MATAMOROS, TAMAULIPAS, 15 de junio (Al Momento Noticias).- Pese a haber sido liberado por las autoridades estadounidenses, el narcotraficante Héctor Luis “El Güero” Palma Salazar no quedará en libertad al ingresar a territorio nacional.
A las 16:30 arribó a la ciudad de Matamoros, en vuelo comercial matrícula N17560, Héctor Luis “El Güero” Palma Salazar, elementos de seguridad de Estados Unidos entregaron al capo a las autoridades mexicanas, las cuales lo ingresarán a un penal federal.
Mientras que elementos federales llevaron a cabo el traslado en un aparente debilitado convoy de 4 unidades dos de ellas blindadas.
Se espera que el cofundador del Cártel del Pacífico arribe al hangar de la PGR, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) por la noche.
Palma fue detenido por autoridades mexicanas en el 2002 bajo una orden de arresto provisional emitida por Estados Unidos y purgó cinco años en una cárcel mexicana bajo dicha orden, mientras se procesaba su extradición a los Estados Unidos en concordancia con el Tratado de Extradición de 1978 entre México y Estados Unidos. Tras la extradición, Palma se declaró culpable ante una corte estadounidense y fue sentenciado a 16 años de prisión por transportar 50 kilos de cocaína.
Autoridades del Buró de Prisiones de Estados Unidos entregaron a Palma a la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (ICE) y, este miércoles, autoridades mexicanas lo recibirán en la frontera.
Autoridades de Estados Unidos liberaron a Palma Salazar luego de cumplir nueve años de sentencia por tráfico de drogas y lo entregaron a elementos de la Agencia de Inmigración de Aduanas, mismos que se encargaron de la repatriación.
PGR realizó una revisión detallada de sus expedientes, a fin de determinar la posible existencia de pruebas relacionadas con la probable comisión de delitos por parte del repatriado.
Hasta el momento se desconoce si Palma Salazar enfrenta algún cargo pendiente ante la justicia mexicana.
Palma fue detenido en junio de 1995 en México y luego fue extraditado a Estados Unidos, donde se declaró culpable y fue sentenciado a una pena de 16 años por transportar 50 kilos de cocaína.
El narco que dirigió mano a mano con El Chapo el todopoderoso cártel de Sinaloa será entregado esta tarde por Estados Unidos a las autoridades mexicanas tras haber cumplido nueve años de cárcel. Ahora es el turno de su país de decidir qué hacer con esta sombra del pasado: dejarle ir y correr el riesgo de que vuelva a dinamitar México, o buscarle una causa para encerrarle de nuevo. Mientras se toma la decisión, El Gobierno ha decidido mantenerle en un penal federal.
El mundo que espera a El Güero Palma ha cambiado algo desde su detención en 1995. Su compañero de fatigas, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, vuelve a estar encerrado, pero esta vez es casi imposible que no acabe, como él, en una cárcel estadounidense. Y el cártel de Sinaloa, aunque mantiene la primacía, vive arrinconado en sus feudos por las continuas embestidas de las tropas federales. Pese a este deterioro, la posibilidad de que El Güero Palma vuelva a las andadas es grande.
El juez federal Larry Alan Burns, del Distrito Sur de California, alertó el año pasado, en respuesta a una petición de su defensa de acortar la pena, que el reo seguía siendo un narco altamente peligroso y que “podía sentir la tentación de reiniciar sus operaciones”. Este temor ha desencadenado en la Procuraduría General de México una frenética búsqueda de expedientes judiciales para volver a encarcelarle. Si las autoridades mexicanas lo logran, todo quedará resuelto y simplemente dará comienzo un nuevo capítulo de su biografía carcelaria. En caso contrario, quedará libre y seguramente su rastro se pierda en el mundo de las sombras.
Oscuro, solitario y tenaz, los test psicológicos le muestran como un ser de escasa empatía social y altísima capacidad criminal.
Del Güero Palma se ha escrito todo y nada. Todo, porque su historia de sangre y venganza, con sus hijos arrojados por un puente y la cabeza de su mujer servida por sus enemigos, ya forma parte de la leyenda negra de México. Y nada, porque durante los años que penó en las cárceles de Estados Unidos nadie logró, según los informes penitenciarios, romper el círculo de su odio. Oscuro, solitario y tenaz, los exámenes psicológicos lo muestran como un ser de escasa empatía social y altísima capacidad criminal. Una bestia abandonada que desde su extradición en 2007 se ha resistido a abrir el pozo de sus recuerdos, pero que ha mostrado la inteligencia suficiente para lograr un sospechoso pacto que le redujo la condena a sólo 16 años y amoldarse luego a las más severas prisiones y conseguir hasta una reducción de pena por buena conducta.
