Francisco Gómez Maza
• Es el negocio de la simulación
• El trabajador sin ningún derecho
Subcontratación laboral, tercerización, o como dicen los gringos, outsourcing, es un modelo de negocio transa, tramposo, tan veterano como la avaricia de mucha gente dedicada a la producción, distribución, comercio de bienes y servicios. La empresa contrata sin ninguna obligación con el trabajador. Este trabajador no existe.
Recuerdo muy bien que la empresa que editaba el periódico diario para el que yo trabajé una buena temporada de mi vida, en algún momento, intentó obligar a sus empleados a contratarse con otra entidad empresarial, que venía resultando una empresa fantasma. Y todo para evadir el pago de las obligaciones fiscales, el pago de prestaciones sociales a los trabajadores, la evasión del pago del seguro social, entre otros.
Los trabajadores de aquel periódico se mostraron inconformes y prefirieron renunciar a su puesto de trabajo. En el grupo iban connotados, por excelentes, periodistas, que no se prestaron a ser cómplices de la empresa. El outsourcing en realidad representaba un robo legal a los ingresos de los periodistas y un robo al Erario. Los trabajadores se quedaban sin derechos laborales.
Las empresas, con el outsourcing, simulan que no existe una relación laboral con sus empleados, para evadir sus obligaciones para con el fisco y el seguro social, lo cual afecta, en este momento, a unos 8 millones de trabajadores en México. Ocho millones de trabajadores que se multiplican por su familia.
De acuerdo con sus defensores y promotores, el outsourcing ha ganado peso en las startups y pequeñas empresas que, debido a una mayor escasez de recursos, prefieren apostar por métodos más flexibles de trabajo.
Cada vez son más los negocios que apuestan por externalizar servicios y tareas que de otro modo resultarían más caras para los recursos humanos de la empresa. Así, se trabaja por la facturación de paquetes de horas o proyectos, en puesto de optar por contratar a nuevos profesionales en plantilla que aumenten los gastos para el negocio.
Dicen sus promotores que, aunque a priori pueda parecer una medida que perjudica el empleo, la realidad es que, a través del outsourcing, son muchos los profesionales que trabajan de forma independiente, pudiendo reorganizar mejor su estilo de vida sin necesidad de prescindir de unas horas de trabajo mínimas. Además, la flexibilidad que brinda la externalización a los profesionales que apuestan por este método es otro de los detalles a tener en cuenta a la hora de decidir implementar un sistema de subcontratación en el negocio. Bueno esto lo dicen los defensores y promotores de la tercerización.
La característica principal del outsourcing es el ahorro económico que supone disponer de un profesional externo, en puesto de uno interno que conlleve gastos de Seguridad Social y mantenimiento de personal para la empresa. Generalmente, se establece la relación laboral marcada por un contrato de outsourcing, que definirá las cláusulas de entrega, los periodos de pago y los plazos de finalización del trabajo.
Aunque muchas empresas tienen miedo de desarrollar este tipo de contratos, firmarlo por ambas partes es muy importante para evitar posibles problemas o malentendidos durante el desarrollo del proyecto.
Siguiendo la línea anterior, el contrato debe incluir una cláusula de confidencialidad si se va a trabajar con datos de clientes externos, para proteger su identidad y evitar competencia desleal por parte del profesional externalizado.
Pero el objetivo principal del outsourcing consiste en ahorrar costos de personal en Seguridad Social y en mantenimiento de nóminas. La contabilidad se simplifica y se limita a la facturación de ingresos y gastos por los servicios profesionales recibidos. O sea que, para un trabajador contratado por una empresa de subcontratación, no goza de los derechos laborales que marca la Constitución Política.
Las 22 empresas, que conformaban el sector de capital humano que prestan servicio de outsourcing, enfrentaban, el año pasado, competencia desleal de 900 simuladoras que usaban (y usan) este modelo para evadir al fisco, al IMSS y al Infonavit. Las evasoras cobraban más barato por sus servicios de tercerización o subcontratación de personal, pero obtenían (y obtienen) grandes ganancias.
El presidente de la Comisión del Trabajo y Previsión Social del Senado, Napoleón Gómez Urrutia, acaba de aclarar que el llamado outsourcing o subcontratación laboral no desaparecerá como tal, sino que se regulará en la legislación reglamentaria para evitar que las empresas simulen que no existe una relación laboral para evadir el pago de impuestos y sus contribuciones al Seguro Social.