Francisco Rodríguez
¡Santo Dios! Las “buenas conciencias” están alarmadas por un par de epítetos proferidos por el médico José Manuel Mireles. Piden su destitución de un cargo en el ISSSTE y, en una de esas, hasta que lo quemen en leña verde.
¡Santos inquisidores se han dejado llevar por una corriente en boga que condena el machismo en el que todos hemos sido “educados”! Paridad de género y, proveniente del imperio chiquito, el me too son sólo modas, en tanto no haya una verdadera reeducación del ser humano fundado en el respeto a los semejantes, independientemente del género del que se trate.
Condenando al fundador de las autodefensas michoacanas, víctima de los excesos difamatorios del peñato en la persona del vengativo y corrupto Alfredo Castillo Cervantes, muchos lavan sus propios pecados.
Porque, a final de cuentas, ¿qué fue lo que dijo Mireles? ¿Ninguno de nosotros, de verdad, ha empleado nunca el vocablo nalguita? ¿Tampoco el de pirujas, que hasta ciertas damas pronuncian?
Mireles sólo citaba a un interlocutor. Y se quejaba de los excesos que muchos acometen y que gravitan sobre el presupuesto de la institución en la que es funcionario en la atención sanitaria de sus varias mujeres, actitud ésta sí verdaderamente machista.
Es la realidad. Que nadie se espante. Mientras, ¡ya déjenlo trabajar! ¡Ya déjenlo en santa paz!
Samuel García, ¿parricida?
El senador Samuel García Sepúlveda, quien promovió en su carácter de legislador las nuevas disposiciones del paquete fiscal que, entre otros temas, limitan los esquemas de outsourcing y castigan con delincuencia organizada la expedición de facturas por operaciones inexistentes, es hijo del director de un despacho de Monterrey, Samuel Orlando García Mascorro, que promueve el llamado insourcing, efectivamente, contrario al outsourcing.
Lo curioso del asunto es que el despacho, llamado Firma Jurídica y Fiscal, promueve el citado insourcing entre empresas, sin el pago del IVA, porque según sus argumentos jurídicos, esas operaciones no causan IVA por tratarse de operaciones realizadas para el pago de nóminas de trabajadores.
O sea, sostiene que una operación mercantil entre dos empresas no causa IVA porque una de ellas paga nóminas de trabajadores: Como dirían los clásicos, ellos manejan otros datos y argumentos jurídicos.
Por otra parte, esa firma también maneja esquemas fiscales de los que el SAT califica como “agresivos” como, por ejemplo, la amortización de activos intangibles (marcas) cuya procedencia jurídica es cuestionada por el Sistema de Administración Tributaria y por despachos serios de fiscalistas.
¿De qué se trata joven senador –lo que es contradictorio–, de acabar con el negocio no muy claro, de su padre?
Jesús Ramírez, ¿voz desautorizada?
Por fortuna, el escribidor no tiene necesidad alguna de acudir a las llamadas mañaneras. Desafortunados, ellos sí, mis colegas que tienen que sacrificar horas de sueño reparador para llegar a la cita cotidiana de las 7 de la madrugada.
Por fortuna, el escribidor no ha tenido absolutamente ningún contacto ni personal ni epistolar ni telefónico con el maestro de ceremonias Jesús Ramírez Cuevas, vocero del gobierno federal, pues muchos refieren que llega tarde a los compromisos que concierta o, de plano, no acude a ellos y ni siquiera ofrece una disculpa por su inasistencia. Y aunque no es importante, una colega dice que huele mal, a sucio, porque seguramente en las madrugadas apenas le da tiempo de echarse agua en la cara y nada más.
Por fortuna, a diferencia de Alejandro Lelo de Larrea, no he tenido la desgracia de que, a una sugerencia suya, hayan censurado mi trabajo en un medio que ya hubiese conseguido publicidad gubernamental. Tampoco he tenido que enfrentarme a sus regaños ni a sus amenazas como recién le ocurrió al propio Alex.
Por fortuna, yo creo que el tipo no es la voz autorizada de AMLO. ¿O sí lo es? ¿Ese es el trato que le ordenaron diera al gremio periodístico?
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