Horizonte de los eventos.
El efecto final del neoliberalismo, es la atomización del Estado.
Los argumentos diagnosticaron obesidad, ineficacia, lentitud, y otras enfermedades crónicas. Contrarrestándolo, tendríamos un gasto público eficiente, acertado y una postmodernidad feliz.
Acabaríamos con el Estado interventor, propietario, rector, que había inhibido el concurso de los particulares.
(“Volver -añorante- al Estado Liberal. Dejar el Estado Social. Que el individuo retome su lugar preponderante y que termine el protagonismo de los sindicatos y de las organizaciones sociales, que lo han postrado al ostracismo y al oscurantismo, montados sobre él”)
Tendríamos -señalaron sus ideólogos- un Estado administrador no obstruccionista. No un sofocante invasor de los espacios naturales para el desarrollo de las energías sociales.
37 años después, en México, tenemos un pequeño Estado, incapaz de involucrar en su entorno a más de un 30% de su población, en aquellos segmentos de la actividad pública, en los que más convoca.
Así, el comercio informal, aquel en que el Estado no tiene ninguna intervención legal: No regula, no cobra impuestos, no tiene tampoco una base gravable, no existe un directorio de actividad alguna relacionada, ni personas físicas con actividades empresariales, ni sociedades mercantiles, ni cooperativas, ni sindicatos, ni de productos, ni de operaciones para comercializarlos ni transportarlos, ni de las organizaciones para ello, sobre ruedas, rieles, diablitos, por comerciantes o por consumidores finales (!).
El 65% de la Población Económicamente Activa (POA. 70% de los trabajadores del país, sin ningún tipo de seguridad social, a los que tampoco conoce oficialmente), dedicados al comercio informal, describen claramente los alcances de intervención y vinculación del Estado Mexicano con su Economía Informal, que involucra el 70% de la nación mexicana (!!).
Otros ámbitos que evidencian la NULA INTEGRACIÓN, alcances, controles y vinculación de nuestro Estado-Sociedad, son aún más desdichados y gravemente preocupantes. Tal es el caso del SISTEMA DE JUSTICIA, que reconoce se cometen 30 millones de delitos al año. Una cuarta parte de la población mexicana, sin considerar los delitos no denunciados:
Cuatro de cada 100 denuncias penales, llegan a ser resueltas por un Juez de Control, VINCULANDO a Proceso: ¡El 4%! Lo que no implica, sino que aun, un más bajo porcentaje llegará a Sentencia Condenatoria. Y todavía más bajo porcentaje, será el que Condene a la Reparación del Daño. Y menos todavía, los casos en que dicha reparación, se hará efectiva (!!!).
Por lo que LA VINCULACIÓN ESTADO-SOCIEDAD, EN NUESTRO SISTEMA DE JUSTICIA, TIENDE A MENOS DEL 0.00001%, y quizás menos.
Así, los sectores educativo, de salud pública, de seguridad social, agropecuario, de propiedad legal de los inmuebles, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil.
O laboral, cultural, artístico, deportivo, emocional, espiritual… Etcétera.
Teníamos sí, un Estado obeso, igual que ciertamente sus brazos alcanzaban a todos. TENÍAMOS UN ESTADO RESPONSABLE DEL TODO: EL ESTADO REVOLUCIONARIO.
Muy ciertamente excedido en mucho, consecuentemente. Pero en lugar de adelgazarlo con prudencia, ejercitándolo, fortaleciéndolo, haciéndolo elástico y flexible. Con especial atención a su alimentación… Cuidándolo, cual legado Patrio.
Sus detractores, ideólogos, políticos, estamentos financieros internacionales, universidades, activistas y movimientos globalizados, luminarias del pensamiento tecnocrático, fundamentalmente…
No, no lo adelgazaron, lo ATOMIZARON RIDÍCULAMENTE, lo hicieron anémico, debilucho y todavía peor, perezoso, agobiado, nervioso y güevón… Vaya: ¡Tilico y flaco!
Y hoy no podemos aspirar a TENER UN ESTADO vigoroso y CAPAZ DE ordenar y CONDUCIR A TODO EL PAÍS: a los que causan desorden y A LOS QUE QUIEREN SUSTITUIR EL ORDEN.
Pero además, CONCIUDADANOS: O YA, O YA. O NOS OLVIDAMOS DE MÉXICO. Al menos del de Hidalgo, del de Morelos, del de Juárez, del de la Revolución Mexicana, del de mis abuelos y del de mis padres: Del México que he amado.
AUNQUE QUIZÁ NO DEL MÉXICO DE LA 4T. Quizá con ella hemos dado ya los primeros pasos a la Sustitución del Poder, de la receta de Estado que tenemos -y soñamos- desde el México Independiente, aunque quizá desde la Colonia, incluso.
Y demos paso a un sistema de legitimación distinto, encabezado por un gobierno y por una clase gobernante, con una economía soportada por actividades atípicas, con mayor tolerancia de lo legal que en el resto del mundo o de nuestro pasado… Sin precisar muy claramente cuáles…
Una clase emergente, nutrida por el comercio internacional, tolerante de la subvaluación, el contrabando de todo tipo de mercancías (armas, drogas, humanos y de sus órganos, información, tecnología, etc.), sin los controles éticos, aplicados discrecional y diferenciadamente… Tal como ya opera el sistema, en sus carriles adyacentes y no de manera oficial, aunque sí ordinaria: perfil neoliberal, al fin y al cabo.
(Donde el Estado de Derecho, aceptemos, su verdad jurídica, no exista, y prive la verdad real: Donde manden los que mandan y no los que elegimos “democráticamente” para mandar)
En México hoy, de hecho, la opinión pública -equivocada e inconscientemente fomenta- sentencia con abrumadora mayoría, que el Estado Mexicano, capituló ante el Cártel de Sinaloa… Iniciando con ello, el proceso al que me refiero, de sustitución del Poder democrático, con el nuevo esquema de legitimación, al Estado mismo y a una Nueva Clase Gobernante… Que no es la de la 4T.
AMLO, Presidente de México: No lo permitas.