FRANCISCO RODRÍGUEZ
Las cuentas no salen. Por más vueltas que se le dan a la noria, es por demás. La tormenta llegó y nadie hizo nada. Ahora, el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath tiene que salir a decir que sí fue cierto, que estamos en recesión, en el peor momento para aceptarlo. En un momento francamente incontrolable, por irreversible.
Y por las mismas razones que usted y este servidor habíamos platicado, los expertos sostienen que no se alcanzarán los ingresos previstos en la Ley que acaba de aprobarse en las Cámaras, pues los más de seis billones esperados no corresponden a la actividad económica, no habrá recaudación, ni venta de petróleo, ni nada.
Aunque los ingresos pudieran estar al nivel del presente año, nadie puede comprometer su prestigio para asegurar que la parálisis económica que prevalece en este clima de amenazas nylon, de incertidumbre total, de falta de garantías, pueda sostener el ritmo heredado del año antepasado. Puras malas, el billar puede cerrar.
Por separado, los gobernadores han reconocido que el Cartel Jalisco Nueva Generación tiene presencia en 25 estados del país. La gente se come las uñas, pues ¿qué pasará cuando a algún miembro del reputado Gabinete de Seguridad se le ocurra dar en prenda una cabeza de ese Clan a petición de los Estados Unidos?
Los militares tenían tiempo de no probar el sabor amargo de la rendición
El país está ahora prendido con alfileres, de esos de cabecita de plástico. La producción y el trasiego de drogas, el apoderamiento de territorios a través de la extorsión y el secuestro, el robo de combustible, el lavado de dinero y la sarracina y mortandad total es el sello de ese y de otra cincuentena de grupos delincuenciales.
El honor herido de los militares a raíz del culiacanazo y del más reciente michoacanazo obliga a tomar medidas drásticas, antes de que se profundice una nueva crisis militar, antes de que decidan tomar medidas drásticas. Para todos, la Nación está en riesgo. Tenían tiempo de no probar el sabor amargo de la rendición.
Yo estoy de acuerdo en que la corrupción del pasado inmediato fue altamente destructiva, pero parece que la inexperiencia, la ineptitud y la terquedad están resultando igual. Los amarres al crecimiento de la economía han sido hechos en nombre de la lucha contra el pillaje, y ni una ni otra.
“Donde no se obedece la Ley, la corrupción es la única ley…”: Al Capone
Y en esas estaban cuando la recesión llegó. Y ni para dónde hacerse. Pues se han desbaratado los resortes esenciales para poder afrontarla. El campo está decididamente abandonado, las actividades petroleras están buscando crudo en los pozos secos que les dejó Peña Nieto, los empresarios, están marginados y desconfiados.
Y así, ¿para dónde quieren que jale nuestra economía? Cuauhtémoc Blanco acaba de decir que si el pueblo lo pide, será Presidente. Y el chaval tiene todo para hacer chillar la víbora, sobre todo con el respaldo de Morena, que creen que hasta ahora va creciendo a todo vapor. ¿Será?
Hasta Al Capone, en aquella famosa entrevista concedida a la revista Liberty, el 17 de octubre de 1931, lo dijo: “Donde no se obedece la Ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas”.
Ya no les alcanzan ni Juárez ni Cárdenas. Ahora deben invocar al Nazareno
Tenía razón el periodista inglés Claud Cockburn: “no creas nada hasta que oficialmente no haya sido desmentido”. El trastorno de identidad disociativo, mejor conocido como de personalidad múltiple es un término ampliamente aceptado por profesionales de la política.
Parece mentira que de todos los catálogos de héroes civiles de que están llenos los sellos presidenciales, desde Juárez hasta Cárdenas, ya ninguno les alcanza. Ahora necesitan invocar y emular al Nazareno. ¿Qué nos habremos comido los pobres mexicanos para que se fumen una de este tamaño en nuestras narices?
Pero lo raro es que están viendo la tempestad y nadie se hinca. La soberbia se ha adueñado de todos los cerebros disociados, las personalidades múltiples que creen tener la razón, aunque no la tengan. Hay demasiado veneno y resentimiento social para aceptar las evidencias que el mundo de la seguridad y de la economía nos sorraja en el rostro.
¡Qué bonito escenario: estanflación, falta de garantías para comer, para vivir!
No habrá crecimiento por lo menos los próximos años, no habrá dinero circulante, tampoco empleo ni seguridad pública y nacional posible. El cuidado de la integridad personal correrá a cargo… del que pueda tener un arma de fuego y que corra la suerte que no se la requisen. Y si tiene el dinero para comprarla, que no le atribuyan ese fin.
Economía y seguridad ya chuparon faros. Falta que se reconozca la absoluta falta de alimentos y de granos básicos para atender la alimentación nacional. No tardan en hacerlo, aunque sea de parte de la desesperada Secretaría de Desarrollo Rural, antes Sagarpa. Cuando eso pase, a ver dónde nos vamos a meter.
¡Qué bonito escenario: estanflación, inflación, más estancamiento y más devaluación del peso, falta de garantías para comer, para vivir y para subsistir! ¿Eso es lo que querían las promesas de campaña de Morena y sus fantasías de la Cuarta Transformación? ¿O tocaba anunciarlo al evangelista de huarache?
Ni a Woody Allen se le ocurrió un personaje que se mimetizara con Jesucristo
Leonard Zelig, el personaje de la cinta de Woody Allen quien se mimetiza con las personas que se le acercan, cambia su apariencia adaptándose de mentiritas al medio en que le toca desenvolverse, cambia su forma de ser en función de la gente que le rodea en ese momento.
Desde Hitler a William Randolph Hearst –el magnate que inspiró Ciudadano Kane, de Orson Welles–, pasando por la ensayista Susan Sontag, el Nobel Saul Bellow, el aviador Charles Lindbergh, Charles Chaplin, Josephine Baker, James Cagney o el Papa Pío XI.
La técnica de Zelig se repitió años después con excelentes resultados populares en Forrest Gump, cinta en la que el protagonista se reúne con John F. Kennedy o con John Lennon.
Pero con Jesucristo, a nadie se le había ocurrido, ni a Woody Allen.
Y esto se dice fácil… pero…
Y menos, ni como broma, en medio de una tragedia social, política y económica como en la que estamos sumidos los mexicanos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Parecía otra broma presidencial, pero no. Cuestionado en “la mañanera” del lunes inmediato anterior sobre la “línea” que funcionarios han tirado a los militantes de Morena para la elección de delegados, AMLO señaló que ha habido una “maduración” del pensamiento de la sociedad y que ya no existen los “borregos” que votaban por quienes se les ordenaba… Ya no hay ciudadanos imaginarios, ya no hay borregos. ¿A dónde van? ¡Beee! ¿Por quién votar?, ¡Beee! Un aplauso por la politización que hay en nuestro pueblo, eso es lo más importante, es en lo que más hemos avanzado, si no fuese así, yo estaría en el piso”. Cada vez son más entretenidos los shows de “las mañaneras”, ¿o no?
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