Claudia Rodríguez
Relegado, enojado y necio
Felipe Calderón, quien ya tuvo su tiempo de máxima exposición en el centro de las decisiones políticas del país, no puede esconder su obcecación que raya en la terquedad de ser eje de las políticas públicas a como dé lugar.
Intentó primero posicionar a Margarita Zavala, su esposa, como candidata independiente a la Presidencia de México, con el engaño de que ya era hora de que una mujer gobernara el país. Quedó demostrado que Zavala, como el mismo Calderón, gozan de poca simpatía y credibilidad entre los ciudadanos.
Aun cuando Margarita, corrió la descortesía de quedarse en la boleta electoral de candidatos presidenciales en el 2018, luego de que declinó su candidatura ante el poco empuje de la misma –lo cual tuvo menor significancia en cuanto a los votos arrebatados a otros candidatos–, Calderón se empeña aún y a como dé lugar, en estar presente en el centro de la política nacional, no sólo con la ejecución de las formalidades para conseguir el registro de México Libre, el partido en ciernes de los Calderón, sino que de igual forma persiste en robar nota al mismo López Obrador, o hasta involuntariamente verse envuelto en los más penosos, inmorales y hasta ilegales sucesos de otros tiempos que van saliendo a la luz.
En los últimos días, el grado de presencia de Felipe Calderón entre algunos medios de comunicación, ha sido de exposición considerable, pero casi toda con resultados desde fallidos hasta francamente aniquiladores para quien en su necedad, desea regresar a la escena central de la política nacional.
No se requiere mayor esfuerzo ni análisis para advertir el gran enojo y odio que destella Calderón por ver a Andrés Manuel López Obrador, encumbrado en la Presidencia de México, lo que lleva en principio al primero, a descalificar casi todas las estrategias que vienen desde el actual Ejecutivo federal –el casi, es sólo por intentar una muy forzada cortesía, la verdad es que aborrece todo lo que tenga tintes lopezobradoristas.
Es sabido por muchos, que a Felipe Calderón no se le puede contradecir, su verdad es única e inobjetable, quizá por eso durante su paso por la Presidencia de México, se sumaron decenas de errores
Errores imborrables, costos políticos, económicos y sobre todo, humanos
No hay cómo ayudar al ex inquilino de Los Pinos, Felipe Calderón, para que pudiera recobrar la credibilidad perdida –incluso entre sus ex correligionarios– sobre sus líneas y aportes a la agenda nacional, con sólo recordar sus múltiples errores durante el sexenio que dirigió como mandatario federal y que ahora cuenta sin titubeos como cosas desde inevitables hasta del destino, pero sin la capacidad de entender su responsabilidad; lo que provoca que se hunda más y más en el hoyo de la ignominia que él mismo cava.
El sello de Felipe Calderón a su paso por la Presidencia del país, es en principio, el reto que se le impuso desde los Estados Unidos para combatir a la delincuencia organizada y en especial, el trasiego de drogas. Para lo que organizó su llamado combate al narcotráfico, instalando sin táctica real a la Policía Federal y al Ejército en las calles, lo que al final costó muchas vidas y lo sigue haciendo, lo que en su momento el entonces panista nombró sin rubor alguno como “daños colaterales”.
También persiguen a Calderón sus malas decisiones sobre su extrema confianza o respaldo a Genaro García Luna en la Policía Federal, que sólo en cuestión de seguridad pública, dejó muy malos y penosos resultados, inclusive los saldos con el gobierno francés por el caso ya más que conocido de Florence Cassez.
Hasta el operativo en contra de alcaldes y otros funcionarios públicos en Michoacán, ordenado por Calderón y conocido como “El Michoacanazo”, salió tan mal, que el esposo de Zavala, no acertó de nuevo en su estrategia para combatir a los criminales de más alto nivel en la entidad de donde es originario, y que mostraba una descomposición de dimensiones incontrolables.
Fue un sexenio terrible, el de Calderón, en materia de derechos humanos, por lo que es casi de risa nerviosa, siquiera escucharlo en la actualidad dictando línea de cómo combatir la delincuencia que persiste en el país, y que en su sexenio esa lucha frontal, como se informó, nos costó no sólo miles de millones de dólares, sino también hundirnos más en la pobreza y otras “linduras”.
Hasta la sucesión presidencial le salió mal al rabioso Calderón. Su carta tan prontamente anunciada, tuvo un desenlace fatal. La pérdida de la vida de Juan Camilo Mouriño, en lo que se refirió fue un accidente aéreo, dejó desarmado al entonces mandatario, lo que incidió dicen algunos, en el desastre sexenal, con un presidente encerrado tarde a tarde en Los Pinos, dicen algunos, que justo en el bar de la casa presidencial.
Acta Divina… “Que se ponga a trabajar”. Recomendación de Felipe Calderón para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para advertir… Felipe Calderón y Vicente Fox, tienen un porcentaje del 80 por ciento de menciones hacia López Obrador, cada vez que declaran algo ante los medios.
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