Claudia Rodríguez
La realidad palpable.
Sería poco objetivo no señalar hasta puntualmente, que ciertas decisiones y políticas instauradas por la nueva Administración federal, no hayan ya impactado de manera negativa entre distintos y grandes sectores de los gobernados, y no en el centro de la corrupción del país, que es en realidad la maña del poder político con la del poder económico, e incluso del judicial.
Hay realidades en el terreno que no requieren comprobación de los números y estadísticas de las autoridades; la realidad es que algo oscuro pasa en la economía nacional y sobre todo en la que corresponde al circulante que escasea en bolsillos o carteras.
Sólo el transitar por una zona comercial, nos lleva a observar lo que ya no es sorpresa: los empresarios y comerciantes bajan la cortina ante factores como la astringencia económica, la inseguridad, la exigencia de grupos delincuenciales del “pago de piso, e incluso el oneroso retorno fiscal.
Caminos sinuosos y pedregosos.
Otras pistas de la arena nacional, también se perciben en ruta del colapso; no todo en origen por acción de los distintos gobiernos en turno, pero sí en gran parte por la inacción de quienes se enrolaron en las promesas de Andrés Manuel López Obrador.
Cierto que hay camino aún que andar, de aquí al 2021 o 2024, antes de enfrentarse al monstruo de la ciudadanía en razón de su sufragio que no siempre obedece a su elección y voluntad; lo que es inaplazable, es la resolución de las distintas crisis nacionales, mismas que tenían, plazo perentorio en el pasado.
El ataque de la derecha para retornar al poder del que abusaron.
Lo que igual es tan claro como un cielo soleado y sin nubes, es la derecha que ya no quiere sólo esperar a los tropiezos de López Obrador para luego magnificarlos. No, lo que ya está en marcha, son las manifestaciones dirigidas y colectivas para desprestigiar por todo y por nada (noticias falsas), al primer mandatario de México.
Que Felipe Calderón el panista y ex presidente de México que nos introdujo a todos los mexicanos a un Estado de violencia, inseguridad, desapariciones, secuestros, dolor y muerte; esté ahora tan activo en la escena pública y política, no es casual.
Los pasos, las instrucciones para desestabilizar a un Gobierno casi de cualquier parte del mundo hoy son de muy fácil acceso, no hay nada secreto al respecto; como tampoco que se necesite para tal caso un verdadero líder. ¿Y quién es Calderón? El marido de Margarita Zavala, la que lo manda o el regenteador político de su señora; la misma que fue opacada como muchos otros por la figura de López Obrador, en la contienda presidencial.
Vaya que en el juego de la alternancia del poder y hasta en la antesala de esta, los políticos y poderosos se dan hasta con el molcajete; más lo que necesitamos los mexicanos es que haya oportunidades, no zozobras, no promesas incumplidas, no postergaciones, no burlas y sobre todo, el ajuste de cuentas con los delincuentes, no con los gobernados de a pie.
Y para dejarlo en claro, Calderón moralmente no debería estar de regreso.
Acta Divina… Felipe Calderón habla en distintos foros del México que quiere en el futuro.
Para advertir… El mismo Calderón torció en su oportunidad al frente de la Administración federal, contribuyó a torcer y de qué forma, la ruta del desarrollo nacional.
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