HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
El abasto de medicinas, el robo de las mismas sa y el tráfico de órganos en el sector salud, ha sido el gran botín de políticos, desde hace muchos años, al que no estuvieron ajenos o siguen estando, empresarios del ramo favorecidos por la administración en turno. Todo un cochinero en torno a la salud de los mexicanos.
En el sexenio de José López Portillo, los grandes beneficiarios fueron los miembros de la Familia González Torres, el bailarín, Jorge, padre del Niño Verde a quien heredó el PVEM, dueño de las farmacias El Fénix y su hermano, el llamado “doctor Simi”, ahora dueño de la franquicia Similares. Su relación con el entonces secretario de Salud, Emilio Martínez Manatou, suegro del primero les dio la oportunidad de hacer millonarios negocios al amparo del poder.
A su paso por el Seguro Social, Emilio Gamboa se dio cuenta del gran negocio que significaba el abasto de medicamentos para esa institución y de inmediato se apoderó del mismo, que manejó y seguía manejando a través de quien fue su hombre de confianza, Arturo Morales Portas, el actual presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Farmacéuticos, desde donde se maginifica el desabasto de medicinas en los hospitales de la Secrtaría de Salud, y ¿saben por qué? Porque no podrán medrar más con la salud de los mexicanos.
En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE, no se canraron mal las rancheras. En el 2010, la doctora Virgina Guadalupe Jiménez, entonces coordinadora de Medicina Interna del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE le contó al que esto escribe todas las anomalías que registró en sus casi 30 años al servicio de esa unidad hospitalaria. Después lo denunció en conferencia de prensa.
La doctora Jiménez denunció el robo de medicinas, no aspirinas, sino las de más valor como las oncológicas Rituximab que cuesta nadamenos que la módica cantidad de 60 mil pesos y el Infliximab cuyo costo en aquellas fechas era de 15 mil pesos. La doctora Jiménez no se quedó en la denuncia, sino que dio a conocer los nombres de la doctora Ferdra Irazoque Palazuelos, protegida del entonces director del 20 de Noviembre, Rafael Navarro Meneses. Esto sucedió durante la administración, al frente del ISSSTE del veracruzano Miguel Ángel Yúnez Linares y el presidente de México era Felipe Calderón, que como en el caso de García Luna tampoco se enteró.
La mecionada doctora no se quedó allí, también dio a conocer otras irregularidades como el tráfico de órganos y las maniobras para saltar a quienes estaban en primer lugar para el trasplante de órganos, inclusive sin ser derechohabientes. Las denuncias fueron presentadas ante la representante del Ministerio Público Federal en la Mesa XVII de la Ciudad de México y la respuesta fue su despido, además de amenazas de muerte.
Ingenuo será el presidente Andrés Manuel López Obrador sí piensa que con sólo denunciar la corrupción en los hospitales, en las conferencias mañaneras se acabará el problema, el sector salud es un cochinero y como decía Cantinflas en una de sus clásicas películas: para barrer esas escaleras van a faltar escobas.
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