Jorge López-Portillo Basave
Si usted es de la generación pre milenaria recordará que durante los 80s y 90s vivimos la tormenta de información sobre el fin de la Guerra Fría y el ocaso del comunismo frente al capitalismo y a la democracia electoral.
Atrás quedaban las épocas del macartismo, del fascismo y del estalinismo que eran todas ellas parte de una misma moneda llamada totalitarismo ideológico y que fueron como la Santa Inquisición del siglo XX en donde se adoctrinaba a los jóvenes para odiar a los que opinaban distinto, en donde se controlaba el acceso a los bienes básicos para la vida a cambio del control de las ideas.
La humanidad ha pasado por este tipo de episodios en múltiples ocasiones. Esta que nos tocó vivir no será la excepción por lo que debemos prepararnos y, en medida de lo posible, atenuar los efectos nocivos para nuestras propias familias que se ven bombardeadas por posiciones cada vez más extremas y agresivas que justifican su discurso en uso de la libertad que le niegan al de enfrente.
La libertad, que según la mayoría de los países occidentales es un derecho humano, no es un derecho inevitable, es decir que las libertades son conquistas que deben ejercerse y defenderse. Pero la defensa de estas debe ser también dando ejemplo y respetando las de los demás, a pesar de que sus ideas nos parezcan absurdas o inútiles. La mejor manera de trasmitir una cultura es por el ejemplo.
Hace miles de años los griegos clásicos nos decían que la perversión de las formas de gobierno es la contraria a las virtudes de estas. Así, la democracia tiene una perversión que es la demagogia y ésta se da en sistemas de derecha, de centro o de izquierda. Gracias a las telecomunicaciones modernas los políticos tienen menos margen de maniobra, pero también pueden manipular información y difundirla mucho más rápidamente por lo que los ciudadanos debemos estar atentos de lo que nos proponen y de los resultados esperados, de lo contrario seremos irresponsablemente cómplices de los errores o pifias de una oposición permanente que critica hoy lo que ayer enarbolaban y de partidos que se alternan en el poder para aplicar lo que antes criticaban.
La coherencia es la respuesta para nuestra crisis de identidad política. Hemos visto en esta semana en Inglaterra que un solo integrante del parlamento se cambió de bando, consiguiendo así que se pusiera freno a las políticas del nuevo primer ministro de esa nación con respecto al Brexit. Lo mismo paso en EUA hace un año cuando un solo senador frenó la reforma medica que habían sugerido los republicanos al inicio de la presente administración. En lo personal no me manifiesto ni en contra ni a favor de dichas posturas porque creo que la democracia y las elecciones tienen y deben tener consecuencias.
En este sentido, resulta muy interesante ver que hace unos días en la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión se repitieron las votaciones para elegir a la Mesa Directiva en tres ocasiones por el ejercicio de libertad que ejercieron los diputados al disentir reiteradamente con la propuesta de la Junta de Coordinación Política que después de varios intentos logró el acuerdo según se dice con la “sugerencia” del líder moral de Morena, AMLO.
No me pronuncio a favor o en contra de que el PAN o Morena dirijan dicha mesa, pero los antecedentes de dicha votación son dignos de análisis por la historia de la alternancia de los tres principales partidos desde 1997, pero también por la consecuencia natural que deben tener las elecciones en las que un partido ganó la mayoría en el 2018, especialmente ya que este partido no es ninguno de esos tres que hicieron a partir de sus victorias electorales en el zedillato la ley vigente. También es de llamar la atención que el pasado viernes, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, un grupo de estudiantes progresistas le negaba el paso al ex candidato panista Ricardo Anaya quien impartiría una plática en el ciclo de conferencias sobre pluralidad en la “Política Mexicana Contemporánea”, lo que resulta irónico ya que las universidades deben ser santuario de pluralidad y de respeto a las ideas y de las personas, incluso de aquellas que resultan contrarias a nuestras creencias personales o colectivas del momento o del entorno, de lo contrario caeremos en un circulo de revanchismo que podría ser pretexto para cesuras ideológicas económicas y sociales.
Los jóvenes siempre son impetuosos y esa es parte de su valía, pero enriquecer y contrastar ideas nunca ha afectado a nadie. La UNAM es uno de los más importantes templos de la vibrante riqueza cultural Mexicana, por lo que confrontar ideas y cuestionar posturas de un invitado, seguramente rendiría mejores frutos que el cerrar la entrada para no escucharle.
Tanto en los ejemplos de EUA como de UK y de San Lázaro es de reconocer que los legisladores actúen con independencia ya que la mayor parte de las votaciones se dan casi por inercia de sus distintos grupos parlamentarios, más allá de que uno este de acuerdo o no con su voto en lo particular.
