Jorge López-Portillo Basave
La semana pasada los candidatos del Partido Demócrata del país vecino del Norte se presentaban por segunda ocasión ante sus electores. Un tema fue reiterado: La insistencia en que los tratados comerciales de América del Norte (NAFTA 2.0) y de la Alianza Trans Pacifico (TPP) debían ser renegociados para asegurar que protegieran los intereses nacionales, en especial los de los trabajadores que, según se indicó, eran desplazados por mano de obra barata ante la ambición de las grandes trasnacionales que, por ahorran un centavo, llevan sus plantas a México y a otros países.
Seguramente esta postura nos suena conocida, porque fue la misma que sobre ese tema uso el actual presidente de EUA, Donald Trump, quien, ante el asombro de muchos, cumplió su promesa de campaña presionando con éxito a México y a Canadá para modificar el TLC. Todo esto, a pesar de la insistencia de los líderes políticos mexicanos que, incluso, aun después de la elección que llevó a la Casa Blanca al magnate de Nueva York, decían que no era posible cambiar ese Tratado.
Naturalmente el tema migratorio también fue parte de dicho debate, pero para insistir en una regularización prometida desde hace décadas para los millones de inmigrantes que viven en dicha nación y para combatir las causas de la migración de Guatemala, El Salvador y Honduras con inversiones millonarias, propuesta que suena al plan que impulsa Marcelo Ebrard con el plan Yucatán.
¿Será que los Demócratas, desde el poder, harán nuevos ajustes al aún no vigente T-MEC? ¿Será que las inversiones en Centroamérica frenen la emigración masiva o estaremos frente a un fenómeno más complejo que implica políticas regionales que serán supervisadas por el Tío Sam con la justificación o pretexto de evaluar el impacto del dinero que se envíe?
Así, concluimos el mes de julio con un debate de ofertas Demócratas incumplidas desde que en los años 90´s el Presidente Bill Clinton publicó una muy dura ley migratoria que Barack Obama y Dunald Trump, han seguido aplicando principalmente en contra de México; también nos deja el mes concluido, con balaceras que lamentablemente dejaron 3 migrantes mexicanos muertos en estado de Texas y a otros 3 migrantes hondureños fallecidos en lugar cercano, pero de este lado de la frontera en el estado de Coahuila, todos ellos victimas de la violencia, de la delincuencia, de la locura y de la desesperación. ¿Será que los gobiernos latinoamericanos están felices de ver a sus ciudadanos migrar a EUA por la incapacidad de tener en sus propias tierras oportunidades de desarrollo?
Estos y otros temas globales deben ser atendidos de manera eficiente y oportuna para evitar sorpresas anunciadas, como las del 2016. Pero claro hay temas nacionales que nos ocupan diariamente y a veces nos distraen de los temas multinacionales que, a final de cuentas, impactan nuestra economía fuertemente con o sin nuestro consentimiento, con o sin la comprensión de nuestros líderes, como lo ha sido desde el inicio de la historia del comercio exterior. Le comparto mi opinión, pero, claro, usted juzgue y genere sus propias conclusiones.
En esta columna semanal trataremos de desmenuzar los orígenes de la migración regional contemporánea y su impacto, así como los de las políticas comerciales de EUA y China en nuestra política económica que, aunque parecen temas distintos, tienen mucho en común, entrelazando nuestros comentarios con hechos diarios que nos permitan ver su fundamento y posible efecto local y regional.
Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona.
Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.
Feliz lunes y que Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.