Emilio Trinidad Zaldivar
Intolerante a la crítica sensata, sustentada en la razón y la verdad -porque los hechos así lo demuestran-, Miguel Barbosa reacciona mal, equivocadamente, a las declaraciones hechas por su ex secretario general de gobierno, el diputado federal Fernando Manzanilla, quien en ejercicio de su derecho y libertad de opinar se atrevió a comentar con el periodista Rodolfo Ruiz, que en el actual gobierno estatal, la impericia política, la falta de experiencia y la intriga, son la marca de la casa.
Como respuesta a esas expresiones, el gobernador ordenó se le hiciera una auditoría a la gestión que Manzanilla Prieto encabezó como segundo de abordo del gobierno estatal.
Para nadie es un secreto que su gabinete está formado en su mayoría por improvisados, por cuotas y cuates, ajenos al servicio público o de quinta categoría en el mismo.
La gestión de Miguel Barbosa empezó dando tumbos y parece que así seguirá. El desorden y las discrepancias son cotidianas. No tiene pies ni cabeza. Su conducta, su actitud majadera, a lo único que va a llevar al gobierno será al fracaso.
El partido Morena en Puebla está como a nivel nacional lo tiene la confrontación entre Yeidkol Polensky, Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas Díaz Durán, que traen las banderas de guerra a todo lo que da, anulando cualquier posibilidad de acuerdos.
Lo mismo sucederá en la entidad, cuando arrecien las diferencias entre Miguel Barbosa, Alejandro Armenta, Fernando Manzanilla y Claudia Rivera Vivanco, que en la disputa por la alcaldía de la capital poblana, las diputaciones locales y federales, harán que el movimiento de Morena, sea un campo de batalla para una guerra sin cuartel.
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