El pueblo es dueño de su silencio; pero el gobierno es esclavo de sus palabras y de sus acciones.
Redacción MX Político.- Este jueves 31 el presidente Andrés Manuel López Obrador dedicará su conferencia mañanera desde el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional, a desahogar la ronda de preguntas y respuestas que en la conferencia del miércoles 30 de octubre generó en los representantes de los medios de comunicación, ante la explicación táctica y los razonamientos que los titulares de Sedena y Seguridad, Luis Cresencio Sandoval y Alfonso Durazo, obsequiaron detalladamente sobre el operativo del jueves 17 en Culiacán, donde sin haber detenidos, provocó 13 muertes y numerosos daños al patrimonio y la paz pública de la capital de Sinaloa.
Y tendrá López Obrador, el reto de explicar los agresivos juicios endilgados durante la conferencia de ayer miércoles, al sector de los profesionales y las empresas de la comunicación que operan en México y el mundo, que tuvieron el “atrevimiento” de cuestionar y hasta de criticar el multicitado y célebre operativo, respaldados por lo dispuesto en el artículo 6to constitucional, que resguarda la libertad de expresión.
Los nuevos paradigmas que trajo el cambio
Si algún rasgo de la personalidad y de su esencia humana que se aprovechó para el análisis del candidato Andrés Manuel López Obrador, fue la de que con él, arribarían nuevos paradigmas en las formas de gobernar, que protegerían la individualidad humana y el respeto a las libertades; los llamados derechos humanos de primera generación. Uno de esos derechos es la libertad de expresión.
AMLO ha sido reiteradamente agresivo contra el derecho que se ejerce para divulgar, analizar, criticar y denunciar sus acciones como sus razones públicas. Le molesta todo aquel comunicador o medio formal que osa criticarlo o señalarlo:
El 22 de febrero de este año, el presidente ‘regañó’ a los periodistas por interrumpir con una falsa alarma su tradicional conferencia matutina del jueves con la presunta activación de la alerta sísmica. En redes sociales varias horas después, muchos internautas les dieron la razón a los reporteros porque si sonóla alarma y fue activación falsa.
El 21 de julio pasado, se lanzó contra la revista Proceso y regañó a su reportero, señalando al medio de que “no se han portado bien con la 4 T; preguntándole que si dónde había estado la revista cuándo se dio la corupciónde los anteriores gobiernos, pues esa revista como muchas, dijo, permaneció callada y no denunció”. Esto en referencia a la publicación sobre la intervención de Ricardo Salinas Pliego en el caso Fertinal.
Por esa declaración, Arturo Rodríguez, del mencionado medio de comunicación, entró al debate con el mandatario.
“No es papel de los medios portarse bien, presidente, con alguien”, respondió el periodista.
“No, pero estamos buscando la transformación y todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones”, señaló AMLO.
Andrés Manuel acusó que los mejores periodistas que ha habido en la historia de México han tomado partido.
Quiere pues el presidente que los periodistas tomen partido, aun con el riesgo de incurrir en imparcialidad.
Y ayer miérvcoles30 de octubre, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, acusó a medios nacionales de difundir información falsa durante la cobertura de los hechos violentos de Culiacán, Sinaloa.
En la “mañanera” de este miércoles, el mandatario federal también se quejó de que “fue impresionante el despliegue de medios de información cuestionando este suceso, se nos lanzaron con todo”, dijo.
“Fueron capaces hasta de dar a conocer una fotografía falsa, esa foto que aparece de un militar que iba en custodia de los carrotanques del plan DN-III de combustible, ese lo hicieron pasar por el presunto delincuente (Ovidio Guzmán) y lo difundió un periódico independiente (La Jornada), para vergüenza …(sic), por el ansia de la información, pensando que la nota era la nota y sin importarles lo que estaba de por medio”, dijo desde Palacio Nacional.
Cabrían aquí las interrogantes dirigidas al Señor Presidente…y con todo respeto como suele él mismo decir: ¿Y porqué no salieron al paso ese día a explicar el error de la divulgación de esa foto?; ¿Porqué dieron versiones diferentes de un día para otro tanto el presidente como Alfonso Durazo?; ¿Qué trasciende más allá de la explicación ofical?; ¿Qué se exconde, que no se haya dicho?, ¿Qué error se cometió por el gobierno y qué riesgo se corre que no se quiere explicar convincente y puntualmente a la población sobre el accionar de este y otros cárteles de la droga?; ¿Qué va a pasar ahora que el operativo de captura de ese y otros capos es inminente por la exigencia americana?; y sobre todo, ¿Qué va a pasar ahora que los delincuentes están alertados y preparados para defender su “libertad”, su impunidad y su plaza?
¿Seguirá siendo estratégico el seguir justificando las bondades de liberar a un individuo en aras de no causar un mal mayor y no dimensionar adecuadamente el cómo daremos respuesta al nuevo escenario antes descrito, provocado por una cadena de errores cometidos sin asumir la responsabilidad?
Aun cuando los tiempos han cambiado y hay nuevos paradigmas en el mundo. Nuevos conceptos, nuevos métodos , nuevas categorías filosóficas y del conocimiento; sin embargo, esos paradigmas al parecer no se han instalado en el nuevo gobierno, que cada vez se parece más a la administración federal 1970-76, emanada del PRI. Absolutamente nada nuevo bajo el sol .
En un gobierno moderno, que considere los nuevos paradigmas y exigencias del mundo contemporáneo, a todo funcionario público se le exige honestidad, honradez, pero sobre todo, eficiencia y seriedad al asumir el compromiso de representar al pueblo como autoridad. Tal y como al trabajador o al ciudadano común se le demanda. En los mismos términos. La relación debe ser directamente proporcional.
El asunto “Culiacanazo”, pendiente de una explicación convincente
Muchas preguntas y hasta este momento, muy pocas respuestas del gobierno de la 4 T, sobre lo ocurrido en Culiacán hace dos semanas…esperemos que esta mañana se logren despejar y que no se moleste el presidente.
Que no agravie ni ofenda a los representantes de los medios de comunicación.
Porque la obligada aquí es la autoridad, no el gobernado. A este le asiste el derecho de saber qué pasó.
hch