En Grecia era Higia; en Roma, Salus, diosas de la salud, la curación y la limpieza. Basados en que estas culturas son las raíces de la civilización occidental, en México debido a una acción alienadora, hemos olvidado que tenemos una herencia enorme en relación a la limpieza, curación y salud.
La civilización Azteca tenía una farmacopea tan maravillosa como extensa que hasta hoy sigue maravillando a investigadores sin dejar de contribuir a la medicina o tratamientos actuales. Basta recordar el fenómeno del Tepezcohuite, de la raíz náhuatl (tepezcuahitl) y sus bondades sanadoras que apenas a mediados del siglo XX comenzó a comercializarse; en el caso de la salud sus sistemas de salud universal, sus hospitales para ancianos y el sistema de cuarentena, son precursores de la práctica en la salud pública actual.
De manera que en México no debería sorprender que haya un gobierno que quiera recuperar esa tradición y entregar al pueblo un sistema de salud efectivo y gratuito. Si bien gobiernos pasados hicieron todo el intento por privatizar y querer hacer pensar al pueblo que la salud es un lujo que solo debería ser accesible a unos cuantos, el no saber de su propia historia evitaba que se percataran que su acto de traición nunca iba a tener éxito: lo que viene en la raíz de un pueblo como el nuestro tarde o temprano vuelve a florecer.
No puedo decir que me alegra, pues se pierden de trabajo, pero cada vez que cierra una farmacia o una casa de empeño, mi orgullo mexicano encuentra un poco de reposo, no sé si ustedes lo notaban: pero a cada cuadra había ya o una farmacia o una casa de empeño, sin importar la ciudad del país en que te encontraras, y esa solo puede ser una señal: nos convertíamos en un país de enfermos y pobres, las reglas de mercado no mienten, si una oferta crece es porque así es la demanda.
En la conferencia mañanera el Presidente Andrés Manuel López presentó las cifras requeridas en cuestiones de salud para un país según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo a esta organización debe haber en promedio 18 camas y 27 médicos por cada 10,000 habitantes. Pues bien, en México, hasta el año 2018, contábamos con solo 8 camas y 17 médicos por cada 10,000 habitantes, lo que nos muestra el rezago que tenemos en esas áreas y por lo mismo, el reto que la 4T tiene para llegar a las cifras mínimas requeridas.
Para atacar cualquier mal hay que comenzar por un diagnóstico y ese es el que nos presentaron, no sé ustedes, pero en mi casi medio siglo de vida no recuerdo otro gobierno que nos lo haya informado, así que, me parece, es un buen comienzo. Y el echar a andar clínicas que estaban abandonas, que nada más habían inaugurado en el pasado para la foto pero eran cascarones, ya es otra buena señal. También lo de las compras consolidadas poco a poco está demostrando que está siendo una buena medida para ahorros y acceso a mejores medicamentos.
De manera que nadie los engañe: ni la salud gratuita no es un imposible ni exclusiva de otros países, antes que en esos países soñaran siquiera con baños, aquí ya teníamos hospitales. Claro, eso cuesta, los franceses, por ejemplo, pagan altos índices de impuestos de los cuales un gran porcentaje va para el sector salud pero tienen uno de los mejores del mundo y sin importar nivel social todos tienen acceso al mismo.
Así que recordemos también que nosotros tenemos nuestros dioses de la salud como Ixtiotl o Xochipilli y podemos tener un servicio de salud universal mexicano de calidad.
Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinan.