Francisco Gómez Maza
• Está cerrando el año entre el odio y el fanatismo
• Con todo, arropa a los mexicanos, la esperanza
A punto de fenecer otro año de sinsabores y claroscuros en la vida del mundo. Para todos, un año menos. Un lapso de tiempo que no nos deja bien parados. Tenemos muchos números rojos en muchos lados (economía, inseguridad, delincuencia, asesinatos comunes, feminicidios etc).
No obstante, nos arropa la esperanza de un mundo mejor, a pesar de los tragos con sabor a acíbar que las mayorías bebieron (bebimos) en los últimos 40 años de vida republicana, de capitalismo salvaje y de casino. (Las clases dominantes, por supuesto, ni se enteraron de este calvario de los trabajadores. Ellas fueron las que lo causaron.)
Y hasta lo último: Concluye 2019, soportando un conflicto creado por las sinrazones de un grupo de golpistas que destruyó la democracia en el Estado Plurinacional de Bolivia y ahora pretende acabar con la amistad de los bolivianos con los gobiernos de España y México, acusándolos de ser autores de una conjura socialista en su contra. Los Fox, los Calderón, que quisieran dar un golpe a la democracia mexicana obviamente que apoyaron a los golpistas bolivianos.
Un conflicto porque el gobierno de México retomó su doctrina del derecho asilo; protegió al derrocado presidente constitucional de aquel país, otorgándole el legal y legítimo asilo político, y dio abrigo, en el local de su embajada en La Paz, la capital de Bolivia, a un grupo de funcionarios del gobierno del presidente Evo Morales, que por cierto causa escozor en la piel del grupo de defensores (mexicanos) del modelo capitalista. Que sufren día y noche porque no pueden ver ni en pintura a “López”, a “Lopitos”.
Aún más: la cabeza del grupo de la oligarquía boliviana, que se apoderó de la presidencia del Estado con el apoyo de la soldadesca, después de hostigar y acosar a la representación diplomática mexicana en La Paz, declaró persona non grata a la embajadora mexicana, María Teresa Mercado, y la expulsó del país. (Hizo otro tanto con un grupo de diplomáticos españoles.) Quedó, bajo la protección mexicana, en la embajada disminuida (pero los golpistas no pueden allanar la embajada, protegida por la inmunidad diplomática de que gozan todas las embajadas en el mundo), un grupo de bolivianos, del gobierno de Morales, perseguidos por el gobierno de facto.
Mientras tanto, el gobierno mexicano, emanado de las urnas, enfrentó (y seguirá enfrentando) el odio irracional del grupo defensor de la oligarquía criolla. De quienes quisieran, de quienes sueñan, que estalle una rebelión militar, que derroque y encarcele, o asesine al presidente de la república.
En septiembre último, el ex presidente Vicente Fox dijo a los jóvenes panistas que había llegado el momento de “darle en la madre” a la Cuarta Transformación, porque este gobierno (el de AMLO) estaba muy “engreído, como se dice en el rancho; estaba muy soberbio “este falso profeta, que piensa que tiene la razón en todo”, refiriéndose al presidente.
El país, “no es de Morena ni requiere de la Cuarta Transformación”, declaró el empresario, y sostuvo que “sí requiere del humanismo y de la sabiduría política de Acción Nacional”, no obstante que su partido quedó muy lejos de Morena, el ahora partido gobernante.
Entre las cosas positivas que alivian la situación de los mexicanos está la economía, aunque no satisface los instintos del capitalismo, que no puede entender que un crecimiento del producto que no beneficia a todos, revela una economía fallida: estabilidad cambiaria, baja inflación, extraordinarios incrementos de los salarios mínimos. Y un trabajo de hormiga para investigar a ex funcionarios enriquecidos a cargo del Erario, y no sólo cómplices sino miembros de los cárteles del narcotráfico, como el propanista Genaro García Luna.
Yo digo, a contracorriente de colegas amigos que están seguros de lo contrario, que, con todos los pesares, los mexicanos están en su momento. Y también las clases dominantes.
Aunque mueran de miedo.