército Mexicano de sus cuarteles para hacer frente al crimen en Michoacán.
En adelante la situación se complicó al grado de que en algún momento se acusó al Ejército Mexicano de cometer abusos en los derechos humanos de ciudadanos. Y el clamor nacional era que sí se necesita fortalecer la seguridad pública nacional, pero también que se devolviera al Ejército a su espacio natural para garantizar la seguridad nacional y la soberanía…
De ahí que durante la campaña para la presidencia el candidato López Obrador insistiera en que de llegar a la presidencia de México devolvería inmediato al Ejército y la Marina a sus cuarteles, quitándolos de la calle, y fortalecer la seguridad pública con elementos civiles.
Ya en la presidencia echó marcha atrás, debido a la descomposición en que se encuentra la seguridad pública nacional. Y generó entonces la idea de una Guardia Nacional integrada por elementos militares y aun con mando militar: La población nacional dijo ‘Así, no’.
Y se convirtió en un mando civil, pero con jerarquía y ejecución militar e integrada por militares, marinos, policías federales (los mismos a los que se había señalado como parte del gran problema)…
El tema hoy es que ya se envía a esta Guardia Nacional a cuidar al país con 70 mil elementos, los que serán más de 80 mil al terminar este año: 51 mil del Ejército Nacional; 12 mil de la Marina; 17,995 policías federales. Según la Secretaría de Seguridad Pública se llegará a 120 mil en 2021 y a 150 mil para 2023. Lo que podría entenderse que el crimen irá en aumento…
Como quiera que sea, estos cuerpos de seguridad ya estaban operando en varios estados de la República desde antes –o por lo menos esos mismos que hoy integran a la GN.
Y tan sólo el 8 de junio de este año y a la fecha, se ha desplegado a la “Guardia Nacional” para asuntos migratorios, según acuerdo del gobierno mexicano con el presidente de EUA, Donald J. Trump, que no para en “felicitar a México” por el buen trabajo que está haciendo en parar la migración hacia su país.
Pero el compromiso era que para el 30 de junio saldría a operar la Guardia Nacional. Y sí: Muchos problemas hubo para su aprobación. Muchos problemas hay para su integración y jerarquía. Muchos problemas hay sin resolver. Dudas de su operatividad. Pendientes legales. Capacidad y capacitación. ¿Qué hay de las manifestaciones populares críticas al gobierno?
Pero ya está ahí oficialmente la Guardia Nacional mexicana. Ojalá no sea de otro modo, lo mismo.