HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
El próximo domingo se cumple el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y aunque el tabasqueño está obsecionado en compararse, con Hidalgo, Morelos, Juárez y Madero, esa cuarta transformación -desde ahora con minúsculas- no de ve por ningún lado.
En estos doce meses de gobierno de la mal llamada cuarta transformación lo único que hemos visto es a un presidente que se siente dueño de la verdad, que no acepta nongún cuestionamiento y cuando alguien se lo hace con todos los argumentos, siempre sale con su coartada de que “yo tengo otros datos”, él vive en otro México.
Por principio, Andrés Manuel no cuenta con un equipo de trabajo para realizar una tranformación como las que significaron para México la Independencia, la Reforma y la Revolución. Su gabinete se destaca por la mediocridad, está integrado por personajes sin la más mínima capacidad para realizar las funciones que se les encomendaron, son los casos de la Secretaria de Gobernación, doña Olga Sánchez Cordero, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Spriú o el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso “Fortachón” Durazo, por citar sólo los más notorios.
López Obrador esta obsecionado en hablar de transparencia, pero imponiendo sus propias reglas del juego. No Acepta que el crecimiento cero es noscivo para cualquier economía, que no produce los empleos que demanda la población y mucho menos los satisfactores, como son la salud y el bienestar de la sociedad.
En este primer año de gobierno los mexicanos no hemos visto ninguna mejora en materia de seguridad, como lo prometió en su campaña presidencial, cuando dijo que en seis meses, podríamos salir a las calles con toda tranquilidad.
El presidente está obsecionado en demostrar que con la ayuda a los adultos mayores, las becas para los jóvenes y los niños está resuelto el problema de la pobreza en el país, nada más falso; porque ni siquiera la ayuda ha llegado a todos los solicitantes, como él asegura. Me encontrado personas adultas en las calles de la Ciudad de México preguntando a dónde pueden ir, porque tienen la credencial, que les expidieron desde hace varios meses, pero no les han depositado ni un centavo.
Este domingo, Andrés Manuel estará en el podium improvisado de la plancha del zócalo para hablar de sus logros y seguramente destacará su combate a la corrupción, dirá que ya se acabó, pero eso, es algo que sólo está en su mente. La corrupción sigue vigente en todos los niveles de su administración, lo mismo en los altos, en donde se dejan pedir hasta el 40 por ciento del costo de una obra, o que en las policías y en muchos otros sectores de la función pública.
López Obrador presume que se ha contenido la inflación, que no ha habído devaluaciones, que hay disciplina fiscal, que no han aumentado las gasolinas; pero lo que no hay son resultados en los bolsillos de la población, que están más depauperados que nunca, al grado de que se hacen bromas de que hoy estoy mejor que mañana.
Bájale Andrés Manuel, este domingo, no hay nada que festejar. ¿O usted cree que sí? Algo más que discursos tendrá que hacer si de verdad se siente capaz de realizar una cuarta tranformación del país.
circuitocerrado@hotmail.com