Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El pobre no es el que tiene poco sino el que desea más.” – Séneca.
Vaya que las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) retratan el panorama real de la pobreza en nuestro país.
Una pobreza que va más allá de la crisis de orden económico-social que representa, sino que tiene que ver más, con la pobreza de mentalidad y de actitud del propio pueblo de México.
Seguramente como habrán de afirmar los integrantes de la Cuarta Transformación esto es resultado directo de la aplicación de un modelo económico de corte neoliberal, impuesto por la mafia del poder a mediados de la década de los 80’s del siglo pasado.
Para ellos, la política pública para remediarla estará, en entregar dinero de manera por demás clientelar para resolver la problemática, afirmando que solo así México saldrá de tan severa crisis.
Mientras tanto, Veracruz se sume en la carencia, en el desorden social, en la falta de incentivos económicos, que provocan ya una perdida severa de la confianza, que obliga al inversionista, al dueño del capital a contraer inversión y por ende, detener el círculo virtuoso de la economía.
Pero nos hemos puesto verdaderamente a pensar que el problema no es el modelo económico, sino quienes debieron poner en marcha y manejar de manera correcta la política pública.
Las cifras que presenta el Coneval, retratan la entraña misma del funcionar del gobierno estatal, evidenciando que fueron los gobiernos priistas de Fidel Herrera y Javier Duarte los responsables del incremento descomunal de la pobreza en la entidad.
En 2008, la entidad era aun gobernada por Herrera Beltrán, y su política de Desarrollo Social había sido un parteaguas en la contención de la pobreza, el mismo Tío Fide se mantenía al pendiente del manejo de los programas.
Regulares eran sus reuniones en Casa Veracruz con todos los secretarios y funcionarios para evaluar el impacto de ellas, solo que al final de la administración, el crecimiento de la inseguridad y el descuido, producto de las campañas políticas de sucesión provoco se hiciera a un lado la política social.
De esa manera las cifras de pobreza alcanzadas en 2008 que tenían un 51.2% con tres millones 879 mil personas paso en tan solo dos años a 57.6% y cuatro millones 448 mil veracruzanos en esa franja de precariedad.
Es el gobierno de Javier Duarte el que provoca el incremento abrupto de la pobreza, no se sabe si por maquillar las cifras o por que en su momento, el Programa Adelante, insignia de su arranque de gobierno hubiera verdaderamente incidido en el nivel de pobreza.
Pero de 2010 a 2012 el nivel de pobreza disminuyó en cinco puntos porcentuales, pasando del 57.6% al 52.6%, es decir había cerca de 300 mil pobres menos.
Pero al parecer el plan de Duarte fue ser gobierno únicamente los dos primeros años de su mandato, para dedicarle los últimos cuatro al dispendio y al saqueo descomunal, lo que provocó el repunte descontrolado de la pobreza
Fue así como entre 2014 y 2016 los niveles de pobreza alcanzaron niveles nunca vistos en Veracruz.
Tan solo 2014 la cifra de la pobreza alcanzó el 58.0% llegando a los cuatro millones 634 mil 200 personas; en 2016, el porcentaje llego al 62.2% con cinco millones 049 mil 500 veracruzanos.
El caso de 2018, es especial, pues la medición abarca la medición de un gobierno bianual que no puede ser calificado de la misma manera que los gobiernos en donde el periodo de tiempo para el ejercicio y medición de la política pública fue de seis años.
A pesar de ello, 2018 muestra una disminución de la pobreza en términos porcentuales, registrando 61.8 por ciento, más no así en el volumen poblacional, donde el número de pobres fue de cinco millones 88 mil 600 personas.
La pobreza en su generalidad alcanzó en una década un incremento sustancial, logrando acumular un 32.2% más pobres que reflejados en personas fue superior en un millón 209 mil 600 personas.
Ahora bien, el efecto del Duartismo especialmente en la pobreza provocó un disparo de la pobreza extrema, esa que lacera, lastima, más que ninguna otra.
Las cifras son de miedo, pues colocan a un millón 457 mil 900 personas en la pobreza extrema, lo que refleja que no cuentan ni con lo suficiente para atender su rezago educativo, con carencias para acceder a los servicios de salud, con carencias para acceder a seguridad social, así como para tener calidad y espacio para la vivienda, o servicios básicos en la vivienda, y finalmente acceso a la alimentación.
Tan solo en este último rubro, en Veracruz, según Coneval existen dos millones 222 mil 300 personas que no pueden hacer tres alimentos diarios en pleno siglo XXI.
Cinco millones 561 mil 300 veracruzanos no cuentan con acceso a seguridad social (pensión o plan de jubilación).
Un millón 379 mil 300 personas no cuentan el acceso a servicios de salud (servicios médicos).
Un millón 389 mil 400 paisanos no tienen calidad y espacios de vivienda (no cuentan con casa propia).
Tres millones 466 mil 300 habitantes de este estado no cuentan con servicios básicos de vivienda (agua potable, drenaje, luz, teléfono, etc.)
Evidentemente estás cifras reflejan una realidad brutal, una realidad que es culpa de todos los personajes que hicieron gobierno e incumplieron con su verdadera misión, servir al pueblo de Veracruz.
La actual administración estatal, tiene por delante un reto verdaderamente importante, el tema no es menor, más y cuando las cosas no parecen caminar favorablemente para los veracruzanos, si continúan plagados de los señalamientos de nepotismo, trafico de influencias, opacidad, entre muchos asuntos pendientes más.
La pobreza que hoy sufre Veracruz tiene nombre y apellido, por lo que en verdad sería un crimen, si la autoridad federal y estatal continúa dando pie a su inminente salida de prisión y a su campaña mediática por demás ofensiva, de afirmar inocencia.
Los cómplices de esta crisis en materia de Desarrollo Social ahí están, gozando de cabal salud, Marcelo Montiel, Alberto Silva, Ranulfo Márquez, Alfredo Ferrari sin que nada, ni nadie los llame a cuentas.
Mientras que Veracruz se hunde en su pobreza.
Al tiempo.
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