FRANCISCO RODRÍGUEZ
El nuevo régimen entra al primer tercio poseído por una visión superficial del sentido del gobierno. En un proceso que debería ser de definiciones profundas, de gran visión sobre los objetivos básicos, lo embarga el concepto absoluto de la moralina, mala consejera de los regímenes transformadores.
Lo anterior no pretende decir que una posición de arrase contra la proverbial corrupción que nos embarga no sea recomendable. Pero si se lleva a cabo debe ser a fondo ,no revestida de paspartú. Parece, y en política lo que parece es, cargada de revanchismo, no de posturas francas y a fondo.
Si lo que se pretendía era luchar decididamente contra la delincuencia administrativa, lo que se está dando son muchos palos de ciego. No había necesidad de bordar en lo esquemático o francamente publicitario. Los peces chicos distraen, no aciertan a pegar sólido contra los tiburones de la barbarie cometida contra este país en el pasado inmediato.
Máxime, cuando los procesos incoados carecen de la relevancia que el pueblo esperaba, y por la que votó masivamente hace un año. Con haber enfocado las baterías contra los caciques petroleros y los empoderados del gobierno peñanietista era suficiente y altamente redituable. Todos los demás iban a caer por su propio peso, sus vinculaciones, su influencia decisiva en lo perpetrado y consumado.
Ir al árbol, no a las ramas. No ofrecer un espectáculo barato, cargado de ignorancia e impericia. No gastar las energías y el favor popular en un carrusel de barbaridades que exhiben inexperiencia o confabulación. Han fallado los actores principales de las persecuciones. De la Fiscalía para abajo.
Las causas, incuestionables; los métodos dejan mucho qué desear
La especialidad sigue siendo acusar por delitos menores, que alcanzan fianza. La exoneración y liberación previsible de los investigados ocasionará un sopapo de magnitudes ridículas. Luego no se podrán añadir otros ilícitos por aquello de que en una misma causa, nadie puede ser juzgado dos veces. Non bis in idem. ¡Gulp! Un olvido anticlimático.
Independientemente de estas exquisiteces, los próceres del poder ministerial, los fiscales y jueces pasarán a la báscula del improperio, porque fueron enviados a ejercer el poder mediante unas acciones de mentiritas. Si eso es lo que se buscaba, mal; si no, peor.
Y aunque las causas son incuestionables, los métodos dejan mucho qué desear. Nos salen debiendo. La moralina administrativa no puede ser el valor absoluto de un régimen que llegó con todo el equipamiento para actuar en serio. El signo de un Estado mediocre ronda por los corrillos políticos y judiciales.
No existe gran visión para aplicar la justicia, para servirle al respetable, ni para acaso reformar procedimientos, menos para transformar el país, se piensa. La popularidad del nuevo gobierno no sólo va en caída libre, en picada frenética, lo peor es que también va acompañada de decepción, en todos los sectores, edades, regiones y clases sociales.
El basamento político del nuevo régimen apunta directo al caño. Las bases se pulverizan, la esperanza se consume a velocidad vertiginosa. Y cuando esto pasa, es dificilísimo remontar o siquiera detener la caída. Es la hora cero, la fatídica de la prueba del añejo. Parece que hasta aquí llegamos. No hay ruta crítica por delante.
El huido, a buen resguardo; quien comparece, en manos de tartufos
Los grandes delincuentes políticos, de plácemes. Desde ex presidentes hasta sicarios operadores como Videgaray, Romero Deschamps, Meade, Ruiz Esparza y los líderes oficialistas. Llegó la hora de que “Tantas veces me mataron, / Tantas veces me morí, / Sin embargo estoy aquí / Resucitando. / Gracias doy a la desgracia / Y a la mano con puñal, / Porque me mató tan mal, / Y seguí cantando.”, recordando la enorme canción de la argentina Mercedes Sosa “Como la cigarra “. ¿Será posible?
El que huye está a buen resguardo, él o la que comparece, en manos de tartufos, incapaces de sancionar a un borracho, como antes, como siempre. Todo, por no pegar en lo sustancial, por andarse por las ramas, por ignorar que tienen todo el respaldo del pueblo y del Estado para actuar a sus anchas, y además ser aplaudidos.
