Jorge López Portillo Basave
Durante estos días nos hemos enterado de que algunas empresas como GOOGLE y SONY han logrado desarrollar y están por obtener patente de lentes de contacto que pueden tomar fotos y video mientras son utilizados por nuestros ojos en nuestro día a día. Imagínese las imágenes que habrá en los medios de comunicación en el futuro cercano.
Por eso es que nuestro país debe invertir en tecnologías del futuro para poder romper el circulo de subdesarrollo tecnológico y económico en el que estamos inmersos desde hace décadas. Me refiero al subdesarrollo con respecto a otras naciones con menos recursos naturales y con menos ventajas geográficas que las nuestras, que hoy en día son punta de la industria de todo tipo, mientras que nosotros repetimos como dogma de fe que es culpa de alguien más el que no estemos a ese nivel.
Y creo que la culpa es un poco de todos los que callamos o aplaudimos los errores propios y ajenos hasta el grado de hacer pensar que en realidad no son errores sino parte de un destino inalterable que nos ha tocado vivir.
El pueblo tiene el gobierno que se merece dice una frase famosa pero trillada. Bíblicamente se expresa en que Dios nos da la libertad y nos concede lo que pedimos aunque a veces esa libertad la usemos para dañarnos a notros mismos. ¿Cómo es posible que el mismo mexicano que aquí le da al policía una ¨cooperación¨ por hacerse de la vista gorda, pasando la frontera se convierta en ciudadano modelo? ¿Es otro mexicano? ¡No!, es el mismo mexicano que decide seguir las reglas del lugar en donde está, al igual que siguió las reglas al pie de la letra del lugar en el que se encontraba antes.
Regresando al tema de la tecnología hemos de recordar que estos avances tecnológicos no siempre son tan cibernéticos, ya que en China, por ejemplo, se ha informado que el Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte está desarrollando embriones híbridos de humanos con monos para obtener, según él, partes de trasplante como riñones o hígado, lo que trató sin éxito en el pasado con otros animales menos cercanos al ser humano.
“El fin justifica los medios”, decía con un ánimo de cinismo Nicolás de Maquiavelo, pero habría que ver si “el medio justifica el fin” como cuestionaba Agustín Basave al preguntarnos si era válido y conveniente el dar como lecciones de éxito acciones poco éticas, violentas o inmorales que conseguían el anhelado éxito, atropellando y destrozando a cuantas personas fuese necesario.
Por eso la semana pasada nos planteamos la encrucijada que nos presenta nuestro presente en el que se están viendo como modelos de éxito a sistemas que restringen las libertades de sus propios ciudadanos o a grupos que envenenan el cuerpo y el espíritu de nuestros jóvenes con drogas y dinero ensangrentado.
Estaríamos ante un paralelismo de la apología del delito, festejando que se tiene dinero a cambio de la democracia, de las libertades como la de tránsito, de expresión o de manifestación, de la salud, de la unidad familiar y de los derechos humanos colectivos e individuales. Las libertades y el desarrollo económico democráticos Sí son compatibles, aunque la salida más fácil es decir que el autoritarismo es la solución para conseguir orden y bienestar, así no tendríamos que asumir como individuos o como sociedad nuestra propia responsabilidad ni reconocer la consecuencia de nuestros actos.
Así las cosas, mientras las grandes corporaciones y las grandes potencias están cada día más avanzadas en tecnologías que parecen de ciencia ficción, los problemas más simples, como son el acceso a la salud, a la alimentación de calidad, al aire limpio y al agua se agudizan sin que sean tomados en serio por las grandes empresas mundiales que prefieren producir en lugares baratos, con bajas normas ambientales efectivas, y vender en los mercados caros a los que poco a poco también marginan de la derrama económica, concentrando cada día más la riqueza a nivel global en menos manos y homogeneizando a una gran clase económica empobrecida que poco puede decir de lo que les depara el destino, ya que sus propios gobiernos están poco conscientes de lo que hacen. Y son felices con tal de aparecer en la portada de alguna revista en la que se diga que trajeron unos cuantos empleos mal pagados a sus municipios, a cambio de que dichas empresas casi no paguen impuestos ni cumplan con las normas ecológicas que otras empresas locales sí deben acatar.
La apuesta por la modernización tecnológica con una educación ética y por que la misma se aplique en nuestras ciudades es la gran apuesta para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan heredar un mundo, al menos, como el que recibimos de nuestros padres, ya que hoy en día estamos ante fuertes riesgos de implosión social y hasta biológica con el pretexto de que seremos mejores.
Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con un migrante que venia a visitar a sus familiares en La Barca. Me comentaba que era músico profesional, como sus primos, pero que ellos ganaban $150 pesos la hora, mientras que el cobraba $200 dólares allá en los USA, por lo que daba gracias a Dios de haber podido emigrar a EUA durante la amnistía de Regan.
El desarrollo del PIB en México de 1986 a 2018 ha registrado 4 veces un decrecimiento, es decir un crecimiento negativo, y seis veces un crecimiento menor al 2%, según se puede comprobar en las gráficas del Banco de México y del Fondo Monetario Internacional.
En la misma fuente podemos ver que del 2000 al 2018 el crecimiento del PIB per cápita ha sido negativo en ocho ocasiones, es decir que casi la mitad de los últimos 20 años hubo disminuciones en el valor del PIB per cápita, lo que nos explica claramente que no ha habido un crecimiento económico sostenido en muchas décadas, por lo que es evidente que el pronostico para el 2019 lamentablemente es algo que ya hemos visto antes y no un hecho aislado de la presente administración.
Pero si se insiste en dejar de invertir y echarnos a llorar desde el sector privado, seguramente será peor el efecto de la contracción en el crecimiento del país o, para ser más claros, habrá menos dinero en los bolsillos de la mayoría de los mexicanos. Por cierto, hay que notar que del 2002 a la fecha es también cuando se empiezan a disparar las cifras de violencia, por lo que me permito reflexionar sobre el paralelismo del empobrecimiento, la falta de valores y de oportunidades, que abren la puerta para que grupos delincuenciales alquilen baratos a jóvenes en todo el país, ofreciendo empleo “seguro” como halcones, de mulas, de traficantes de personas o de sicarios, ganando ingresos por arriba de la inflación y dando un poder adquisitivo muy superior al de un empleo de obrero o de auxiliar en una tiendita o negocio familiar e, incluso, por encima del salario que gana un profesionista con especialidad.
En los últimos ocho años el precio de la canasta básica, ha incrementado mucho más su costo que el de la inflación promedio, por lo que los salarios mínimos que eran fijados con base en el Índice Nacional de Precios al Consumidor arrojó, del 2011 al 2018, un pérdida mayor del poder adquisitivo de esos bienes básicos en comparación con los demás artículos utilizados para calcular el INPC. Esperamos que sea exitoso el esfuerzo que este año han hecho el gobierno y de la IP con respecto a los Salarios Mínimos para mejorar el poder adquisitivo de los mexicanos.
Le comparto mi opinión, pero, claro, usted juzgue y genere sus propias conclusiones. Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.
Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear y feliz semana.