Francisco Gómez Maza
• Se va la vida y sigue la muerte dando
• ¿Puras promesas y puras vergüenzas?
Está yéndose la vida; está yéndose el sexenio que las mayorías esperaban, y no cambian las cosas que tienen que cambiar:
La violencia continúa viento en popa a toda vela; los asesinatos, a diario; los llamados feminicidios (asesinatos de odio). Llenan de ira a mucha gente.
Durante su campaña de muchos años para la presidencia de la república, López Obrador prometió y prometió todo, sin medida.
Todo cambiaría siendo él el presidente: la corrupción, la impunidad, la simulación, el cinismo. Pero no cambia mucho. Que esperemos. Pero si hemos esperado en toda la dolorosa historia de este país. Los únicos que han ganado son las clases dominantes.
Y yo me decía para mis adentros: por qué prometes, Andrés, y por qué prometes lo que no podrás cumplir. Eso de prometer como tú lo haces es un engaño, como eso de regalarle dinero a los pobres, que mucho mejor sería crear fuentes de empleo y contratarlos para que sean productivos y productores. Y así no se coman el PIB, sino que contribuyan a aumentarlo.
Pero lo que más duele de lo que duele México a los ciudadanos que van por la vida, dándose cuenta de todo lo que ocurre y de todo lo que ellos hacen o no hacen, es la violencia que gente, digo yo que perversa (hay un debate en torno de si son malos o están enfermos), perpetra con odio en contra de mujeres y mujeres cercanas a ellos, tanto que a veces siento la rabia que expresan las que protestan, destruyendo todo lo que hallan a su paso, durante las manifestaciones callejeras; esas mujeres que, a veces creo que son pagadas, que van encapuchadas escondiendo su belleza y estallando su rabia. Que si pudieran incendiaban las Ciudades, como dicen que hizo Nerón con la mitad de Roma.
Esas muertes, los feminicidios, producto del odio, que en tiempos idos también ocurrieron, oscurecen el horizonte de un proyecto de gobierno que prometía a los mexicanos un cambio profundo, claman venganza de un Estado fuerte que aún no se concreta con López Obrador. Y la gente dolida no acusa a los asesinos, sino que condena al “gobierno asesino”. Se vale la acusación, porque el gobierno está obligado a perseguir a los delincuentes, aprehenderlos y llevarlos a juicio y a prevenir los asesinatos.
El 30 de noviembre del año de 2018, víspera de la toma de posesión de López Obrador, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó que, en los primeros cinco años (entre 2012 y 2017), el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF) registró 12 mil 796 asesinatos de mujeres, de los cuales sólo en el 22 por ciento de los casos se iniciaron investigaciones como feminicidio. Y en lo que iba del 2018 se habían contabilizado 625 víctimas, lo que significaba un crecimiento de 10 por ciento en comparación con lo registrado en los primeros nueve meses del año 2017, cuando se registraron 568 víctimas, según el Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Dejaba entonces el sexenio de Peña el peor contexto de violencia contra las mujeres.
Durante el sexenio de la corrupción y la impunidad, la simulación y el cinismo (EPN, la tendencia del feminicidio fue creciendo año con año. Entre los primeros nueve meses de cada año, de 2015 a 2016, aumentó 49.4 por ciento; de 2015 a 2017 creció 24 por ciento, y de 2017 a 2018 subió 10.9 por ciento.
De acuerdo con el Observatorio (OCNF), el 40 por ciento de las víctimas, de 2014 a 2017, tenían entre 21 y 30 años de edad y, en el 70 por ciento de los casos, las mujeres fueron asesinadas en el ámbito público. Las causas de muerte documentadas fueron: golpes, estrangulamiento, asfixia, quemaduras, envenenamiento, mutilación, agresiones con armas de fuego, entre otras.
Y la situación no ha cambiado, como no han cambiado muchas cosas, a pesar de las promesas de campaña del fundador de Morena. (Para qué hizo tantas promesas en temas que son absolutamente imposibles de cumplirle a la gente): En los primeros 12 meses de López Obrador se registraron mil 60 feminicidios en todo el país; 976 en 2019, destacándose Veracruz con más delitos de este tipo, con 157.