Si desde el principio hubieran hecho lo conducente, hoy estarían en los cuernos de la luna, esperando los lauros y las bendiciones electorales. Como no fue así, tienen que mochar a los partidos, ante la amenaza de que éstos se alíen o de que junten fuerzas económicas del subsidio. Las elecciones intermedias prometen ser de castigo a los medrosos.
Los comentócratas, acertaron involuntariamente y a contrapelo
Otra oportunidad absolutamente desperdiciada. En los tendidos, muchos piden que regresen los que ya se habían ido, sancionados por corrupción en las urnas del primero de julio. Los opinadores y cagatintas que los defendieron por intereses y por dinero, ahora se pasean como dueños de la verdad. Acertaron involuntariamente y a contrapelo.
Nuevamente son los líderes de opinión en el rancho grande. Los finqueros y capataces los reconocen y los premian en medio del alborozo mediático. Ganaron de calle. Los foros televisivos de comentócratas se visten de fasto y de engolamientos. No tienen enemigo al frente. Los que hay, están reducidos por sus gazapos.
El nuevo régimen insiste en el concepto absoluto de la moralina
Las instrucciones de los fiscales estadounidenses se convirtieron en agua de borrajas. El cometido era empezar por los grandes, mínimo desde hace setenta días . Como no lo hicieron, hoy exhiben ante el Imperio chiquito proporciones minúsculas. Ni para eso sirvieron. Deberán seguir tragando sapos ante cualquier estornudo de Donald Trump y los demócratas y republicanos de turno.
Finalmente, pueblo pobre, con gobierno pobre, carente de lo elemental para sobrevivir en medio de un mar de amenazas y malos tratos. La pobreza también se mide por la incapacidad para allegarse medios de subsistencia en la vida, por las conductas disipadas o porque “peor es chile y l’agua lejos”, como dice el refrán.
Y el nuevo régimen insiste en el concepto absoluto de la moralina como paupérrima idea de Estado. La agenda legislativa del período 2019 – 2020, acusa, como el paquete económico, las deficiencias de un gobierno de corto plazo.
Entre el escuálido catálogo de iniciativas a discusión, el 99% lo ocupan sueldos, responsabilidades administrativas, austeridades, congelamiento de cuentas que serán descongeladas, reasignaciones presupuestales a los partidos. Virutas y corcholatazos que no sirven, como decía el gitano, “¡pa’ na, pa’ na y pa’ ná!”.
Y el Estado está atrapado por soberbia, ignorancia, revanchismo…
¿Dónde están los proyectos de gran visión?
¿Dónde está el músculo del Estado fuerte y reivindicativo por el cual votamos?
Atrapado por soberbia, ignorancia, revanchismo, demagogia, publicidad, y por el grito de los derrotados: aquí no hay otro chicharrón que truene, más que el mío.
Porque “el Estado soy yo”, y “después de mí, el diluvio”.
Y si me equivoco, vuelvo a mandar lo mismo.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: A finales de junio la agencia de noticias del gobierno, Notimex, difundió un cable en el que se lee que “de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción 2018 de Transparencia Internacional, México se ubica en la posición 138 de 180 países evaluados según los niveles percibidos de corrupción en el sector público, por haber obtenido una puntuación de 28/100, en donde el 0 “es altamente corrupto” y 100 “es muy limpio”, señaló el coordinador general de Seguimiento de Recomendaciones y de Asuntos Jurídicos de la CNDH, Rubén Francisco Pérez Sánchez. Indicó que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha expresado su preocupación ante esta situación, así como diversos organismos internacionales, como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que han señalado que la corrupción impacta más en la población en situación de pobreza y vulnerabilidad. Ello, ya que aumenta el costo de acceso a servicios públicos, debilita el contrato social y desincentiva inversiones, lo que genera desempleo y menor crecimiento económico. También, mencionó Pérez Sánchez, afecta a niñas, niños, adolescentes, mujeres, afrodescendientes, migrantes, personas privadas de libertad y, especialmente, a integrantes de pueblos y comunidades indígenas que, ante el desarrollo de proyectos económicos, pueden ver vulnerados sus derechos al patrimonio cultural, a la preservación del medio ambiente, así como a la consulta previa e informada…”
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