En la Rusia comunista el hablar de capitalismo era como sacrilegio, en la era de la tecnocracia absolutista (ahora tambaleante) es casi pecado hablar de las empresas del Estado. Estamos en un momento en el que, incluso en EUA, se habla de un apoyo mayoritario de los jóvenes para aplicar socialismo, pero habría que definir si queremos un socialismo con libertades individuales o un socialismo con libertades otorgadas por el gobierno que nos dé o reste puntos por nuestro comportamiento, como esta sucediendo en China. Nuevamente me abstengo de promover uno u otro, pero reitero la importancia de saber las consecuencias de las elecciones y de nuestra conducta cotidiana que es ejemplo para otros.
Creo que las empresas de Estado pueden y deben ser productivas y que el Estado debe intervenir en la operación y fomento de industrias estratégicas, pero no creo que esas industrias deban ser barril sin fondo, por lo que debe haber absoluta transparencia en los fines que persiguen dichas empresas y dejar claro que son para generar recursos y bienestar público de manera directa o indirecta, pero que no son para ser botín de unos cuantos empresarios coludidos con funcionarios. El libertinaje económico disfrazado de capitalismo democratizador que ha llevado a la privatización de facto de los Congresos y de los cargos de gobiernos en varios países es el hermano elegante del comunismo absolutista, parte de una misma moneda en la que un grupo, ya sea de empresarios muy poderosos o de burócratas igualmente poderosos son dueños de facto de las instituciones llamadas públicas, que sólo se utilizan para justificar sus actos y para limitar los de aquellos que osen desafiarlos.
Veremos que no son ni el capitalismo ni el socialismo el mal, sino el irreflexivo dogmatismo excesivo y la perversión de éstos lo que lleva a una sociedad a padecer los mismos conflictos y deficiencias que supuestamente solucionarían con una u otra ideología.
En la Edad Media unos cuantos eran dueños de los medios de producción y una gran mayoría estaba en condiciones de sumisión y pobreza. Ese mismo reclamo lleva hoy en día a muchos habitantes de países desarrollados a enfrentar a sus gobiernos que, aunque respetan sus libertades, les están fallando en lo relacionado con el acceso al bienestar generando cada vez mayor disparidad entre los extremos de pobreza y riqueza. Pero, al mismo tiempo. en otros países del mundo hay miles de ciudadanos peleando por libertades que nosotros damos por aseguradas, áreas como Hong Kong en China o Siria e Irán que, a pesar de tener economías importantes, no tienen los nieles de libertad que tenemos en Occidente.
Visto así, podemos asegurar que ni la democracia capitalista ni el socialismo de participación selectiva son garantías en sí mismos del desarrollo económico con libertades. La garantía del desarrollo humano es nuestra propia participación en conjunto con la de la mayoría de los ciudadanos de un país, ya que de lo contrario siempre habrá quienes logren beneficios desproporcionados al ocupar y corromper el espacio vacío que los ciudadanos dejan en el ejercicio del poder en el más amplio sentido de la palabra, desde el poder de votar y de manifestación hasta el poder de compra.
Al ser “el hombre el lobo del hombre” podemos asegurar que el comunismo fue el peor enemigo del comunismo y que el capitalismo se convirtió en su propio enemigo, que por su ambición extrema trasladó empleos de países capitalistas a países comunistas generando desempleo en los primeros y revitalizando las finanzas de los segundos, lo que ha mermado de manera sistemática la capacidad de compra de los habitantes de los países democráticos quienes ahora ven en el socialismo una puerta para reparar los excesos del capitalismo.
La mejor oportunidad que tenemos los países democráticos, especialmente los que estamos aún en el subdesarrollo, es a partir de una democratización económica a través de modernización tecnológica que permita mayores beneficios en un entorno sostenible y sustentable para la comunidad y para el planeta, de lo contrario estaremos ante la segunda parte de la historia del totalitarismo vía el socialismo-comunista o el fascismo. Si la gente siente que las votaciones no cambian las cosas, buscará otros caminos o los permitirá.
Por lo pronto le deseamos a Marcelo Ebrard ex perseguido político, buena suerte en su gira por EUA para evaluar los avances del acuerdo con el gobierno estadounidense en materia migratoria. Y de las famosas caravanas, recordemos que el secretario de Relaciones Exteriores también tiene buena relación con los demócratas.
Le comparto mi opinión, pero claro, usted juzgue y genere sus propias conclusiones.
Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona.
Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.
Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear y feliz semana.