EL SONIDO Y LA FURIA
MARTÍN CASILLAS DE ALBA
Ciudad de México, sábado 10 de agosto, 2019.– Si ya de por sí es difícil transformarse en escena para representar a un personaje, Pía Laborde-Noguez lo ha multiplicado por tres o cuatro actuando en el monólogo Una niña es cosa a medio formar, donde ella es la niña, la madre, el tío y el hermano querido con una enfermedad mental y los que se burlan de él. Todos adquieren vida gracias a la palabra y el tono que Pía les da por momentos desplegando la historia en nuestras narices, basada en la novela de la irlandesa Eimar McBride premiada como la mejor novela de su país que luego adaptó Annie Ryan, para ser traducida al español florido como el que hablamos en México, entre Adriana Toledano Kolteniuk y Pía, para que nos clavemos siguiendo el hilo de la trama durante los setenta minutos de la obra.
Se trata de una niña con una identidad fragmentada que vive en medio de un mundo violento con una madre estricta y peligrosamente religiosa y un hermano que está mal de la cabeza, al tiempo que a la joven se le desata una sexualidad turbulenta. The New York Times dijo que era “una obra fantasmal, en donde el cuerpo apenas está ahí, de tal manera que la puedes confundir con una sombra”.
Llego corriendo al lago ojos neblina al viento siento la frescura pasar rápido ese nuevo día es tan temprano en la mañana que me meto fresco y frío y más frío inundando mis calcetines blancos empapada mi chamarra sube por mi pierna sube lo siento allí adentro mi muslo…
Es una historia sobre la pérdida, el duelo, el dolor y la alienación que tanto trabajo cuesta sobrepasar. Es un relato intimo que fluye cuando Pía habla por ellos por momentos mientras va construyendo el universo en donde ha crecido, a pesar de los pesares, tocando esas fibras sensibles antes que se rompa a pedazos:
Qué tal si pudiera pudiera hacer otro mundo entero una civilización entera en esta esta ciudad que no es casa pero sí puedo y puedo elegir esto y nadie se está cayendo al infierno…
Es un trabajo realizado por la Compañía Dolores de Pía Laborde-Noguez que, en esta ocasión, participan las tres hermanas: Pía, la actriz; Manuela, la escenógrafa y Camila con la musicalización. Las tres profesionales en su especialidad, trabajaron en esta obra cruda y violenta en donde al público se le seca la boca.
“Ahora estaremos en el auditorio del Museo Tamayo (sábados y domingos a las 18:30 hasta el 25 de agosto), y ese es el principio de la vida de esta obra: el año que entra se presentará en la Sala Beckett en Barcelona –pionero en escritura vanguardista– a quienes les propusimos cambiar el texto para el público español y catalán y nos dijeron que ‘no, por favor, eso era justo lo que les encanta, que fuera un texto en el español mexicano.’ Luego iremos al Teatro Cervantes en Londres, el primero y único teatro español en esa ciudad, antes de regresar a México para una temporada”, como me explicó Pía.
Efectivamente, se utiliza un lenguaje con el que viajamos por el interior de los personajes. Por eso lo asocié con las últimas cuarenta páginas del Ulises de Joyce, otro irlandés, como pensamos o decimos eso que fluye del inconsciente: … y yo primero lo rodeé con mis brazos sí y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis pechos perfumados…
Es una actuación genial la que ha hecho Pía, ahora que ha madurado, después de sus años de estudio en la Royal Academy of Dramatic Arts (RADA), para llegar a su apogeo ahora mismo: espléndida, dueña de la palabra en cada uno de los personajes de esta historia que conocemos en boca los que la conforman, con un lenguaje crudo, innovador y experimental que implica lo que sienten, para ser modelo del teatro contemporáneo mientras Pía Laborde-Noguez nos mantiene en vilo de pe a pa.