Han sido años de hierro que han hecho mella en su salud. Su visión es crepusuclar, ha perdido dientes, y padece una dolorosa hernia inguinal. Nada extraño si se tiene en cuenta que entre las cárceles que Palma Salazar fatigó, figura la de máxima seguridad de ADX, en Florence (Colorado), un rompehombres donde van a parar los mayores criminales del planeta, como Unabomber o Zacarias Moussaoui. Allí, encerrado 23 horas al día en una celda de 7,5 metros cuadrados, sufrió los estragos de la soledad y posiblemente también tuvo tiempo para repasar su pasado. El del pequeño ladrón de coches que junto a su gran amigo Joaquín Guzmán Loera tejió una red de complicidades que le permitió crear y dirigir la que iba a ser la organización criminal más poderosa del planeta, el cártel de Sinaloa.
El Güero enloqueció. El tamaño de su venganza nunca ha podido ser medido
El entramado nació en 1989, cuando el hombre que había amamantado a esas dos fieras, Miguel Ángel Félix Gallardo, el mentor de los grandes capos mexicanos, cayó apresado por la tortura y muerte del agente antinarcóticos estadounidenses Enrique Salazar Camarena. Fue entonces cuando, liberados de la sombra de El Padrino, ambos amigos decidieron navegar por su cuenta. Algo que en el mundo del narco no queda muy lejos de la guerra. El enfrentamiento con sus más próximos rivales, los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana, desató una espiral de violencia que hizo temblar a México. Las matanzas y decapitaciones se sucedieron. La muerte llamó a la muerte. Y El Güero Palma sintió en su propia médula el tacto del mal.
En pleno combate, los Arellano Félix infiltraron a un agente en las filas del cártel de Sinaloa. Era el venezolano Rafael Clavel Moreno. El enviado, tras ganarse a la hermana de El Güero, logró seducir a su esposa, Guadalupe Leija Serrano, y llevarla a San Francisco. Allí la mató y, dentro de un pequeño refrigerador, envió la cabeza a su marido. Dos semanas después, sus dos hijos, de cuatro y cinco años, fueron arrojados por el puente de la Concordia en Venezuela. Hay crónicas que asegura que a Palma Salazar le entregaron un vídeo con la lenta caída de sus pequeños.
El Güero enloqueció. El tamaño de su venganza nunca ha podido ser medido. A tiros y cuchilladas, cayeron Clavel, sus hijos y sus cómplices; cuatro miembros de la familia de los Arellano Félix y su abogado fueron asesinados; decenas de cruces marcaron un camino del que El Güero salió convertido en uno de los narcos más despiadados del país. Un lustro turbulento se abrió a su paso. Se le atribuyeron la muerte de la indomable activista Norma Corona y el ametrallamiento de la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, donde la madrugada del 8 de noviembre de 1992 envió a 50 hombres con rifles de asalto y placas de policía federal para matar a los hermanos Arellano Félix. No tuvo éxito, pero en ocho minutos, quedaron seis muertos y mil casquillos en el suelo. También se le vinculó en mayo de 1993 con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en un tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara. Esta muerte, nunca aclarada, desencadenó una fulminante respuesta gubernamental que acabó con la captura de El Chapo.
Al ser capturado, El Güero Palma yacía malherido en la cama. A su lado tenía un Colt 38 con esmeraldas en las cachas y la figura de una palmera sobre fondo de brillantes.
Encarcelado su amigo, El Güero tocó la cúspide. Durante dos años, junto con el legendario y nunca detenido Mayo Zambada, reinó en el universo del narco. Un trono que perdió en junio de 1995, cuando el avión que le llevaba a una boda en Toluca sufrió una abrupta caída tras quedarse sin combustible. Al ser capturado, El Güero Palma yacía malherido en la cama. A su lado tenía un Colt 38 con esmeraldas en las cachas y la figura de una palmera sobre fondo de brillantes.
Tras pasar 12 años en prisiones mexicanas, en 2007 fue extraditado a Estados Unidos. Los documentos demuestran que logró un pacto para reducir su condena a 16 años. Un buen trato que nadie alcanza a saber qué coste tuvo para él. Ni los enemigos que le ha podido deparar al otro lado de la ley. Ese lugar que tan bien conoce El Güero Palma.
AMN.MX/fm
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