FRANCISCO RODRÍGUEZ
Cuando la intolerancia, uno de los peores rasgos de la condición humana, se convierte en política de Estado, revela el rostro de lo macabro. Saca a relucir lo peor de los bajos instintos por el poder, apoyados en la ignorancia y la prepotencia. La desesperación política por usar el exterminio como bandera de campaña es una muy nefasta consejera. El horno no está para bollos.
La loca carrera de Donald Trump en búsqueda de la reelección, más la indefensión de los trabajadores migrantes en Estados Unidos ha provocado que se reediten episodios históricos que marcaron otras épocas ya superadas por la humanidad y urgen a los organismos internacionales –y a todas las conciencias lúcidas de la Tierra– a tomar partido en defensa de la integridad y del derecho humano a sobrevivir.
La procrastinación, el hábito de retrasar soluciones que deben atenderse, sustituyéndolas por situaciones más agradables, pero irrelevantes en este momento, puede ser juzgada como un síntoma por déficit de atención con hiperactividad.
No cabe la contemplación cuando hasta los alcaldes demócratas de las principales ciudades de los Estados Unidos han salido a defender los derechos humanos y laborales de los migrantes, reducidos a carne de cañón.
Los coletazos del animal moribundo pegan hacia ambos lados de la frontera
Redadas de indocumentados, de migrantes en trámite de obtener los ansiados documentos, de residentes que apuntalan el crecimiento de la economía de ese país, más los campos de concentración para los hijos y nietos en pleno territorio estadounidense son una vergüenza mundial. El paranoico ha causado un revuelo inédito al verse perdido en las encuestas.
La droga dulce para el electorado de la basura blanca que lo llevó al poder en Estados Unidos ha resultado ser una mancuerna de despropósitos utilizada como palanca electoral: el exterminio de migrantes y la guerrita comercial, perdidos ambos en todos los frentes. Pero los coletazos del animal moribundo pegan hacia los dos lados de la frontera.
El acoso militar, la represión y la deportación hacia nuestro país de miles de migrantes nacionales y de áreas deprimidas del Continente que vendrán a endurecer aún más las difíciles condiciones de vida de los trabajadores nacionales amenazan desquiciar las medidas y los programas pensados a mediano plazo para la solución angustiosa del problema.
El voto duro de los republicanos a Trump se ha comprimido sensiblemente
Para colmo ni con eso las medidas alcanzarán ningún objetivo electoral. En Estados Unidos la suerte está echada y el Partido Republicano no tiene para dónde hacerse. Cualquiera de los candidatos demócratas lo arrasará en las urnas en noviembre del próximo año. Han sido demasiados los engaños y burlas del tipejo anaranjado para que vuelvan a confiar en un sujeto de ese perfil.
El treinta o treinta y cinco por ciento que representa en el padrón electoral el voto duro de los white anglo- saxon protestants no ha podido resistir las tretas fallidas de Trump y sus promesas fracasadas desde la campaña anterior y se ha comprimido sensiblemente. Ya no alcanza para ganar.
Han sido categóricos los fracasos de los famosos aranceles a productos europeos y asiáticos, las amenazas a las industrias que establecieron ensambladoras fuera de territorio estadounidense, las medidas fiscales regresivas que quiso imponer para favorecer a los más ricos.
Su enfrentamiento, hoy fracasado con las potencias emergentes ha sumido a los Estados Unidos en un proceso de reflexión acerca de la improcedencia de las actitudes de super potencia desplazada frente a poderes extranjeros que por sí solos acumulan la deuda externa del país, los volúmenes efectivos de oro…
… el manejo del 80% de los flujos financieros del planeta, la posesión de las divisas duras con las que todo mundo quiere hacer sus transacciones y compras de productos esenciales, la furiosa desigualdad económica interna que los aflige, la indefensión del estado de fuerza frente a las armas modernas con alta tecnología en manos de los enemigos históricos.
Intolerancia y exterminio son los premios al esfuerzo de los migrantes
Si la política exterior es la continuación de la política interior, todas las fuerzas del Estado mexicano deben acudir en auxilio de nuestros paisanos trabajadores que el único delito que han cometido es mantener enhiestas las industrias de la construcción, las agroalimentarias y el abastecimiento de comestibles para la población gabacha.
Los Estados Unidos deben a los migrantes mexicanos y centroamericanos haber sostenido los excedentes críticos para el desarrollo de todas las estructuras económicas y de dominación de ese país. Y ahora que luchan por su honor y dignidad están más solos que la una. La intolerancia y el exterminio son los premios a su esfuerzo.
David W. Griffith en El nacimiento de una nación y su lección no aprendida
Los estadounidenses empoderados han derrumbado todos los códigos estructurales y éticos en defensa de supuestas hegemonías imperiales que hoy no tienen fundamento ni razón de ser. Estados Unidos se enfrenta a su propio espejo, que revela el nivel de descomposición y la impotencia para enfrentar los reclamos de su propia gente.
La actual situación trae al recuerdo las épocas del auge del cine mudo, cuando en 1915 David W. Griffith, primer cineasta de autor en aquel país mostró al mundo su obra maestra: El nacimiento de una nación, donde aparece el montaje al servicio de las transposiciones de la realidad.
La creación de un universo blandengue de clase media rica, de moralidad victoriana, inspirado en la literatura folletinesca del siglo XIX sostiene la desigualdad económica, pues esta tiene su origen, argumentan, en la existencia de la diversidad racial.
Las etnias y los negros son fustigados como un cáncer de los Estados Unidos y los soldados blancos confederados defienden una herencia aria, sinónimo apriorístico de supremacía. La secuencia final, aquélla donde las tropas del Ku Klux Klan llegan al rescate de los blancos asediados por hordas de negros es muy ilustrativa.
Nuestra flamante Guardia Nacional ¿sigue los pasos de un nuevo Ku Klux Klan?
En la mentalidad de los votantes en favor de Donald Trump, nuestros trabajadores migrantes ocupan hoy en el debate panfletario de la sucesión estadounidense el lugar de las hordas de negros y etnias. Su enemigo está definido desde hace mucho tiempo.
Sería una tragedia comprobar que los soldados confederados que apoyan a los fanáticos del Ku Klux Klan fueran los mismos de nuestra Guardia Nacional.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: El acuerdo en el que México se compromete a controlar la migración irregular como una forma de frenar la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, sigue desatando controversia. Organizaciones civiles advierten que enviar militares integrantes de la Guardia Nacional a la frontera sur de México, una de las acciones de la estrategia, no es la mejor solución. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador despliega a 6 mil de esos efectivos de la Guardia Nacional, para controlar el flujo migratorio en las fronteras norte y sur. La corporación, creada hace unas semanas, está formada principalmente con oficiales de la Policía Militar. Utilizarlos para atender el problema de quienes ingresan irregularmente al país implica riesgos. + + + El presidente estadounidense Donald Trump se felicitó hace justo un mes, el 17 de junio, de que el gobierno mexicano “está haciendo un muy buen trabajo en frenar a las personas mucho antes de que lleguen a nuestra frontera sur”, en referencia a los operativos que desplegó la administración federal mexicana para cumplir con el acuerdo pactado el pasado 7 de junio en Washington.
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