Francisco Gómez Maza
• A punto de presentar su primer informe
• Amores y odios, la cosecha del presidente
El domingo primero de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentará el primer examen público (periculum, decían los romanos) de su desempeño como jefe del poder ejecutivo.
Se parte de que López Obrador es el presidente más votado en la historia de México. Poco más de 30 millones de votos le dieron el respaldo casi absoluto para dirigir a los mexicanos.
No llegó al poder con muchas ventajas, aunque usted no lo crea. Morena, registrado como partido político nacional, en realidad es un movimiento políticamente heterogéneo, al estilo de la estructura tribal del PRD, que es de donde se desgaja el tabasqueño. Morena es el sustento legal del triunfo lopezobradorista, aunque en realidad quienes votaron por él lo hicieron por él y no por Morena, ni por el PT, ni por el PES, que integraron la coalición Juntos Haremos Historia.
Muchos ciudadanos, al tiempo, al votar por AMLO en realidad votaron en contra del PRI, como un castigo por el desvío ideológico del otrora partido revolucionario. Los votantes, incluidos priistas y panistas, llegaron al primero de julio de 2018 a las urnas agotados, cansados, desilusionados, decepcionados del partido en el gobierno de entonces. Los niveles de corrupción, a que llegaron los gobernantes, fue mayúsculo, y su condescendencia y complicidad con las bandas de la delincuencia fue descarada. La corrupción, sobre todo, fue lo que derramó el vaso y es que los gobernantes priistas y panistas no se midieron. Mientras tanto la delincuencia y las bandas de narcotraficantes hacían de las suyas con los resultados fatales por todos conocidos.
La gente del pueblo, por primera vez, tomó conciencia de que su voto valía, pero no para vendérselo al PRI o al PAN, y sus satélites, sino para llevar a la presidencia al insistente, porfiado, político tabasqueño, quien de verdad entusiasmó a la gente del pueblo con la llamada 4ª. Transformación.
Y contra lo que dicen sus enemigos, el primer mandatario llega a su primer informe de gobierno super protegido por el voto popular. Su popularidad, medida por encuestadores en nada simpatizantes de su causa, sigue tan campante como hace un año, aunque representantes de las derechas y las llamadas izquierdas extremas echen pestes en contra del mandatario, quien por supuesto que tiene muchos claroscuros graves que lo hacen aún más antipático a las clases dominantes y a un sector del periodismo nacional, integrado por intelectuales.
Este escribidor cuestiona en muchas ocasiones las políticas del mandatario, pero no puede dejar de reconocer que su desempeño es visto con muy buenos ojos por los sectores populares de todo el país. No se despeina ante el 60 y tantos por ciento de popularidad de que goza, a menos de una semana de que presente su informe de gobierno. Y eso que, para este escribidor, son cuestionable los logros del gobierno de la 4ªT, en materia de seguridad pública, de salud, de seguridad social, aunque presume plenamente de su política social, sustentada en el reparto de dinero contante y sonante para los sectores desprotegidos de la sociedad, política que este escribidor ha cuestionado porque la Pero bueno. El presidente ha tenido buenos logros, pero también fracasos. Sus enemigos, que en realidad lo odian porque atenta contra sus intereses económicos, quisieran verlo muerto, política y físicamente.
Desde el domingo 25, López Obrador ha remachado sus logros en economía de los trabajadores, en seguridad pública y en sus relaciones de producción con las clases dominantes. Hay satisfacción en sectores por el incremento de los salarios en un 16 por ciento, cosa que no ocurrió nunca en los anteriores sexenios.
Sin embargo, y a pesar de que, de lunes a viernes, desde las 6 hasta las 7 de la mañana”, él y su Gabinete de Seguridad se reúnen para discutir las formas para combatir los problemas que aquejan al país, no ha logrado revertir la situación de violencia generalizada. Continúan los feminicidios, los homicidios comunes se han incrementado, los secuestros y todo tipo de violencia criminal, aunque él presuma que se están “atendiendo las causas de fondo que originaron el problema”.
López Obrador también presume de que, en su gobierno, ha logrado la separación de los poderes político y económico, cuestión que le trajo la animadversión de la inmensa mayoría de los detentadores del gran capital, así como del empresariado en general.