Francisco Gómez Maza
• El secretario Herrera pisa el acelerador
• Hay que paliar los efectos de la crisis global
Hay que ser honestos. Hay que ser justos. Criticar cuando haya que criticar. Reconocer cuando haya que reconocer:
La marcha de la economía no sólo depende de las políticas públicas, implementadas por el gobierno mexicano. En el comportamiento de las variables económicas pesan, sobre todo, las condiciones del entorno, de la economía de los principales socios de México y del ambiente de desaceleración en el que se está moviendo la economía mundial.
Afirmar lo contrario es inocular veneno en las conciencias y atizar el fuego del odio. Y la recesión, que ya habíamos pronosticado hace un quinquenio por lo menos, si se da, será mundial, y como México está en el mundo, pues le tocará, si no pone remedio, una parte de la ira de Pluto.
La economía nacional, la décimo quinta más poderosa del planeta, no puede sustraerse de lo que pasa en la economía global, y esta, durante el segundo trimestre del año (2019) continuó mostrando signos de desaceleración, en un contexto geopolítico de tensiones comerciales generadas por la inconciencia de quien desgobierna al imperio estadounidense (Donald J. Trump), y de conflictos geopolíticos también propiciados por el presidente estadounidense en medio oriente, Siria e Irán, especialmente. Influyen suficientemente los malos tratos a la República Popular China y a Rusia.
La economía mexicana no es ajena a este ciclo y muestra resultados económicos mixtos, como lo reconoció hace unos días el propio nuevo secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, quien destacó que, al segundo trimestre del año, por un lado, la actividad industrial y la inversión han mostrado una mayor debilidad, mientras que las exportaciones no petroleras continúan presentando una tendencia positiva y el mercado laboral, un desempeño estable, con crecimientos en el salario real.
Los principales balances de las finanzas públicas presentaron, al primer semestre de 2019, mejores resultados que lo programado. El balance primario registró un superávit de 228 mil 88 millones de pesos, que se compara favorablemente con el superávit programado de 135 mil 434 millones de pesos. Asimismo, el balance público presentó un déficit de 119 mil 922 millones de pesos, el cual es menor al déficit previsto para el periodo, de 258 mil 873 millones de pesos.
En los primeros seis meses de 2019, los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal fueron superiores al programa en 12 mil 111 millones de pesos y tuvieron un crecimiento de 1.7 por ciento en términos reales respecto al mismo periodo del año anterior. Por su parte, los ingresos presupuestarios del Sector Público; es decir, el conjunto que incluye al Gobierno Federal, Pemex, CFE, así como los organismos de control presupuestario directo, aumentaron 0.6 por ciento en términos reales respecto al mismo periodo de 2018, y resultaron inferiores al programa en 68 mil 430 millones de pesos. Lo anterior como resultado de los menores ingresos petroleros observados en el periodo.
Entre enero y junio de 2019, el gasto neto pagado fue inferior al programa en 174 mil 484 millones de pesos, resultado de un menor gasto programable de 123 mil 751 millones de pesos y de un gasto no programable inferior en 50 mil 734 millones de pesos a lo previsto para el periodo.
El gasto programable de los ramos administrativos, componente sobre el cual tiene control directamente el Gobierno Federal, muestra un avance de 95% respecto al programa, mayor al 91% registrado el trimestre anterior, por lo que se continuará trabajando para que el ejercicio del gasto esté en línea con el programado al cierre del año.
En el primer semestre de 2019, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), la medida más amplia y robusta de balance del Sector Público Federal, registraron un déficit de 60 mil 941 millones de pesos, menor al déficit observado en 2018 de 236 mil 322 millones de pesos.
El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) al segundo trimestre de 2019 fue de 42.5 % del PIB.
La economía va por lo que dicen las cuentas. No va como quisiéramos, pero marcha lenta pero en sentido de las manecillas del reloj. Y nada tiene que ver que esté AMLO en la presidencia. Sería lo mismo si estuviera Juan de los Palotes, o cualquier panucho o priista. Quien no quiera aceptarlo allá él. Que con su pan se lo coma.
Cierto. El entorno económico global transita a una fase menos dinámica de crecimiento, determinada principalmente por las tensiones comerciales entre EUA y China, así como por conflictos geopolíticos en diversas regiones del mundo. Y es muy positiva la política económica anunciada por el secretario Herrera Gutiérrez. Seguro que habrá gustado a los empresarios más influyentes, aunque no la entiendan los enemigos gratuitos del tabasqueño. Pero en la crítica hay que ser justos. Y la economía mexicana no es ajena al ciclo global descendente, desacelerado, recesivo, como quiera usted llamarle. Y para hacerle frente, Herrera Gutiérrez anunció un apoyo, nada menor, de 485 mil millones de pesos para la creación de infraestructura, para impulsar la inversión física y el consumo privados, así como adelantar los procesos de licitación del gobierno federal del ejercicio fiscal 2020. ¿Son suficientes estos recursos para hacerle frente a la desaceleración económica? Los empresarios están contentos.
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