Claudia Rodríguez
De dimes y diretes está lleno el bolsillo
Se ha dicho recio y bajito ya con anterioridad que, de existir cuentas personales pendientes entre servidores públicos, gobernantes, legisladores y jueces –incluso de tiempos pasados—, deberían tomar un espacio de discusión para dirimir lo que a sus intereses convenga, sin poner en medio el bienestar de los mexicanos.
Es una realidad por todos conocida, como desde el sexenio de Felipe Calderón, se abrió la puerta totalmente a la violencia e inseguridad sin tregua, de lo que definitivamente es responsable el ex jefe de Ejecutivo –apuntan cuentas, variables, estadísticas y análisis, que de manera espuria el personaje en cuestión llegó al poder.
Igual es cierto que las recesiones económicas en México son casi cuestión costumbrista pero no por ello se debe de dejar de resaltar lo toral: esa situación es negativa y va minando cada vez más la recuperación en el bolsillo, el pago de deudas, la aspiración de un mejor patrimonio entre los mexicanos.
De dimes y diretes está cansada la población, mientras muchos de quienes las protagonizan no tienen ni una pizca de preocupación por su estabilidad económica ni presente ni futura y la gran mayoría a quienes el mismo sistema de partidos no nos deja ser más que espectadores y hasta opinantes; el show mediático nos sirve nada más que para acompañar agriamente, nuestras penurias.
Cómo no defraudar la esperanza
El periodista Francisco Rodríguez, antes de la victoria electoral muy proyectada de Andrés Manuel López Obrador en el 2018 hacia la Presidencia, planteaba el escenario de cómo afectaría al ya mandataria federal, al quebrantar y no poder cumplir con todas sus promesas de campaña, pues era imposible revertir lo ya andado de forma negativa con sólo chasquear los dedos. No obstante, López Obrador señalaba reiteradamente que tenía la fórmula, que el combate a la corrupción derramaría casi instantáneamente el bienestar nacional.
Hechas las cuentas, parece que sólo alcanzarán el bienestar, los pobres más pobres; los que ya casi estamos en la orilla, a seguirnos exprimiendo y cortándonos las oportunidades ya no digamos de crecimiento, sino de estabilidad. ¿Cuántos alcanzan a cubrir dignamente sus necesidades al final del mes?
En septiembre de 2017, la Universidad Iberoamericana presentó un informe sobre los porcentajes de las fracciones de la población en México, de acuerdo con su capacidad económica. De ahí hasta ahora, las cosas no han cambiado mucho. En el trabajo “México: país de pobres y no de clases medias”, la universidad destacaba que desde 1992 a 2014 prevalece en México el mismo número de ricos, el mismo número de pobres y la misma cantidad de personas pertenecientes a una clase media, que es cada vez más vulnerable y representa el 27 por ciento de la población total mexicana, mientras que el 63 por ciento se encuentra en situación de pobreza y fragilidad, y sólo un 10 por ciento conforma la población con cientos de miles de pesos en sus cuentas bancarias. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en contraste, afirmaba, que sí había movilidad económica en el país, representado por al menos dos millones de gobernados que antes eran pobres y dejaron atrás esa condición económica.
Qué frío
El segmento de la clase media sustenta decenas de proyectos de los Gobiernos con sus impuestos y el movimiento de la economía, si tiene cómo y con qué pagar.
Nada para restarle a los más pobres y darle las oportunidades que merecen; pero jalar la cobija para ello y desproteger a la cada vez más estudiada pero golpeada en sus carteras, clase media; así no.
Así que espectáculos mediáticos ya deben ser superados. Voluntad, acciones y realidades que demuestren que sí se puede, como tanto se promete.
Acta Divina… El mandatario mexicano reiteró que no se cumplió el pronóstico de recesión y sostuvo que ahora “viene el que podamos crecer al 2 por ciento a finales de año. Se están arreglando las cosas para que haya más crecimiento acompañado de desarrollo porque, insisto, crecimiento es hacer dinero y desarrollo es hacer dinero y distribuirlo a todos”
Para advertir… A-to-dos.
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