Joel Hernández Santiago
El domingo 21 de julio estuvo en México el Secretario de Estado de la Unión Americana, Mike Pompeo. Y tuvo una reunión a puerta cerrada por tres horas con el Canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
Lo de “a puerta cerrada” es muy importante porque precisamente durante esa reunión, habrían de hablar de lo que sigue a los 45 días de prueba de fidelidad mexicana a las amenazas caprichosas del presidente Donald J. Trump y de otros temas que ya se ponen en la agenda de los dos países y que no se dijeron públicamente por aquello de lo “políticamente correcto”.
En todo caso poco a poco va se va descubriendo la intención del presidente de aquel país, no obstante que nuestro Canciller salga con que el encuentro entre ambos representantes ‘fue todo un éxito’. Un éxito que lo atribuye a sus “buenas gestiones” y que ‘obedece a las instrucciones presidenciales’.
Por lo pronto el primero en exponer lo que pudo haberse acordado ese domingo de julio en la cancillería mexicana fue el mismísimo Donald J. Trump una vez informado de lo que se acordó ahí.
Todavía el 25 de junio pasado, el secretario de la Defensa de México, Luis Sandoval, informó en Cancún el despliegue militar en la frontera norte con Estados Unidos: dijo “hemos desplegado un total de casi 15 mil efectivos compuestos por elementos de la Guardia Nacional y unidades militares”. Si. Pero no.
Resulta que Donald J. Trump tiene otras cifras: El miércoles pasado dijo de forma ostentosa y en su beneficio electoral:
“Lo que están haciendo en México también es bueno para México, porque los cárteles han recorrido toda la frontera por años y años. Y México está diciendo y su presidente: ‘tenemos que limpiarlo.’ Así que ya han enviado 21 mil soldados y, probablemente, enviarán más”. Esto es: México no tiene 15 mil hombres, tiene seis mil más y deberá fortalecer aún más la vigilancia en la frontera norte. A su costo y riesgo.
Ya se sabe que Estados Unidos ha insistido a México ser el “Tercer país seguro”. No sólo en las negociaciones que se llevaron a cabo en Washington la segunda semana de junio pasado, como luego a lo largo de las semanas.
El tema no sólo se ha puesto en la mesa de las negociaciones y aunque México ha dicho “no” –según el Canciller mexicano—lo cierto es que de alguna manera nuestro país ya comienza a serlo con la aceptación del regreso de centroamericanos que deberán hacer una larguísima espera en nuestro territorio en espera de la resolución estadounidense… O quedarse aquí si la respuesta es “no”
Pero aún hay más: Resulta que Mike Pompeo deslizó en las pláticas de ese día, el serio enojo del gobierno de Estados Unidos respecto de temas concretos y de comercio entre ambos países. Así como las consecuencias para México si no se resuelve pronto el asunto:
Y es ni más ni menos que la Comisión Federal de Electricidad –léase Manuel Bartlett—quiere hacer nulos contratos millonarios ya firmados con la empresa IEnova, que es filial de la empresa estadounidense de gas Sempra. Ellos acusan de violación al contrato y al estado de Derecho.
Y además que la misma CFE –léase otra vez Manuel Bartlett- decidió la suspensión del servicio de gas a través de un nuevo gasoducto del sur de Texas a Tuxpan, lo que anula compromisos legales y comerciales ya firmados entre ambos países.
Esto tiene muy enojado a Donald J. Trump y a su gabinete comercial y de negocios porque previo a lo dicho por Pompeo, ya en dos o tres ocasiones han enviado mensajes a través de la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, la que los transmitió, pero sin resultados.
A ella le han insistido sobre estos dos temas de alto riesgo para México y sobre el tema del Tercer País Seguro. Y está en el aire que EUA quiere que México lleve un registro pormenorizado de migrantes para conocer al detalle quién es cada uno de ellos y sus riesgos para la seguridad nacional de EUA.
Conviene al gobierno de México hacer una revisión de lo que tiene que ver con la zona comercial y el tema de los contratos firmados, ya para re-negociarlos o para cumplirlos, y cuidarse en el futuro de no cometer los errores que en esta materia cometió el gobierno de Enrique Peña Nieto y al que se le tendría que hacer responsable.
Así que en lo relativo al tema migratorio y de seguridad nacional, para Estados Unidos, México “está haciendo bien su tarea”, lo que es utilizado por Trump para su intento de reelección presidencial. Que es decir, México le está haciendo la campaña.
Pero esto, tiene muy molestos a los congresistas demócratas de aquel país que han sido aliados de México al impedir la construcción del muro, al impedir reformas al tema migratorio en favor de Trump y al criticar los impulsos agresivos de Trump hacia México con aquello de los aranceles, además de endosarle a Trump violación a los derechos humanos en migrantes centroamericanos…
Ya vimos que lo de las redadas masivas que prometió Trump fue una amenaza que era más bola de humo. Y eso es. Y ojalá lo siga siendo, en tanto que el gobierno mexicano sigue “haciendo bien la tarea” y Marcelo Ebrard felicitándose por el éxito de su gestión como Canciller mexicano. ¿Y la seguridad nacional de México? ¿Y la batalla anticrimen de la Guardia Nacional?