Mientras, las fuerzas armadas observan con discresión, conteniendo el descontento.
Redacción MX Político.- Han trascurrido 8 días de la crisis de Culiacán y paulatinamente se han empezado a despejar las interrogantes más básicas de lo ocurrido. Esto debido a una reprochable como nula eficacia para informar a la población civil y a la opinión pública de parte del estado mexicano.
Partiendo de un axioma socrático de la antiguedad, “para reencontrarnos con nuestro yo interior, debemos pensar por nosotros mismos”, y a muchas horas de aquel día exhaustivo, apenas estamos construyendo la explicación, haciendo también un exhaustivo ejercicio de reflexión y análisis.
No hay actor de esta crisis que esté más distante y reacio a deliberar o involucrarse en las decisiones sobre este recuento de los daños, que el propio presidente de la República. En su lógica, en su concepción del poder y de la política, no se encuentra el tema de la seguridad pública ni de la conflagración armada.
Ni tampoco se preparó para entender eso, ni practicarlo.
En sus 14 años que estuvo registrado como estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (FCPyS), nunca entendió el genuino origen de la política, como una extensión de la guerra, pero llevada al plano de la confrontación ideológica para evitar el daño letal y encontrar soluciones sin el exterminio de una parte sobre otra, por razón de la fuerza o de la ausencia de convencionalismos llamados leyes.
Tan no le interesó nunca entender o acatar el sentido de la ciencia política, que hace 8 días, por pretender que la política es una actividad ajena a la guerra, más próxima a la santidad, a la filosofía redencionista judeo-cristiana; o a la creencia que “todos los hombre nacemos buenos”, muy poco faltó para que el penoso saldo de 13 muertos, se hubiera potenciado a muchos más.
Cuándo contestó la primera vez, en la conferencia mañanera del día 18 en Oaxaca, lo hizo con toda la honestidad e ignorancia sobre el asunto: “Yo no sabía”….Que también es muy distinto a decir “Yo no estuve enterado”.
“No sabía” porque realmente no sabe nada sobre el tema, sobre la materia, ni le interesa saber más.
Nunca se propuso ser presidente para atender esos asuntos; los menosprecia. Su propósito como mandatario era ir repartiendo lecciones de su propia justicia, entre palmas de olivo por todo el territorio nacional montado en una mula, “desafiando los convencionalismos materialistas e interesados del poder profano”. Todo un ejemplo de amor y de perdón, para un país convulsionado por el apremio de lo material y lo inmediato. Urgido de una paz tangible, de una justicia expedita y de una distribución de la riqueza que se materialice en la mesa y en los bolsillos.
Quienes saben sobre los hechos y deben de comparecer ante el poder y la opinión pública son, en ese orden: Alfonso Durazo, titular de Seguridad y Protección Ciuadadana (SSyPC), General Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional (Sedena), General Audomaro Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Marcelo Ebrard Casaubón, titular de la Secetaría de Relaciones Exteriores (SRE), quien terminó corrigiéndole la plana al causante de la mayúscula equivocación , Alfonso Durazo, pero que en ese afán, terminó enredándose también y causando daños considerables al estatus del problema.
Durazo, en su perversa ambición, porque no se puede decir que haya sido ingenuo, dado que conoce los entretelones del poder al más alto nivel, quiso conseguir para su corporación insignia, la aun embrionaria Guardia Nacional (GN), la “estrellita en la frente” al conducir una intervención policial que no levantse ruido ni polvo, con sólo 35 elementos activos y sin avisar a ninguna otra corporación, evitando filtraciones según él, a fin de mostrar su “habilidad como operador” al presidente y su equipo. Y de paso, quedar bien con sus homólogos policiales americanos, quienes ya reconocieron públicamente que sí hay mandamiento en el aparato de justicia de aquel país, contra “El Chapiito” Guzmán, que entre otras cosas,…no es Ovidio Guzmán López, sino su medio hermano, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, a quien también se ha señalado de haber tenido “retenido” por los elementos de las fuerzas federales, pero por la presión social y bélica ejercida por el grupo rescatista integrado por varios centenares de sicarios del Cártel de Sinaloa (CDS), tuvieron que soltarlo.
Este miércoles, en una entrevista para El Financiero, Mike Vigil, excargo de la DEA, señaló tajante que la administración de López Obrador no ha revelado que las fuerzas de seguridad atraparon a otro hijo del ‘Chapo’, Iván Archivaldo Guzmán.
Este último, señaló, es el verdadero heredero y operador del CDS. Ovidio es el niño dependiente de lla familia, el menor. Iván Archivaldo es el de la responsabilidad, de la operación.
Agregó que las autoridades han estado engañando al público al minimizar el alcance de planificación de la operación.
Por lo menos 6 versiones distintas han dado.
Son por lo mendos 6 (seis) las versiones que han dado -en conjunto- tanto el presidente López Obrador, Alfonso Durazo y el general Sandoval. Hilarantes razonamientos.
Que él no sabia; 2) Bueno, sí sabía; 3) Que no sabía , pero avaló la medida; 4)Que sí sabía, pero que no lo consultaron; 5)Que él sabía que no sabía; 6)Que él no sabía que sabía del asunto.
Otra vez se contradice en el caso Culiacán:
21 de octubre: “no es de que se hacen las cosas y yo no me entero”
22 de octubre: “yo no estaba informado, no me informan en estos casos”
24 de octubre: “en este caso yo pude comunicarme, antes de salir tenía yo la información” pic.twitter.com/kZbxfGmb6U— DDC (@DDConfianza) October 24, 2019
Dignas de comicidad, indudablemnte los razonamientos. O quizá de gran valor histriónico de parte del titular delejecutivo y sus dos colaboradores.
Por parte del general Sandoval, como bueno soldado y reposnable de una institución como el Ejército, se le puede señalar de sumiso e irresponsable en este caso, al acceder a los planes y caprichos de Durazo, a sabiendas de su desconocimiento hasta de la consecuencia legal del hecho que pretendía.
Y especial mención merece el caso del canciller Marcelo Ebrard, quien está enfrascado en la negocición del T-MEC, sin embargo, se mete en todos los temas y en este caso, logró conseguir que se realizara la mulkticitada y célebre llmada telefónica del presidente americano a López Obrador, expresándole un invaluable apoyo político; igual en el caso del involucramiento del nuevo embajador Landau. Eso fue gestión de Ebrard. ¿Quién sabe cuánto nos irá a costar a losmexicanos? Porque para los estadounidenses nada es gratis.
Tan sólo para Nancy Pelosi, la líder del Congreso estadounidense, piexa clave en la negociación del T-MEC, le fue ofrecida la cabeza de Romero Deschamps, el líder petrolero cuando aun no terminaba de exigir mejoras en las condiciones de la ley laboral mexicana y democratziación de la vida sindical en Pemex. Es claro que Mrcelo ejecuta con precisión todo lo que los americanos piden para poder consolidar a tiempo la ratificación del tratado comercial.
Y en esta ocasión, le corrigió la plana a su compañero de gabinete Alfonso Durazo; veremos a qué costo.
La pena que le espera a todo funcionario que violente el Código Penal Federal, al que favorezca la evasión de un detenido, procesado o condenado, está dictada por el artícuo 150, y va de los seis meses a los 9 años de prisión; y si es por delitos contra la salud y agravado por ser de delincuencia organizada, oscila entre los 8 y 20 años de prisión, en este caso en que Iván Archivaldo ni Ovidio, indistintamente, son primodelincuentes.
hch